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Varias playas del sureste tinerfeño, cerradas por escorrentías y microalgas

Los vertidos de aguas negras y las multas millonarias siguen siendo la asignatura pendiente de Canarias. El 72% de los puntos de emisión al mar no están autorizados
Varias playas del sureste tinerfeño, cerradas por escorrentías y microalgas
La bandera roja ondeaba ayer en la zona central de la playa de El Médano, cerrada al baño por la contaminación producida por las escorrentías de las últimas lluvias. S. Méndez

Guste más o menos, lo cierto es que las playas de Tenerife no solo suponen un atractivo fundamental para atraer visitantes y así lograr que el sector turístico siga siendo el motor turístico de la Isla, sino que además resultan esenciales para que los residentes disfruten de las mismas en su tiempo de ocio, por no hablar de quienes encuentran en ellas un escenario idóneo para llevar a cabo actividades saludables que sirvan como terapia complementaria a sus problemas físicos o mentales.

Por ello es relevante que durante el recién finalizado primer fin de semana de septiembre, mes particularmente idóneo para disfrutar del litoral isleño, hayan coincidido los problemas detectados en playas ubicadas en términos municipales tan estratégicos para el sureste tinerfeño como son los de Candelaria y Granadilla, donde ayer permanecían activas las indicaciones de las autoridades que, en el mejor de los casos, desaconsejaban el baño en las mismas cuando no lo prohibían directamente, a la espera de que hoy se valore nuevamente el alcance de los problemas detectados, y que van desde el retorno de las llamadas microalgas, que tan tristemente célebres fueron hace un lustro en Canarias, hasta los efectos provocados por las escorrentías que arrastraron desechos hasta la costa a raíz de las lluvias originadas por una ola tropical que alcanzó el Archipiélago en días anteriores.

Candelaria

Así, fuentes del Ayuntamiento de Candelaria confirmaron anoche a este periódico que su anuncio del pasado viernes donde se desaconsejaba “el baño en las playas de Punta Larga y Los Guanches tras detectarse la presencia de microalgas en el agua” sigue vigente hasta que hoy se decida al respecto. Ya ese día este consistorio advertía que desde su área de Sanidad se realizaría “un seguimiento de la situación” y que “se comunicará en canales oficiales la evolución de estos dos enclaves”, afectados por lo que en realidad se trata de un bloom (floración) de cianobacterias, un fenómeno natural que tiene lugar en determinadas circunstancias que favorecen la multiplicación y acumulación de estos organismos planctónicos en períodos que pueden durar apenas horas, pero también días.

No se trata de algo desconocido para los canarios. Si bien los especialistas conocían de sobra estos fenómenos naturales con anterioridad, fue en el verano de 2017 cuando la población isleña en general se vio sorprendida por una inusitada multiplicación de estas floraciones que, aunque no afectan a la salud de forma extrema salvo casos excepcionales, nada bueno genera para la misma bañarse donde se producen. Por no hablar de los perjuicios que pueden provocar entre los animales, ajenos al peligro que implican.

Por ahora no consta, ni de lejos, que lo acaecido en aquel verano de hace un lustro, cuando estos blooms se repitieron en buena parte de Tenerife pero también en zonas de otras islas, pueda repetirse, pero el hecho de que el aumento de la temperatura de las aguas oceánicas y, sobre todo, la posibilidad de que estas cianobacterias se beneficien de los residuos sin tratamiento previo que por estos lares se vierten al mar desde hace décadas (parece que se comienza a poner fin a los mismos) no ayuda, precisamente, a despreocuparse sobre este respecto, ya sea para este año o en los venideros.

Granadilla

En cuanto a lo acaecido más al sur, cabe recordar que también fue el pasado viernes cuando el Ayuntamiento de Granadilla fue más allá y procedió a prohibir el baño nada menos que en zonas como Playa Grande de El Médano, así como en la de La Tejita y El Chinchorro, “debido a las escorrentías del agua de lluvia que se han producido en el día de ayer [el pasado jueves para el lector]. Entonces, el consistorio chasnero explicó que había tomado tal decisión “por precaución y en aras de garantizar las adecuadas cotas de seguridad a la población, a la espera de los resultados de los contraanálisis pertinentes”, una decisión que ayer seguía vigente. O sea, que si llueve mucho, el agua sigue bajando sin control por el Sur de Tenerife.

Canarias cuenta ahora con dos barcos preparados para recoger basura

Fue en el verano de hace ya un lustro, y aunque para cualquier canario no resultaba algo extraño ver lo que siempre se identificó como una acumulación de algas en zonas de baño, lo de 2017 se salió de lo normal. Entonces, las llamadas microalgas (en realidad floraciones extraordinarias de cianobacterias) ocuparon, día sí otro también, numerosas zonas del litoral de las Islas, especialmente en Tenerife. La coincidencia de múltiples causas como una mayor temperatura de las aguas, la calma en las mismas y, según no pocos expertos, el alimento que suponen los residuos que sin tratamiento previo se vierten al mar dieron lugar a un soberano enfado de la ciudadanía al que el Gobierno autonómico de entonces no respondió con premura, facilitando así una formidable munición a la oposición.

Al retorno de las vacaciones, el equipo presidido en aquellos años por Fernando Clavijo (Coalición Canaria) comprendió al fin que el cabreo vecinal era de época y obedecía a un problema que podría repetirse, reaccionando con la adquisición de dos buques de características exclusivas al estar dotadas de un sistema de recogida de microalgas, plásticos y microplásticos patentado por Ocean Cleaner, empresa española a las que se abonó 1,2 millones de euros por ello. Los dos barcos, llamados Mar Canario y La Graciosa, prestan servicio desde entonces, confirmaron ayer fuentes del Gobierno de Canarias.

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