día de la virgen de candelaria

Lágrimas y emoción en el reencuentro de la Patrona con sus fieles

Candelaria vive hoy el día grande de las fiestas con 100.000 peregrinos
la Patrona
Foto: Fran Pallero

La denominada Ceremonia de los Guanches volvió a ser representada ayer tres años después -tras la larga pandemia-, como cada 14 de agosto, en la plaza de la Patrona de Canarias cuando comenzaba a caer el sol y amainaba la brisa marina. Una ceremonia que bien podría ser el germen de la devoción que los canarios sienten por la Morenita, como fuente de cristiandad, pero también de identidad canaria.

La plaza acogió a varios miles de devotos que asistieron a la representación del Hallazgo de la Virgen de Candelaria, ceremonia cuyo origen se remonta a hace más de 250 años, y que lleva a cabo desde entonces el colectivo de los Guanches de Candelaria, en el que ayer se echó en falta a Néstor Castro, fallecido a los 60 años en 2021, quien representaba al guanche que lanzaba la piedra a la talla encontrada en Chimisay. Su hermano Ruymán hizo ese papel, mientras su otro hermano, Aníbal, siguió representando el guanche del cuchillo y Toño hizo como casi siempre de rey. Todos ellos proceden del pueblo de Malpaís de Candelaria.

No todos los historiadores están de acuerdo sobre el lugar y fecha de aparición de la imagen de la Virgen de Candelaria. No obstante, la mayoría coincide con el primer cronista de la Virgen, fray Alonso de Espinosa, en que la venerada imagen fue descubierta entre 1392 y 1445 sobre una pequeña roca que emergía de la arena en la playa de Chimisay (hoy El Socorro), en la costa de Güímar, de donde fue llevada luego al Auchón del Mencey Acaymo en Chinguaro y, posteriormente, a la cueva de Achbinico, en Candelaria, localidad en la que permanecerá, pese a los intentos del clero lagunero para llevársela a la capital entonces de Tenerife, según cuenta el cronista oficial de la Villa Mariana, Octavio Rodríguez Delgado.

Ante un numeroso público, formado por la vecindad del municipio, por turistas y sobre todo por los peregrinos que han llegado a la Villa desde diferentes rincones de Canarias, el colectivo de los Guanches de Candelaria representó el hallazgo, narrado por el actor José Luis de Madariaga, quien puso la voz al texto del guion elaborado por Octavio Rodríguez, basado en el relato sobre la aparición de la Virgen de fray Alonso de Espinosa, publicado a fines del siglo XVI, concretamente en 1594.

El colectivo Guanches de Candelaria, compuesto por más de un centenar de mujeres y hombres, mayores y niños, lleva a cabo esta labor desinteresada, suponiendo un gran impulso al conocimiento de la cultura popular canaria y del pueblo guanche, lo que les llevó a recibir en 2008 la Medalla de Oro de la Villa y hayan sido propuestos al Cabildo para ser BIC junto al colectivo de Guanches de la Virgen de El Socorro.

La representación narra el hallazgo por dos pastores guanches de la imagen de una mujer con un niño en brazos sobre una roca, cuando se disponían a llevar al ganado hasta la orilla del mar. Estando prohibido hablar con mujer en un lugar desierto, los pastores hacen señas para que se aparte, pero la mujer permanece inmóvil sin responder a sus requerimientos.

Uno de los pastores trata de lanzarle una piedra y su brazo se queda yerto. El otro pastor intenta herirla con su tabona (cuchillo), aunque, ante su asombro, se hiere a sí mismo. Extrañados van a buscar al mencey de Güímar, de quienes eran vasallos. Los dos pastores cuentan al mencey Acaymo los hechos, mostrando sus brazos yertos como prueba.

El mencey, acompañado de parte de su pueblo, decide bajar de Chinguaro a Chimisay para comprobar lo que le contaban, quedando asombrado de la majestuosidad de la imagen. Pese a intentar comunicarse, no responde. Decide entonces trasladarla a su cueva de Chinguaro y le dice a los dos pastores que la encontraron que la carguen hasta allí, y cuando la tocan quedan sanados de sus heridas, relata la historia, aunque para otros se trate de una leyenda.

Llenos de júbilo por el hallazgo y el milagro presenciado, los guanches saltan con sus lanzas y tocan los bucios en honor a la imagen que llamarán Chaxiraxi, que permanecerá en Chinguaro hasta la conquista final de la isla de Tenerife, cuando es trasladada a Candelaria, a la cueva de Achbinico.

Derecho a portarla

Tras el denominado Pleito de los Naturales, que duró varios años, los guanches cristianizados mantienen desde 1601 el derecho a portear a la Virgen, privilegio que han mantenido hasta ahora y del que emana la enorme devoción que Tenerife siente por Candelaria, por Chaxiraxi. Así, ayer, los guanches fueron quienes portaron la imagen hasta el exterior de la basílica y quienes, tras la representación, encabezaron la procesión llevando el carro de la Virgen.

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