Bajo el nombre de Afectados por el Rastro de Santa Cruz, ha nacido una nueva asociación, cuyo principal objetivo es que el mercadillo no regrese a su ubicación original, la de la calle José Manuel Guimerá y adyacentes. Y es que este conjunto de vecinos, la mayoría con viviendas en la zona, defienden que con el traslado del Rastro, obligado por la pandemia, “se libró a todos los vecinos de domingos ruidosos”, un día de descanso que para ellos “suponía no encontrar dónde estacionar desde la tarde del sábado, no poder salir el domingo por la mañana o ruidos desde las cinco de la mañana hasta la finalización del mismo, sobre las dos de la tarde, además de comerciantes oponiéndose a las tareas de limpieza y de retirada del balizamiento municipal hasta las 20.00 o 21.00 horas, en las que debe imperar el silencio para descansar, escuchándose vehículos de limpieza y recogida de balizamiento haciendo ruido derivado de su envergadura”.
Para estos vecinos, la nueva ubicación, que aseguran solo dista una calle con respecto al último puesto de José Manuel Guimerá, “no ha supuesto un descalabro económico para los comerciantes”. Critican que la vuelta del Rastro a su ubicación original, algo a lo que se comprometió el Ayuntamiento con los vendedores para que aceptaran el traslado, se haga sin consensuarlo con los vecinos de la zona, los principales afectados, defienden, de la actividad desarrollada por el mercadillo.
Aclaran que no están en contra del Rastro, que creen que “debe seguir haciendo historia en la ciudad”, pero entienden que eso se puede hacer “sin suponer un perjuicio para nadie”.