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Descarrilamiento en Ohio

Una catástrofe medioambiental y preocupación por los efectos en la salud de las personas
Descarrilaron 38 vagones, 11 de los cuales transportaban químicos tóxicos que han matado a miles de animales

El descarrilamiento en la localidad de East Palestine, en Ohio, cerca de Pensilvania, no puede dejar de describirse como una catástrofe medioambiental y una amenaza potencial para la salud humana. Según el gobierno local, más de 43.000 peces, anfibios, crustáceos y otros animales acuáticos en los arroyos cercanos han muerto a raíz del desafortunado incidente, y pasará tiempo antes de que el ecosistema de la corriente se recupere. Aun así, aparentemente los animales terrestres no se han visto afectados, lo que no ha impedido que los habitantes de Ohio expresen sus preocupaciones sobre el ganado y la vida silvestre, y algunos granjeros han denunciado que algunos de sus animales se han enfermado.

El accidente

El tren Norfolk Southern 32N, un tren de 149 vagones y 2.750 metros de longitud que viajaba hacia el este de Estados Unidos a lo largo de la línea Fort Wayne del ferrocarril a través de Ohio, descarriló cerca de East Palestine poco antes de las 9 de la noche del viernes 3 de febrero. A medida que el tren se acercaba a la población de menos de 5.000 habitantes, un cojinete de rueda del vagón número 23 se sobrecalentó rápidamente, elevando la temperatura a más de 121 grados por encima de la temperatura ambiente exterior que era de -12 grados Celsius. El sobrecalentamiento activó una alarma, lo que provocó que el maquinista aplicara inmediatamente los frenos para detener el tren. También entró en vigor un sistema automático de frenado de emergencia, pero cuando la tripulación de tres personas salió del tren para inspeccionar el fallo, se percataron de la existencia de fuego y humo, un indicador de un posible descarrilamiento. Finalmente, 38 vagones descarrilaron, 11 de los cuales transportaban químicos tóxicos.

La investigación

El informe preliminar no aclara una causa concluyente del descarrilamiento, pero ofrece en conjunto, la explicación más detallada hasta el momento de lo que pudo haber hecho que el tren se saliera de las vías. En el informe se citaron los datos recopilados por los detectores de fallos de Norfolk Southern, dispositivos construidos a lo largo de las líneas ferroviarias con sensores que detectan e informan sobre problemas con las señales y los ejes cuando pasan los trenes. Tres de estos sensores, también llamados detectores de caja caliente, estaban posicionados a lo largo de unos 50 km de vías cercanas a la población afectada. El primer detector registró una temperatura de tres grados por encima de la temperatura ambiente. Cuando el tren llegó al segundo detector 17 km más tarde, había alcanzado los 40 grados por encima de la temperatura exterior. El tercer y último detector, ubicado 30 km después, registró una temperatura tan alta (122 grados por encima de la temperatura ambiente) que se alertó a la tripulación para que detuviera el tren e inspeccionara el rodamiento de acuerdo con las pautas de seguridad de la compañía. Solo la tercera lectura fue lo suficientemente alta como para activar una alarma, según el informe. Al escuchar la alarma, el maquinista “respondió de inmediato” para comenzar a detener el tren, pero cuando el tren desaceleró, el cojinete de la rueda falló. Las pautas de seguridad de Norfolk Southern no requieren que los operadores de trenes tomen medidas hasta que los cojinetes de las ruedas alcancen los 76 grados por encima de la temperatura exterior, pero una vez que se alcanza un nivel crítico Norfolk Southern requiere que sus operadores ferroviarios detengan el tren de inmediato y retiren el vagón afectado. Los servicios de emergencia llegaron poco después. Los movimientos del tren en el momento del descarrilamiento parecían seguir las normas de seguridad, y según los investigadores, el ferrocarril viajaba a 75 km por hora, justo por debajo del límite máximo de velocidad. El control positivo de trenes, un sistema de seguridad automatizado, estaba habilitado y operativo, y no hay evidencia de que se tratara de un error humano. El incendio fue sofocado tras dos días de labores intensas por parte de los bomberos y servicios especializados.

Derrame tóxico

El aumento de las temperaturas en un vagón cisterna que transportaba casi 400 mil litros de cloruro de vinilo, una sustancia química tóxica que se vuelve especialmente volátil a altas temperaturas generó preocupaciones sobre una explosión descontrolada. Para evitarlo, se evacuó a los residentes del área inmediata y los bomberos realizaron una “liberación y quema” del producto químico equivalente a cinco camiones cisterna, unos 438 mil litros.

Los carteles de plástico que marcaban los vagones con materiales peligrosos también han sido identificados como un área de preocupación por las autoridades ya que se derritieron en el incendio dificultando discernir qué trenes contenían productos químicos peligrosos. La Agencia de Protección Ambiental ordenó a Norfolk Southern que realice una limpieza de los productos químicos del suelo y el agua del área, de lo contrario, lo harán las autoridades cobrando a la compañía el triple del costo.

Nuevas normas

El incidente ha llevado al Departamento de Transporte a considerar nuevas normas de seguridad, según el secretario Pete Buttigieg durante una visita a la localidad impactada, ya que el espaciamiento de los detectores de cajas calientes y las temperaturas a las que activan las alarmas no están regulados actualmente por la ley federal. El resultado final de las investigaciones, posiblemente dé lugar a nuevas regulaciones.

Una oportunidad para hacer política

Mientras los residentes de East Palestine luchan por recuperarse, los medios de comunicación más conservadores han aprovechado la tesitura para lanzar conspiraciones sin fundamento sobre por qué la respuesta del gobierno ha sido insuficiente, insinuando que Biden ha abandonado a la pequeña población porque sus residentes son en mayoría blancos, de clase trabajadora y abrumadoramente de derechas. Más del 70% de los votantes de los condados circundantes apoyaron a Donald Trump en las últimas elecciones. El expresidente Trump, ni corto ni perezoso, aprovechó la oportunidad para visitar la localidad y compadecer a sus residentes por la “traición” de la administración Biden hacia ellos, siguiendo la línea típica de utilizar cualquier desastre para hacer política, y en particular, reforzar la táctica de que los blancos en los estados republicanos son parias en su propio país y necesitan fuerza política para asegurar su propia supervivencia, buscando votos para su campaña en 2024. Pero los demócratas no se lo toman a la ligera, recordando que fue la Administración Trump la que desmanteló las protecciones de seguridad ferroviaria de la etapa Obama-Biden.

Movilización

Los grupos activistas dicen que el accidente podría haberse evitado si no hubiera sido por los estándares regulatorios debilitados y las medidas de reducción de costos de las compañías ferroviarias que han dejado al personal al límite. La quema controlada de algunos productos químicos tras el descarrilamiento, una decisión tomada por las autoridades para evitar una explosión masiva, también ha sido un punto de discordia para los residentes, miles de los cuales tuvieron que evacuar, y aún no tienen claro qué hacer. Además, Biden quien ha estado visitando Ucrania, aún no ha llegado a la ciudad, lo cual, al parecer, es ofensivo para los habitantes de este pequeño pueblo.

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