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Santa Cruz reinicia el expediente para retirar los honores que recibió Francisco Franco en 1939

El Pleno del Ayuntamiento capitalino toma conocimiento hoy de la sentencia del TSJC que ordenó la revisión del trámite administrativo
Francisco Franco
Foto: Sergio Méndez

El Pleno del Ayuntamiento de Santa Cruz tomará conocimiento hoy de la sentencia del Tribunal Superior de Justicia de Canarias en la que se ordena al Consisstorio que revise la decisión que tomó hace ya 13 años de retirar a Francisco Franco el título de hijo predilecto y la medalla de oro de la ciudad que le concedió en 1939, por no haber respondido en su día a un recurso de una asociación que cuestionaba esa medida. Con la toma de conocimiento de esta sentencia, el Ayuntamiento reinicia el expediente en cuestión, con el que, aclaran desde el Consistorio, se mantendrá la voluntad expresada en 2009 de retirar esos honores al dictador.

El fallo del TSJC, según recogió Efe en febrero de este año, establecía que la Asociación San Miguel Arcángel estaba legitimada para pedir una revisión de oficio de esa retirada de honores, y tenía derecho a recibir una respuesta.

La sala revocó así la sentencia del juzgado que vio la queja de ese colectivo en primera instancia, el de lo Contencioso número 3 de Santa Cruz de Tenerife, que no admitió a trámite el recurso.

El 17 de julio de 2009, el pleno del Ayuntamiento aprobó por 16 votos a favor, siete en contra, uno en blanco y una abstención “retirar las distinciones de hijo predilecto y medalla de oro de esta ciudad al dictador Francisco Franco”, unos honores que la corporación le había concedido en marzo de 1939.

El juzgado entendió en su momento (abril de 2021) que no tenía sentido tramitar el recurso de la Asociación San Miguel Arcángel, con el argumento de que Franco había perdido ya esos títulos al morir, ya que eran “vitalicios”. El TSJC discrepa por completo de ese razonamiento, porque cree que una decisión como la de retirar un título puede afectar a “la honorabilidad” de quien lo recibió en su momento y “la honorabilidad”, añade, no muere con la persona.

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