Originarios de Australia, los árboles de macadamia, que dan el delicioso y conocido fruto seco de la nuez de macadamia, se cultivan en la actualidad en varios lugares del mundo, como Brasil, Costa Rica, Hawai y Nueva Zelanda. Estos pertenecen a la familia de plantas Proteaceae y pueden alcanzar hasta 12 metros de altura. Las hojas son elípticas y generalmente están dispuestas en verticilos de tres a seis. Las flores son delgadas y miden alrededor de veinticinco centímetros de largo.
En su momento, los aborígenes australianos llamaron a estos árboles ‘Kindal Kindal’. Un nombre que desaparecería paulatinamente con la llegada de los colonos británicos, que le dieron el nuevo como homenaje al Dr. John Macadam, un célebre químico y político australiano nacido en Escocia.
En apariencia, estas nueces son extremadamente duras y leñosas, tienen un ápice puntiagudo y contienen una o dos semillas. No obstante, este fruto seco tiene un sabor sutil a mantequilla y una textura cremosa. Una de sus principales características es su alto contenido en grasa, más alto que el de otros alimentos más o menos similares, como las almendras, los anacardos y las nueces. Tanto es así que 50 gramos de nueces de macadamia pueden contener hasta 38 gramos de grasa.
Sin embargo, es importante resaltar que alrededor del 80% de la grasa de las nueces de macadamia es grasa monoinsaturada, que tiene beneficios para la salud. De hecho, son una de las pocas fuentes de ácido palmitoleico, es un ácido graso omega-7 del que los investigadores están empezando a descubrir nuevas propiedades y beneficios.
Al mismo tiempo, se trata de un fruto seco con un bajo índice glucémico. Sus valores nutricionales por cada 100 gramos de productos, son los siguientes: 700 calorías, 7 gramos de proteína, 12 de carbohidratos, 8 de fibra y 4 de azúcar. También contiene calcio, hierro y magnesio.
Veamos a continuación algunas de las propiedades y beneficios que podemos encontrar al incluir las nueces de macadamia en nuestra dieta.
Un fruto seco que mejora la elasticidad y apariencia de la piel
Las investigaciones han demostrado que el ácido palmitoleico, los ácidos grasos omega-7 que se encuentran en las nueces de macadamia, pueden promover la salud de la piel, las uñas y el cabello. Esto se logra gracias a su acción contra el daño oxidativo, que es uno de los principales culpables del envejecimiento de la piel, fomentando y provocando el desarrollo de nuevas células de la piel.
Además, algunas investigaciones han demostrado que este ácido graso tan poco común puede mejorar la síntesis de elastina y colágeno del cuerpo, que son proteínas que mantienen la piel joven, fuerte y reducen la apariencia y la aparición de arrugas.
Un fruto seco que puede ayudar a reducir el riesgo de enfermedades cardíacas
Las investigaciones también han revelado que los nutrientes y las grasas que se encuentran en las nueces de macadamia pueden reducir los factores de riesgo de enfermedades cardíacas.
En un estudio de 2007, los hombres con colesterol alto mostraron factores de riesgo reducidos para la enfermedad de las arterias coronarias después de comer nueces de macadamia durante cuatro semanas.
En otro artículo de revisión publicado en 2015 se encontró que el consumo de este fruto seco así como de otros de diferentes tipos, entre ellos anacardos, nueces de macadamia, nueces y almendras, reducía los triglicéridos, las lipoproteínas de baja densidad (colesterol malo) y el colesterol total.
Promueve la salud del cerebro
Las nueces de macadamia contienen un tipo de vitamina E llamada tocotrienoles. Según un estudio, este nutriente puede proteger las células cerebrales contra la toxicidad del glutamato, ya que se ha demostrado que el glutamato desempeña un papel en la enfermedad de Parkinson y la enfermedad de Alzheimer.
Otro estudio, esta vez con animales, encontró que los ácidos oleicos, una grasa monoinsaturada, en los que estas nueces son ricas, pueden desempeñar un papel en la protección del cerebro contra el estrés oxidativo.
Un fruto seco que reduce el riesgo de síndrome metabólico y diabetes
El síndrome metabólico describe un grupo de condiciones que pueden aumentar el riesgo de diabetes, accidente cerebrovascular y enfermedad cardíaca. Entre ellas, se incluyen presión arterial alta, azúcar en la sangre alta, niveles bajos de colesterol HDL, triglicéridos altos y exceso de grasa abdominal.
Las investigaciones indican que los ácidos grasos monoinsaturados, como los que se encuentran en las nueces de macadamia, pueden ayudar a reducir el riesgo de síndrome metabólico, con una especial relevancia en personas que padecen diabetes tipo 2.
Un fruto seco que ayuda a reducir los antojos de hambre
Las nueces de macadamia están repletas de fibra, proteínas y altas cantidades de grasas de calidad. Estos nutrientes desempeñan un papel en mantener la sensación de saciedad, ya que se relacionan con una reducción de la hormona del hambre, la grelina.
De esta forma, el alto contenido de grasa de las nueces de macadamia puede ayudar a evitar el hambre mejor que un cualquier otro tentempié muchos menos saludables o con menor capacidad para saciar.
Además, las proteínas y fibra que contiene no aumentan los niveles de azúcar en la sangre, por lo que será útil para evitar caídas de azúcar que pueden ocurrir si se come algo cargado de carbohidratos.
Un exceso de calorías
Si bien las nueces de macadamia tienen un alto contenido de grasas buenas, también son altas en calorías, lo que significa que su alto consumo presenta un riesgo de aumento de peso.
Su gran aporte calórico puede resultar contraproducente para las personas que deban o quieran tener cierto cuidado con este aspecto. Para lograr todos los beneficios para la salud de las nueces de macadamia, lo mejor es consumirlas con moderación, con no más de no comer más de 30 gramos al día.