Melchor, Gaspar y Baltasar volvieron anoche a llevar su magia a las calles del centro de Santa Cruz de Tenerife con el regreso de la tradicional cabalgata de la capital, tras dos años en los que las restricciones impuestas por la pandemia obligaron a su cancelación y a la celebración, en cambio, de cinco pequeños desfiles por los cinco distritos del municipio. Este año, solo Anaga ha mantenido su propio paseo real, dadas las especiales condiciones geográficas de los pueblos del macizo.
Eliminadas las restricciones, ayer volvieron a verse imágenes tan típicas de este día, como las sillas colocadas desde bien temprano en algunos de los puntos por los que transcurriría la cabalgata, para poder ver en primera fila a Sus Majestades de Oriente, que regresaron al centro de la ciudad con un desfile lleno de luz y de vistosos personajes y marionetas articuladas.
Miles de niños esperaban expectantes a lo largo del recorrido, familias completas llenando aceras, jardineras y muros, padres y madres cámara en mano y niños en los hombros para poder ver entre la multitud a los Reyes Magos, quienes volvieron a llegar en helicóptero al estadio Heliodoro Rodríguez López, que recuperó también su tradicional espectáculo para este día, al que asistieron unas 17.500 personas. Y, según estimaciones del Ayuntamiento, se calcula que cerca de 100.000 vieron la cabalgata.
Y es que, tras dos años viviendo una noche de Reyes contenida y limitada al hogar, había muchas ganas e ilusión guardada por volver a la normalidad y poder vivir en la calle un día tan bonito para niños y padres, un día para celebrar y reencontrarse con amigos y disfrutar de todas las actividades y tradiciones habituales de una jornada tan especial.
Minutos después de las 19.00 horas arrancaba desde la avenida Bélgica el desfile entre los aplausos de los asistentes, que se agolpaban en este punto del trayecto. Una cabalgata en la que participaron 12 carrozas y más de un millar de personajes y figurantes, y que inició la marcha con la primera de las carrozas con música en directo a la cabeza, preguntando a los niños “¿Quién viene esa noche?”.
La cabalgata transcurrió de forma animada, sin vacíos ni demasiado rápida, intercalándose las vistosas carrozas de luces de diferentes temáticas, con coches descapotables y un sinfín de figurantes disfrazados, personajes de animación, fantásticos o de pesadilla, y hasta un pequeño elefante y tiovivo mecanizados, llamando especialmente la atención las grandes marionetas articuladas o inflables que recreaban multitud de animales y personajes sacados del mundo de la fantasía. Solo hubo un pequeño percance con la segunda de las carrozas con música en directo que, al menos al inicio de la cabalgata, tuvo algunos problemas con el sonido y no se escuchaba nada de lo que interpretaban.
Pero la locura llegaría evidentemente con las carrozas de Melchor, Gaspar y Baltasar, quienes sobre estrellas fugaces saludaron efusivamente a los niños, llevando detrás todos los regalos que repartirían esta pasada noche.
Los pajes de los tres Reyes Magos repartieron en mano un total de 2.500 kilos de caramelos sin gluten, y de ellos, además, 500 kilos sin azúcar. Aunque algunos de los caramelos volvieron a volar sobre el público, como hace años se hacía, para llegar a la gran cantidad de asistentes que se aglutinaba en algunos puntos. Como novedades, en las zonas donde se concentraba un mayor número de personas se colocó un vallado. Además, el desfile contó con una zona reservada para personas con movilidad reducida, así como de un tramo silencioso que discurrió entre las calles Numancia y El Pilar.
Cerrando la cabalgata estuvieron los bomberos y, como es habitual, la carroza del carbonero, que se llevó todos los abucheos y pitidos de la noche. El trayecto concluyó en la plaza de la Candelaria, a las 21.30 horas, con el tradicional acto de adoración al Niño Jesús.
Hemeroteca
Publicidad
Esquelas