Un día, Nazaret González García (San Miguel, Tenerife, 34 años) decidió que lo suyo no era la decoración de interiores, que estudió en la Universidad de Zaragoza, ni tampoco la traducción del inglés al español, y optó por aceptar la oferta de dirigir, dentro del primer campus aeronáutico de Canarias, la Brok-air Aviation Academy. Y ahí sigue, viajando sin parar por toda España, porque el proyecto que iniciaron, y continúan, José María Sanz de la Vega y Santiago Rosas ha prosperado y ahora sus técnicos de mantenimiento atienden un montón de aviones en los principales aeropuertos españoles. La academia forma técnicos de mantenimiento de aviones (TMA), entrena a pilotos con sus simuladores instalados en el campus de Granadilla, forma tripulantes de cabina de pasajeros (TCP) e imparte cursos de normativa y formación continuada para todos los profesionales de ese impresionante mundo de la aviación. Porque un avión está tripulado por pilotos y azafatas, pero es verdad que no puede salir sin que dé el “ok” un técnico de mantenimiento bien formado y entrenado para ello. Porque, y es curioso, los ingenieros aeronáuticos no tocan el avión, sino que realizan otras tareas, por supuesto importantísimas también. Para tocar el avión están los mecánicos.
-¿Todos los técnicos de mantenimiento que ustedes forman acceden a un empleo al terminar sus estudios?
“Absolutamente todos”.
-Qué suerte, no les ocurre lo mismo ni a médicos, ni a abogados, ni a periodistas, ni a ingenieros.
“Un estudio de Boeing dice que en el mundo hacen falta 650.000 técnicos de mantenimiento de aviones cualificados. Juzga tú”.
-Vale, ¿cuántos salen del campus de Tenerife, en cada promoción?
“Alrededor de veinte técnicos, que cursan dos años de enseñanzas en la academia y otros dos en prácticas, bajo la tutela de personal cualificado, ya en compañías aéreas”.
-¿Y ganan mucho dinero?
“Pues depende de la formación que alcancen. En nuestra academia se exige una nota de 7,5 sobre 10 para aprobar un programa de enseñanzas que vienen obligadas a impartirse por parte de la autoridad aeronáutica española, con certificación europea”.

-¿Cuánto cuestan los dos años de enseñanzas en la academia?
“Unos veinte mil euros, con facilidades para los aspirantes en cuanto a financiación. No queremos que nadie se quede fuera”.
-Y que serían mucho más llevaderos estos estudios si existieran becas oficiales.
“Por supuesto. Las administraciones no se han dado cuenta de que la aeronáutica podría sacar del paro a miles de jóvenes, con el empleo asegurado después de dos años de estudios y de sus programas de prácticas”.
-¿Es posible saber lo suficiente para “dominar” y conocer un avión en solo dos años?
“No, por supuesto. De ahí los otros dos de prácticas, la especialización y la formación continuada. Nunca se deja de aprender en este oficio”.
-¿Solo aviones?
“También salen de nuestras aulas técnicos de mantenimiento para helicópteros, especialistas en aviónica, en motores de todo tipo. Es una carrera apasionante”.
-¿Tú la has hecho?
“No, no, pero me lo he pensado muchas veces y a lo mejor me animo”.
-Por cierto, ¿muchas mujeres en la academia?
“Cada vez más, afortunadamente y generalmente son muy buenas”.
-¿Expiden un título oficial?
“Por supuesto, avalado por el Ministerio de Fomento y por la Agencia Estatal de Seguridad Aérea. Pueden trabajar nuestros técnicos en cualquier aeropuerto del mundo, siempre que tengan aviones con bandera de países de la Unión Europea”.
-¿El profesorado?
“Ingenieros aeronáuticos, ingenieros electrónicos y técnicos cualificados y todos ellos con gran experiencia en todo lo que atañe a las materias que imparten”.
-Brok-air no para de crecer, según leo en las revistas de aviación.
“No, es verdad, no paramos de crecer. Ahora hemos comprado Semasa, una empresa que repara componentes de aviones, otro hito en la historia de la compañía”.
-¿Forman pilotos?
“En los simuladores, sí, y para los estudios iniciales tenemos un acuerdo con Canavia, que mantiene delegaciones en Tenerife y Las Palmas”.
-¿Existe cultura aeronáutica en Canarias?
“No”.
-¿Por qué esa rotundidad?
“Porque a pesar de que somos siete islas parece como si hubiéramos llegado tarde a la aviación o como si tuviéramos miedo a usar el avión, el medio de transporte más cómodo y más seguro de todos”.
-Es impensable que un avión despegue sin el “ok” de un técnico, ¿no es cierto?
“Absolutamente cierto, pero los técnicos no se notan, no se ven, el pasajero cree que en las operaciones de un avión sólo participan pilotos y azafatas. No es así”.
-Ahora resulta que los aeropuertos que todo el mundo criticaba, y que están fuera de la órbita de AENA, Castellón, Teruel, Ciudad Real, empiezan a ser rentables.
