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Las cenizas de Blas Cabrera ya descansan en La Laguna

En un sencillo y emotivo acto en el cementerio de San Luis, el padre de la física moderna española ha regresado junto a los suyos
Las cenizas de Blas Cabrera ya descansan en La Laguna
El el cementerio de San Luis, en La Laguna, fue el escenario del homenaje e inhumación de Blas Cabrera FRAN PALLERO

Las cenizas de Blas Cabrera y Felipe, padre de la física moderna española, ya reposan junto a las de su familia en el cementerio de San Luis, en La Laguna.

En un sencillo acto llevado a cabo en la mañana de hoy, sus cenizas, que habían llegado esta misma semana procedentes de México, fueron inhumadas. “Es un momento muy emotivo, son 77 años desde que murió más unos ocho años de exilio en Francia y México. Tener de vuelta al abuelo es muy emotivo”, indicaba hoy Luis Cabrera, su nieto.

Luis Yeray Gutiérrez, alcalde de La Laguna, reconocía que el sentimiento es de “felicidad inmensa” al encontrarse en un día histórico: “Que Blas Cabrera venga a su ciudad es histórico. Regresa a su casa. Lo más importante era hacer justicia. Tuvo que salir del país por la Guerra Civil y hoy, por fin, regresa”.

Blas Cabrera y Felipe (1878-1945) abandonó España a los pocos meses de estallar la Guerra Civil en 1936. Lo hizo obligado por una contienda en la que los golpistas dirigieron parte de sus esfuerzos a aniquilar a los intelectuales y científicos, como Cabrera, considerado el padre de la física moderna española por sus trabajos sobre el magnetismo. El físico ya no volvió a España y murió en México en 1945.

El científico nació en Lanzarote y pasó parte de su infancia y juventud en La Laguna, ciudad en la que también se casó y residió junto a su esposa en la calle Carrera, y en la que sigue viviendo parte de su familia, la misma que hoy estuvo presente en el cementerio lagunero.

La vuelta de Blas Cabrera a Aguere es la continuación de un camino que se inició en 2018 con la restitución de sus méritos. Como muchos otros científicos, tras finalizar la Guerra Civil, los franquistas lo desposeyeron de todos sus títulos y cargos que ocuparon durante la República, relegándolo al ostracismo. Una afrenta que fue subsanada en 2018 cuando el Consejo de Ministros, a propuesta del entonces ministro de Ciencia, Pedro Duque, restituyó a Cabrera y a otros muchos científicos el estatus que nunca debieron perder. Por eso, volver a La Laguna, como explicó su bisnieta a DIARIO DE AVISOS, es lo que faltaba para rescatar del todo su figura. “Han venido los restos de mi bisabuelo, su mujer, su hijo Blas y su nieta, la primera hija de Blas, Rocío, de nueve años, que falleció por tifus. Mi bisabuela era lagunera por los cuatro costados, y para Blas era su ciudad de adopción, así que estamos completamente seguros de que es aquí donde a ellos les hubiera gustado estar”. “Él siempre -continuó- trató de venir, se movió por hacer aquí conferencias, por traer ciencia a las universidades. Así que no cabe duda de que este era el lugar donde querían estar y descansar”, dijo.

VUELTA A LA LAGUNA

La vuelta del científico a la que fue su ciudad de adopción ha sido posible gracias al Ayuntamiento de La Laguna, que ha realizado los trámites y asumido el coste del traslado, para cumplir con la voluntad expresada por su familia y que, en el Pleno del mes de septiembre, tras la intervención de su nieto, Luis Cabrera, el padre de Marta, se aprobó por unanimidad llevar a cabo esta iniciativa.

Blas Cabrera está considerado el padre de la física moderna española, porque sus aportaciones en el campo del magnetismo y sus publicaciones así lo avalan. Prueba de su proyección científica fue la visita que realizó Albert Einstein a España en 1923, estancia en la que Cabrera ejerció de anfitrión.

En el momento del golpe de Estado de 1936, el físico era presidente de la Real Academia de Ciencias. Era una eminencia internacional en el campo del magnetismo y el “principal portavoz español de Einstein”, según afirma el historiador estadounidense Thomas Glick en su libro Einstein y los españoles. Ciencia y sociedad en la España de entreguerras (CSIC, 2005).

Blas Cabrera -tal y como recoge José Manuel Sánchez Ron en El Español- fue catedrático de Electricidad y Magnetismo de la Universidad Central de Madrid, de la que también fue rector, cargo que desempeñó igualmente en la Universidad Internacional de Verano de Santander, sucediendo a Ramón Menéndez Pidal. A su vez, fue director del mejor centro de investigación en ciencias físicas-químicas existente entonces en España -el Laboratorio de Investigaciones Físicas (luego Instituto Nacional de Física y Química)-, que había creado la benemérita Junta para Ampliación de Estudios e Investigaciones Científicas (1907-1939), sobre la cual se levantó, posteriormente -por la fuerza de las armas, durante lo que se ha denominado Edad de Plomo, frente a la Edad de Plata que representaba la República-, el Consejo Superior de Investigaciones Científicas. 

No hay que olvidar su condición de académico de número de las reales academias españolas y de Ciencias Exactas, Físicas y Naturales, de la que fue presidente, como también lo fue de la Sociedad Española de Física y Química. Además, Cabrera se ocupó de difundir la física en la sociedad, así como de pronunciar numerosas conferencias, de publicar libros de carácter general, como ¿Qué es la electricidad? (1917), Principio de relatividad (1923) y El átomo y sus propiedades electromagnéticas (1927).

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