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Un tinerfeño, obligado a dejar su casa por instar a su perro a atacar a su suegro

Le han puesto una orden de alejamiento después de que el perro mordiera al anciano en el brazo tras él decirle "ataca, ataca"
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Un vecino de Guía de Isora (Tenerife) ha sido obligado a dejar su vivienda para cumplir una orden judicial de alejamiento porque fue condenado por instar a su perro, un pastor alemán, a morder a su suegro.

Las sucesivas sentencias, incluida una del Tribunal Supremo, consideran probado que F. M. S. utilizó las expresiones “ataca, ataca” para que el perro agrediese al suegro.

El hombre debe mantener una distancia mínima de su antiguos familiares de 100 metros durante casi tres años, período en el que tampoco podrá comunicarse con ellos a través de ningún medio y ante la reiterada negativa del condenado a cumplir la sentencia fue la policía la que tuvo que proceder a desalojarlo a la fuerza.

Los hechos tuvieron lugar el 24 de marzo de 2018 cuando P. M., que entonces tenía 77 años, pasaba por delante del garaje de la casa del que aún era esposo de su hija.

Tras instar al ataque el animal mordió al anciano en el antebrazo izquierdo ante la pasividad de su dueño. La víctima consiguió librarse del perro y marcharse ensangrentado y como pudo a su vivienda.

En aquel entonces la esposa del agredido acudió a socorrerlo y en ese momento su yerno no sólo no prestó ningún tipo de auxilio, sino que además la insultó.

Las heridas fueron de tal gravedad que P. M. tuvo que permanecer cinco días ingresado en un hospital y sufrir secuelas, de forma que en la actualidad padece artrosis en el antebrazo y en la muñeca, una importante limitación de la movilidad y cicatrices.

Los tribunales condenaron al acusado a un año y ocho meses de prisión y al pago junto con una compañía aseguradora de una indemnización de algo más de 27.500 euros, a los que hay que sumar otros 4.000 de intereses y las costas.

Aquella era la cuarta vez que el perro se veía involucrado en incidentes de ataques a personas, niños y otros animales.

Pese a que no pertenece a una raza potencialmente peligrosa, lo cierto es que se incluye en el grupo de los que actúan de forma violenta, por lo que el dueño estaba obligado a pedir licencia al Ayuntamiento de Guía de Isora.

Aseguró que en su momento presentó la documentación pero luego se comprobó que ésta se correspondía con otro animal.

El exyerno también había sido denunciado por violencia de género hacia la hija del anciano agredido, que ahora ocupa el domicilio y que ha pasado a ser propiedad exclusiva de ella.

Una vez abonadas las multas, el acusado recurrió ante el ámbito penal y llegó al Tribunal Supremo, aunque todavía tardarían cerca de seis meses en dar cumplimiento a los fallos judiciales y al desalojo.

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