“Justamente. Nosotros estamos muy ligados al de Castellón y hemos pensado hasta llevarnos allí la academia para la formación de técnicos de mantenimiento, a la vista de que ni el Gobierno de Canarias ni los cabildos son capaces ni siquiera de crear becas para los alumnos. Ya te dije que esto puede resolver el problema de empleo de miles de jóvenes. He dicho miles y lo mantengo”.
-¿Y qué me dices, Nazaret, de la formación de los TCP (azafatas y azafatos)?
“Hay varias academias en Canarias, pero la nuestra creo que está a la altura y que ofrece una formación adecuada para las demandas de las compañías comerciales”.
-Háblame de los simuladores.
“Te invito, cuando quieras, a que te den un vuelo por la ruta que quieras. Tenemos tres simuladores en el campus, uno de un Airbus A-320 y dos de Boeing 737. No paran, siempre están formando y reciclando pilotos”.
-¿Cuántos empleados tiene Brok-air en toda España?
“200, aproximadamente. Tenemos bases de técnicos en casi todos los aeropuertos españoles. Llevo tres años en la compañía y no ha parado de crecer, como ya te dije; incluso hoy recibe alumnos de países extranjeros que han reconocido nuestro nivel de formación”.
-Ustedes ofrecen una formación vamos a llamarla integral en el mundo de la aeronáutica.
“Sí, porque la formación de técnicos de mantenimiento y de tripulantes de cabina de pasajeros la impartimos completa, pero también formamos pilotos en los simuladores y ofrecemos los cursos iniciales de pilotos a través de compañías colaboradoras con las que hemos firmado convenios. Efectivamente, se trata de una formación integral”.
(El mantenimiento aeronáutico consiste en una serie de inspecciones periódicas que deben realizarse en todas las aeronaves comerciales civiles transcurrido un tiempo específico o después de un uso, también específico. Las compañías aéreas y otros operadores comerciales de aeronaves se rigen por un programa de inspección continua aprobado por la Agencia Europea de Seguridad Aérea (EASA). El curso completo tiene una duración de 2.400 horas, repartidas en 1.350 horas de teoría, 700 horas de prácticas en la escuela y 350 de prácticas en empresas certificadas. El 100% de los alumnos encuentra trabajo después de graduarse, como ya se ha comentado).
-Da pena que un aeropuerto de escaso uso, como el de La Gomera, no se aproveche como centro de formación. ¿No crees?
“Estamos abiertos a cualquier sugerencia, ofrecimiento, ayuda, colaboración. Nos encantaría llegar a acuerdos con los cabildos y con el Gobierno de Canarias para ampliar nuestro campus de enseñanzas aeronáuticas. En nuestras instalaciones contamos con fuselajes de aviones para prácticas, motores y hasta de aeronaves reales”.
-¿Se prioriza siempre la seguridad en este mundo de la aeronáutica?
“En la aviación jamás se deja nada al azar. Es una máxima irrenunciable. Es preciso estudiar hasta la extenuación los aviones y seguir los procedimientos. De nada sirve que un piloto sea muy bueno si detrás de él no actúa un técnico de mantenimiento que certifique que un avión está listo para volar”.
-¿Los alumnos de la academia se quedan luego con ustedes, que mantienen aeronaves en todo el país, o se echan a volar, valga la metáfora?
“La mayoría se queda con nosotros, pero tenemos ex alumnos repartidos por todo el mundo y muy cualificados. Todos, eso sí, consiguen su empleo cuando terminan los cursos y las prácticas, como te he repetido”.
-¿Cuál es el límite de alumnos de cada promoción?
“Veinte. La última fue de quince”.
-Dices que las mujeres se animan cada vez más.
“Es verdad, antes seguían los cursos sólo hombres. Ahora las cosas han cambiado, la mujer se anima con todo y cada vez son más las que se hacen técnicos de mantenimiento de aeronaves. De hecho, nuestra directora general de Brok-air es una mujer, ingeniero aeronáutico, Elena Obregón, que es un encanto como persona y una grandísima profesional”.
(Una azafata –o azafato— (TCP) de vuelo tarda en formarse unos dos meses, en cursos de 121 horas de teoría, 20 horas de prácticas en la escuela y 63 horas de formación complementaria. Incluye la formación el inglés aeronáutico, primeros auxilios, aspectos generales de seguridad, tratamiento de mercancías peligrosas y gestión de recursos, prueba de supervivencia en agua, lucha contra incendios, etcétera).
-Para el público será una sorpresa la existencia de este campus tan completo.
“Pues sí. Continuamente recibimos visitas de colectivos interesados por lo que hacemos, de futuros alumnos, de todo el que se enamora de algo tan apasionante como es el mundo de la aviación y de sus avances, que son constantes”.
-Y además tú no paras. De feria en feria.
“Se han multiplicado en toda Europa. De hecho me voy a Sevilla en unos días para asistir y participar en una feria profesional, que da a conocer la formación que impartimos. Yo hago de todo, como ves, incluso participar en las promociones. No podemos dejar de informar a nuestros futuros alumnos de las posibilidades que tienen en la formación aeronáutica, de cara a futuros empleos. Sobre todo en un país cuyo problema principal es precisamente el del paro entre los más jóvenes. Aquí tienen un campo con posibilidades ilimitadas”.
-Pues mucha suerte, Nazaret.