El 26 de agosto, el mal funcionamiento de un sensor de temperatura obligó a cancelar el lanzamiento, mientras que el 4 de septiembre fue una fuga de hidrógeno líquido lo que dejó a la misión en tierra.
Por si los dos fallos por los que hubo que abortar sendos despegues no fueran suficiente, la naturaleza también pareció aliarse en contra de la misión. Primero, cuando el huracán Ian azotó el complejo de lanzamiento en Florida a finales de septiembre y, de nuevo, cuando hace dos semanas otro huracán, esta vez de nombre Nicole, volvía a cebarse en la zona. En ambas ocasiones el lanzamiento tuvo que ser postergado por razones obvias de seguridad.
Finalmente, ayer, 16 de noviembre de 2022, se convirtió en la fecha que ya ha quedado inscrita en la historia como el día en que tuvo lugar el primer lanzamiento del programa que hará posible que la humanidad vuelva a caminar sobre la Luna: Artemis.
A las 6.47 a.m., hora canaria, despegaba desde la rampa 39B del Centro Espacial Kennedy el cohete SLS, encargado de impulsar a la nave Orion hasta el espacio, para que, una vez situada en órbita terrestre, emprendiera su largo viaje hasta la Luna. Los complejos pasos necesarios para tal logro han sido dados con éxito hasta ahora. Todo marcha según lo previsto y Orion se dirige a su encuentro con la Luna en este momento.
LA SOMBRA DE APOLO
Aunque la comparación es inevitable, el planteamiento del programa Artemis difiere del que tuvo el Apolo en su momento, cuando entre 1969 y 1972 la presencia de los astronautas sobre la superficie lunar durante las seis misiones que lograron alunizar fue de entre 1 y 3 días.
Si bien los objetivos de esta misión inicial de Artemis podrían considerarse una combinación de los que se llevaron a cabo en su día con las misiones Apolo 4 y Apolo 8, las similitudes no van mucho más allá.
Los objetivos de Artemis son mucho más ambiciosos e incluyen la futura creación de una estación espacial en órbita lunar, así como el establecimiento de una base permanente en la superficie, todo ello como requisitos previos para el siguiente paso que pretende la NASA, que no es otro que el primer viaje tripulado a Marte.
El exitoso lanzamiento de ayer supone el primer paso en firme hacia la consecución de las metas propuestas por el programa Artemis.

EL PRIMER PASO
Este primer vuelo no tripulado tiene como objetivos probar el desempeño del nuevo cohete SLS, que cumplió su propósito a la perfección, y la nave Orion y todos sus sistemas alrededor de la Luna, en un vuelo de 25 días de duración. Además, se pondrá a prueba el escudo térmico de la nave en el momento de la reentrada a la atmósfera terrestre, algo imposible de simular, así como todas las instalaciones de tierra y los sistemas de comunicación y control. A bordo de la nave, una serie de sensores medirán parámetros tales como las aceleraciones, vibraciones y radiación a la que habrán de enfrentarse los futuros tripulantes del vehículo.
Tras recorrer un total de más de dos millones de kilómetros, Orion concluirá su misión al regresar a la Tierra el 11 de diciembre para amerizar en el océano Pacífico. Los datos obtenidos serán vitales para la seguridad de los astronautas que viajarán en la misión Artemis II, la primera tripulada y el siguiente paso establecido en el calendario del programa.
EL SIGUIENTE PASO
Prevista, en principio, para el mes de abril de 2023, Artemis II será, básicamente, una repetición de Artemis I, con la gran diferencia de que en esa ocasión la misión será tripulada y cuatro astronautas viajarán a bordo de la nave Orión.
Será la primera vez desde el vuelo del Apolo 17, en diciembre de 1972, en que seres humanos abandonarán la órbita baja terrestre para orbitar la Luna, aunque sin llegar a descender a su superficie, hito reservado para la tripulación de Artemis III, que de momento mantiene con optimismo 2025 como el año de su lanzamiento.
Más de medio siglo separará la última huella dejada en la Luna por Eugene Cernan, comandante del Apolo 17, a la primera que dejará la persona, aún desconocida, que dé el próximo paso en la superficie lunar, el primero del siglo XXI. “El reto de hoy, ha forjado el destino del Hombre del mañana”, dijo un solemne Cernan en diciembre de 1972, justo antes de abandonar la Luna. Ese mañana se encuentra hoy, por fin, más cerca que nunca.