aniversario de la erupciÓn de la palma

La comunidad educativa del Valle de Aridane resurge de las cenizas

Los CEIP Todoque, Los Campitos y La Laguna, engullidos por la lava, afrontan este curso escolar con ilusión y la esperanza de volver a tener un centro propio
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Primero fue el CEIP Los Campitos, luego el de Todoque y finalmente el de La Laguna. Ninguno de los tres sobrevivió a la erupción volcánica y tuvieron que volver a empezar. Lo hicieron alejados de su ambiente, en otras instalaciones, con mucho esfuerzo y la colaboración de toda España. No les quedó otra opción que ilusionarse y reinventarse, porque lo más importante era que los más pequeños pudieran regresar a las aulas y recuperar poco a poco la normalidad que les arrebató el volcán.

Consiguieron este objetivo, lograron resurgir de las cenizas, terminar el curso escolar y han comenzado el 2022-2023 unidos, con muchas ganas y la ilusión de volver a contar con un colegio propio.

Los CEIP Los Campitos y Todoque, dos escuelas unitarias con solo dos unidades cada una, comparten desde el año pasado el mismo espacio: el centro Princesa Acerina, en donde se ubicaba la escuela de música del Cabildo de La Palma, y que esta semana recibió la visita de la reina Letizia. A ellos también se ha sumado el CEIP María Milagros Acosta de Puerto Naos, al que sus alumnos y docentes no pueden regresar debido a la presencia de gases tóxicos de origen volcánico y por eso imparten allí las clases.

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“Al principio fue muy complicado crear los nuevos espacios, reunir mobiliario, libros, organizarse, y ahora, casi un año después, parece que es un centro de toda la vida, que los tres colegios somos uno. Hay muy buenas relaciones personales, los chicos están integrados y el lugar tiene alma”, subraya la directora del CEIP Todoque, Alicia Martín.

Alicia comparte una misma aula con sus homólogas del CEIP Los Campitos y María Milagros Acosta, Ángeles Pérez Díaz y Nieves Rosa Rodríguez, respectivamente.

No tienen salón de actos ni biblioteca. Sin embargo, no se quejan. Los estudiantes cuentan con transporte con varias rutas, hay recogida temprana y tardía, servicio de comedor y apoyo escolar por las tardes. “Respecto a los servicios estamos muy bien, pero seguimos sin identidad, sin ese espíritu de la escuela unitaria, en plena naturaleza”, apunta Ángeles Pérez.

El CEIP Los Campitos sigue a la espera de que algún día le construyan un nuevo edificio, aunque todavía no está decidido dónde y cuándo será. Lo mismo le ocurre a la comunidad educativa del CEIP Todoque, cuya directora no pierde la esperanza de recuperar “la esencia de la escuela unitaria y rural, en la que las familias llegan al centro a traer a sus hijos e hijas y se establece un vínculo muy estrecho. Ahora vienen en transporte y la mayoría, el 80% come en el comedor”.

En el Consejo Escolar Municipal les han dicho que se barajan dos ubicaciones para levantar el nuevo centro. En cualquier caso, la idea es que ambos se junten en una sola infraestructura.

El caso del CEIP de La Laguna es diferente. Fue arrasado un mes después de comenzar la erupción, en octubre de 2021. Tras ser evacuado, la mitad del colegio se dividió entre la Escuela Oficial de Idiomas y el centro sociocultural El Retamar, un espacio del Ayuntamiento de Los Llanos. El curso pasado fue muy complejo porque los docentes tenían que desplazarse constantemente pero en éste, están muchos más organizados porque durante el verano, la Consejería de Educación, a petición del claustro y de las familias, instaló unas aulas modulares en El Retamar y el colegio se ha reunificado en el mismo espacio. “No hay comparación. Las aulas modulares son bastante amplias y todo eso nos permite funcionar como un centro completo, aunque lejos de nuestro barrio”, sostiene su directora, Mónica Viña Salguero.

No obstante, igual que sus compañeras, espera que el Ayuntamiento pueda acometer determinadas actuaciones para que ceda el terreno y se pueda diseñar el nuevo colegio en La Laguna.

Les han dicho que probablemente estén allí durante dos años, porque luego hay que acometer los servicios, hacer la licitación de la obra, sacarla a concurso público “y todo eso no se hace en un día”, subraya.

Son conscientes de que mañana será un día especial. Será inevitable para algunos recordar el primer año de la erupción volcánica porque muchos de los miembros de la comunidad educativa no solo han perdido su colegio, sino también sus viviendas y parte de sus vidas que poco a poco intentan recuperar.

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