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El Puertito de Adeje: caerse el alma a los pies

Mientras un grupo de ecologistas trata de impedir la construcción de un complejo hotelero, la zona permanece como una ciudad sin ley, con infraviviendas a base de chabolas, palés y viejas caravanas
El Puertito de Adeje: caerse el alma a los pies
Los activistas ecologistas se encuentran acampados para impedir las obras. DA

Hace un tiempo, en torno al medio siglo, desde Fañabé a Armeñime se sucedían las plantaciones de tomate y algunas de plátano, entre La Caleta y Alcalá se podían coger almejas. Primero llegó el turismo sanitario a Los Cristianos, luego Santiago Puig (padre e hijo) crearon Playa de Las Américas y así se fue extendiendo el turismo de masa sustituyendo las fincas e invernaderos primero con grandes edificaciones, luego con bungalows en las colinas y en los últimos años con grandes hoteles de cinco estrellas, desde Arona a Santiago del Teide, todo ello creando en la costa playas artificiales.

Entonces ni importaban los escarabajos, ni los cebadales, ni aquella ola de izquierda para los surfistas en El Camisón, ni tampoco que hubiera algún yacimiento guanche. Eran otros tiempos y todos abrazaban el progreso del sur a través de la nueva industria que empezó a imponerse en los años sesenta en toda la costa española.

Ahora, con cifras que superan los quince millones de turistas al año en Canarias, más de cinco solo en Tenerife, nos preguntamos si nuestro territorio está capacitado para seguir creciendo en camas turísticas, si todavía hay capacidad para seguir creciendo. Y todo eso bajo una conciencia ecologista que ha aumentado considerablemente en este siglo que ha supuesto además un endurecimiento de la DIA (Declaración de Impacto Ambiental) que ha dejado sin efecto proyectos como el complejo hotelero de Punta de Abona o el puerto de Fonsalía, al menos por el momento.

Sin embargo, a uno no deja de sorprender que esos mismos ecologistas no muestren su rechazo por la proliferación en la costa, en algunos casos incluso en parajes naturales de protección ambiental, de infraviviendas construidas a base de chabolas, palés o viejas caravanas, ya sea en terrenos privados o públicos, encima de laderas, en pleno barranco o justo en las playas, como ha sucedido en Arico, Granadilla, Arona o Adeje. Resulta paradójico que esos mismos ecologistas que hoy mantienen una acampada para impedir las obras del macroproyecto Cuna del Alma no digan una sola palabra de todas esas edificaciones ilegales que se observan desde el inicio de la carretera hasta la playa de El Puertito de Adeje. Una degradación del territorio de la que uno no ha oído hablar a los que se oponen a un complejo hotelero que, con la Ley en la mano, ha recibido todos los parabienes desde 2018 para construir villas y apartamentos en 400.000 metros cuadrados, con la obligación de urbanizar la zona, incluso manteniendo las 22 viviendas que actualmente existen en ese núcleo costero entre La Caleta y Callao Salvaje. No resulta extraño, por tanto, que la mayoría de los vecinos estén a favor de Cuna del Alma -el 87% según el Ayuntamiento-, aunque algunos que dicen estar en contra lo que pretende es más dinero, como los propietarios de una vieja nave de tomates justo en la entrada de la playa que impide ver toda la belleza de la misma.

El Ayuntamiento

Manuel Luis Méndez, el concejal de Urbanismo, sobre el proyecto Cuna del Alma, señala que “lo ha dicho el Gobierno de Canarias y lo ha dicho el Cabildo, no hay motivos legales para parar el proyecto. El expediente se ha hecho tal y como marcan todos los procedimientos y lleva tramitándose más de 8 años en los que ha sido supervisado y vigilado por diferentes organismos y funcionarios públicos. El Ayuntamiento de Adeje tiene el deber y la obligación de proteger la legalidad y la normativa vigente. Este proyecto ha superado todos los filtros, no solo del Ayuntamiento sino del resto de administraciones implicadas, por lo tanto no podemos actuar de manera caprichosa o irresponsables sin tener en cuenta esas circunstancias”.

Y sobre la acampada de ecologistas que tratan de paralizar las obras, solicita “tranquilidad y sosiego a las personas que están en contra del proyecto. No se puede perder el respeto ni actuar de manera desproporcionada o violenta contra una propiedad privada o contra el derecho al trabajo. Vivimos en un estado de derecho y quien no esté de acuerdo con algo tiene vías y cauces democráticos y legales para expresar su opinión y revertir la situación”.

La única voz discordante sobre el proyecto Cuna del Alma, en el Ayuntamiento de Adeje, la representa Gabriel González, concejal de Podemos, quien ha solicitado la dimisión de Manuel Luis Méndez, tras conocerse la apertura de un expediente sancionador por parte de la Dirección General de Patrimonio Cultural con una cuantía de 600.000 euros. Para González es una gravísima situación que “se veía venir de lejos”, ya que el municipio de Adeje carece de instrumentos de protección que la legislación obliga a elaborar.

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