El padre de la física española, Blas Cabrera Felipe, que tuvo que exiliarse y falleció en México en 1945, fue recordado ayer en Campus América. Tras regresar a la Isla los restos del científico, su esposa, su hijo y una nieta, hoy se celebrará la ceremonia de inhumación, a las 11.30 horas.
Su nieta, María Luisa Cabrera Pérez-Armiñán, reflexionó ayer sobre la Memoria histórica, identidad social y legado de científicos exiliados. La reconocida psicóloga y facilitadora de procesos de recuperación postraumática de víctimas de conflictos habló sobre la “necesidad de las políticas de reparación” desde su doble perspectiva como nieta de represaliado y mediadora en la Guerra civil de Guatemala.
Valoró positivamente la Ley de Memoria Democrática, pues es una firme creyente en la necesidad de hablar sobre los conflictos que muchas veces son “tema tabú en las familias”, lo cual provoca “sentimientos de humillación y odio” entre las personas que “no han visto reparadas las agresiones” a sus familiares. “La memoria histórica impone hablar hasta romper el silencio de la vergüenza y la humillación sufridas”, reiteró.
Su experiencia en lo referido a la necesidad de reparación de las víctimas en Guatemala es similar a la de otros conflictos en el mundo.
Le parece curiosa la “ausencia de odio hacia los agresores” que se da en las generaciones posteriores de los familiares de represaliados. Aun así, el odio “es una emoción básica y tiene su justificación”, si bien no la vinculó con el perdón. “Cuando logramos dejar de lado el odio, se convierte en indignación, que es más saludable”. Relató el daño que el silencio crea en las familias, a veces “impuesto” por los propios progenitores, “no solo por tristeza, sino para proteger a sus hijos”. Ello lleva a que las generaciones jóvenes desarrollen un proceso de descubrimiento, como el de la propia María Luisa, a los 13 años, al interesarse por su abuelo. En general, “las nuevas generaciones suelen desarrollar un sentimiento de orgullo”.
La memoria y justicia se nutren mutuamente: “Antes del relevo generacional con la muerte de los sobrevivientes, la memoria histórica es un intento de reivindicar una lucha importante, pese a que trajo consigo la humillación y el silencio”. Sobre los homenajes, destacó que “muchas víctimas van a quedar en el olvido, por lo que es importante convertir los homenajes individuales en colectivos”.