El Diablo volvió a bailar en Tijarafe tras dos años de ausencia por la pandemia en un ambiente apoteósico y con intenso olor a pólvora. La plaza de Nuestra Señora de Candelaria congregó en la madrugada de ayer a numeroso público ansioso de presenciar de nuevo la danza del maligno, que el próximo año cumplirá su centenario y que constituye el número emblemático de las fiestas patronales del municipio. El espectáculo pirotécnico está declarado Bien de Interés Cultural (BIC) y Fiesta de Interés Turístico de Canarias.
La vuelta del maligno no defraudó. Aproximadamente, unas 8.500 personas volvieron a vibrar con la Danza del Diablo. Sin incidentes destacados, todo transcurrió con normalidad, gracias al dispositivo de seguridad. Tras la danza, el Ayuntamiento de Tijarafe puso a disposición de los asistentes un servicio especial y gratuito de guaguas, que, junto al refuerzo del servicio de taxis, permitió un regreso a casa seguro.
En torno a las 03.30 horas, la emoción embargó a los asistentes al recibir al son del tiritititi a un Diablo que danzaría, acompañado de gigantes y cabezudos y cargado con unos 100 kilos de peso, entre armazón y pirotecnia, durante aproximadamente 25 minutos, llenando el pueblo de Tijarafe de luz y color.
La tradicional celebración de la eucaristía en honor a Nuestra Señora de la Virgen de la Candelaria puso ayer el punto y final a las fiestas patronales de este año 2022 en el pueblo de Tijarafe.