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Federico Romero: “La Fundación viene a consolidar todo el trabajo desde que mi abuelo fundó la empresa”

Tradición e innovación son las dos principales señas de identidad de Líneas Romero, dedicada al sector de la navegación que lleva desde 1930 uniendo las Islas más orientales de Canarias
Federico Romero, propietario de Líneas Romero. DA
Federico Romero, propietario de Líneas Romero. DA

Líneas Romero es una empresa de propiedad y gestión familiar fundada en el año 1930 por Jorge M. Toledo. Se constituyó como la primera empresa marítima de correo postal que conectaba la isla La Graciosa con Lanzarote. Se trata de las pocas empresas familiares que han conseguido prevalecer en la tercera generación y, según Federico Romero, uno de los propietarios, ya van por la cuarta. Líneas Romero es hoy una reconocida empresa de capital 100% canario con un servicio regular de líneas marítimas entre las Islas de Fuerteventura, Lanzarote y La Graciosa. Además, también ofrece excursiones y experiencias turísticas con guías especializados entre las Islas, como cruceros en barcos con visión marina, catamaranes a vela y diversas actividades acuáticas. Hace unos meses han puesto en marcha la Fundación Líneas Romero, un proyecto “ilusionante” que tras más de 50 años de existencia viene a consolidar la labor social que la empresa naviera lleva toda la vida realizando.

-50 años. Se dice pronto. Muy pocas empresas de las Islas y del resto de España pueden decir que tienen a sus espaldas medio siglo de existencia.

“Pues sí, es cierto. Por eso nos sentimos muy afortunados mis hermanos (Luis, Juan Jorge y Rosa) y yo. La empresa la fundó mi abuelo, Jorge Toledo, allá por los años 30. Era alcalde de la Isla de La Graciosa y empezó con los trayectos del correo postal conectando La Graciosa con Lanzarote. Después entró mi padre, y ya por los años 80 entramos mis hermanos y yo. Y aquí seguimos; y espero que por muchos años más”.

-Las cosas han cambiado mucho en estos 50 años.

“Y menos mal. En sus inicios mi abuelo contaba con un simple barco de remos que transportaba el correo entre La Graciosa y Lanzarote. Un buque dedicado al negocio postal que heredó su hija Juana González Toledo, quien después se casó con Juan Romero. Fue en 1970 cuando mi padre tomó el mando de la empresa, ampliando sus servicios. Desde que heredamos el negocio mis hermanos y yo en 1985 hemos llevado bien los cambios. Hay mucha gente joven trabajando en la empresa y tenemos claro que las nuevas tecnologías ya forman parte de nuestras vidas. Por eso nos hemos rodeado de los mejores profesionales para estar en las redes y ser competitivos. Es la única forma de sobrevivir”.

-Supongo que es consciente de que son una excepción: el 80% de las empresas familiares no sobrevive a la tercera generación.

“Sí, lo sé, pero si se sabe estructurar bien la empresa con un buen protocolo familiar, lo normal es que ésta perviva. De hecho, nosotros ya vamos por la cuarta generación que ya está trabajando en la empresa, así que, si todo sigue igual, le aseguro que habrá una cuarta”.

-¿Cuál es el secreto?

“El secreto es la familia. Mire, el roce hace el cariño. Nosotros estamos muy unidos. Todos vivimos en la Isla y nos reunimos casi todos los días y hablamos mucho. No sé cómo será en otras empresas familiares, pero nosotros hablamos mucho. Eso fue lo que me dijo mi padre y mi abuelo. Que nos lleváramos bien porque si la familia va bien, la empresa también funcionará. Nosotros solucionamos los problemas como hermanos que somos. Amamos nuestro trabajo y la Isla en la que vivimos. Creo que ésto es lo que nos ha llevado al éxito”.

-La pandemia puso el turismo a cero. ¿Cómo afrontaron esta situación?

“Pues como la mayoría de las empresas. Fue muy inesperado y creo que nos cogió por sorpresa a todos. El 95% de la empresa pasó a un ERTE y el resto cumplimos con los servicios mínimos, sobre todo de la línea regular. Todo lo que tenía que ver con los servicios turístico quedo parado. Fue una situación complicada para todos”.

-Cuénteme un poco de la Fundación Líneas Romero que acaba de nacer.

“Si es nuestro último proyecto y la verdad es que estamos muy ilusionados. Se creó en el año 2019, pero con la pandemia no pudo comenzar a trabajar hasta febrero de este año cuando la presentamos en La Graciosa. La Fundación viene a consolidar todo el trabajo que hemos realizado desde que mi abuelo fundó la empresa. Nosotros hemos colaborado mucho con el deporte y ahora lo haremos a través de la fundación, sobre todo con la lucha canaria. Tenemos proyectos para acercar este deporte a los centros escolares, y también ayudar a los niños necesitados. Tenemos un proyecto muy bonito para traer a niños enfermos a la Isla”.

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