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Las viviendas sociales de El Tablero dan una nueva vida a 44 familias humildes

El Ayuntamiento de Santa Cruz de Tenerife y el Instituto Canario de la Vivienda entregan las llaves de los primeros pisos construidos en 20 años en la capital, durante un acto lleno de emotividad
Uno de los felices beneficiarios de las viviendas sociales entregadas ayer en El Tablero es Rodolfo, quien hasta ahora vivía en el albergue de Santa Cruz. Fran Pallero
Uno de los felices beneficiarios de las viviendas sociales entregadas ayer en El Tablero es Rodolfo, quien hasta ahora vivía en el albergue de Santa Cruz. Fran Pallero

Estefanía, a sus 37 años, es madre de siete hijos y hasta este mismo miércoles no sabía que iba a ser beneficiaria de una de las 44 viviendas sociales de El Tablero, que, ayer, entregó el Ayuntamiento de Santa Cruz. “Ha sido todo muy de improviso. Estaba en la lista de reserva y ayer (por el miércoles) me avisaron para que viniera a recoger las llaves”, contaba al término del acto oficial. La joven, junto a su pareja Germán, y sus dos hijos más pequeños, casi no podía contener las lágrimas.

Hasta ahora vivía en un piso del programa de Provivienda en la avenida Venezuela. Desde ayer es la beneficiaria de una de las casas a estrenar. “Ya hemos avisado al colegio para que empiecen a preparar el traslado”, explicaba nerviosa mientras sus nuevos vecinos de El Tablero le indicaban la parada de guaguas más próxima para que pudiera desplazarse de nuevo al centro de Santa Cruz.

Las lágrimas de Estefanía no fueron las únicas que ayer pudieron verse en El Tablero. Entre ellas, la de María Ángeles, que además cumplía años, y recibió las llaves de su nueva casa mientras el resto de vecinos le cantaban el cumpleaños feliz. Entre el público, igual de emocionados, su madre y su marido. No era para menos. Santa Cruz entregaba las primeras viviendas sociales levantadas por el Ayuntamiento en los últimos 20 años, y ella, hasta ayer, era una de las 3.000 personas que esperaban por una casa en la capital.

Otros como María y Emilio se lo tomaban con humor. “Nos la dan por antigüedad”, decían entre risas, porque a sus 79 y 81 años, respectivamente, llevaban 22 años en la lista de demandantes de vivienda. Con un ligero acento argentino explicaron que sus familias volvieron de Argentina a Galicia, y de allí ellos viajaron a Canarias. “En principio veníamos por un mes y ya nos quedamos toda la vida”, dijo. Contaron que cuando los llamó el Ayuntamiento pensaron que les faltaba algún papel de la última renovación de la demanda. “Yo ya esperaba a Santa Lastenia”, volvió a tirar de humor Emilio. A pesar del tiempo de espera, dicen que “ha valido la pena. Ha llegado justo a tiempo”. Y es que la vivienda de María y Emilio es un bajo adaptado a su movilidad reducida.

Marta Beatriz casi no podía hablar de la emoción. Ella y su marido llevan 22 años en Tenerife, pero solo hacía un año que estaban en la lista. La suerte se puso de su lado y en el sorteo les tocó una vivienda. Lo primero en lo que pensó Beatriz fue en sus cuatro hijos. “Ellos están en Bolivia. Nosotros llevamos solos aquí todo este tiempo. Ahora que tenemos una casa, ya podemos pensar en cómo traerlos”, indicó conteniendo las lágrimas.

Y si de historias se trata, la de Rodolfo es de esas que casi parecen increíbles. Tras sufrir un desahucio de su vivienda, se convirtió en usuario del albergue. De eso hace ya cinco años. Se mueve en silla de ruedas y ha sido uno de los beneficiarios de una de las viviendas adaptadas. Como la mayoría, cuando se lo dijeron, no se lo creía. Ayer mismo estaba previsto que se instalara en su nueva casa. Desde el IMAS le aseguraron que cuando volviera de recoger sus cosas en el albergue ya tendría los últimos accesorios colocados para que se pudiera desenvolver con seguridad.

Otros como Amelia, a sus 68 años, por no tener no tenían ni muebles, porque, como contó, tampoco tenía casa. “Vivo con mis hijas. Voy de una casa a otra, con mis cosas, por eso no tengo muebles ni nada”, subrayó. La sonrisa en su cara reflejaba la ilusión que supone para ella tener un hogar. “¿Quieres verla?, dijo invitando a esta periodista a visitar su nuevo hogar. “La cama me la regaló mi nieta, es lo único que tengo. Ahora me falta un armario, pero tengo que medir para que encaje bien en el dormitorio, y también necesito una nevera”, apuntó. Desde el IMAS alguien le recuerda que puede pedir ayudas para amueblar la casa. “Me sigue dando vergüenza ir a pedir ayuda”, dice bajando un poco la voz, para recuperar la sonrisa de nuevo al mirar la que será su sala de estar.

Más viviendas

Un sol brillante recibió a los nuevos propietarios, y sin casi viento, algo poco usual en El Tablero. Allí el alcalde, José Manuel Bermúdez, acompañado de la directora del Instituto Canario de la Vivienda (Icavi), María Isabel Santana, y los concejales de Acción Social, Rosario González, Viviendas, Juan José Martínez, y Distrito Suroeste, Javier Rivero, dio la bienvenida a los afortunados y sus familias. “Hoy es uno de los mejores y más satisfactorios momentos que puede tener cualquier servidor público”, celebró. El alcalde recordó que el municipio está haciendo una gran inversión en vivienda, “en torno a los 93 millones en los diferentes proyectos”, una ayuda con la que, “en tres o cuatro años, podremos tener otras 300 viviendas adjudicadas”.

La asociación Rayuela acompañará a los nuevos vecinos

“No nos vamos”, dijo el concejal de Vivienda, Juan José Martínez, tras la entrega de las llaves de las 44 viviendas de El Tablero. “Nos quedamos con ustedes ayudándolos a su integración en el barrio. La asociación Rayuela les acompañará en todos los trámites que necesiten y aclarará cualquier duda que tengan”, subrayó. “Además, la empresa deja un retén de trabajadores para solucionar los posibles problemas que surjan con el uso de las viviendas”, indicó. Los vecinos comenzarán el traslado de sus pertenencias en los próximo días.

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