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“No olviden sonreír, yo lo haré desde el cielo”, la última lección de Hilda Siverio

Las muestras de gratitud a Hilda Siverio, icono contra el cáncer, llegan de todo el mundo: “Gracias por hacernos creer en la vida”
“No olviden sonreír, yo lo haré desde el cielo”, la última lección de Hilda Siverio

Hilda Siverio no se fue sin despedirse. Dejó un mensaje que su familia ha difundido a través de las redes sociales, donde contaba con casi dos millones de seguidores en todo el mundo. “El final siempre sorprende, aunque esté escrito desde el principio. ¡No olviden sonreír! Yo lo haré desde el cielo”, dejó escrito en su cuenta de Instagram.

El adiós, a los 51 años, de la influencer tinerfeña e icono internacional en la lucha contra el cáncer ha generado un sinfín de reacciones de dolor, pero también de agradecimiento por su lección de entereza frente a una enfermedad que la empezó a acorralar en 2014 y a la que plantó cara hasta el final.

“Fue una gran mujer en todos los sentidos, pienso en ella y me viene a la mente su sonrisa, sus bailes y sus labios rojos”, señaló a este periódico Brigitte Gypen, presidenta de la Fundación Carrera por la Vida, que se mostró convencida de que el mensaje de esta paciente coraje perdurará “en mucha gente y en muchos países”.

“Nos regaló mil sonrisas, mil instantes y mil motivos para vivir y creer en la vida, fue todo un ejemplo y el mejor homenaje que le podemos hacer es cumplir con una frase que no paraba de repetir: “¡Hay que vivir y punto!”, explicó Gypen, que siempre vio en Hilda una “fuente de energía” para enfermos oncológicos a los que la influencer les daba un “chute, como si fuera quimio de la buena”.

La presidenta de la Fundación Carrera por la Vida confesó que no olvidará nunca sus conversaciones privadas con Hilda Siverio sobre la vida y la muerte: “Ella lo tenía muy claro y coincidíamos siempre en las opiniones”. Pero también explicó que, detrás de aquella sonrisa que asomaba en el gran escaparate de las redes, había un ser humano sufridor: “Tenía momentos muy duros, pero nunca los mostraba en público, optaba por apartarse unos días de las redes y volvía después a la carga con todo su optimismo”.

Su hija Valeria recordaba ayer, en una carta dirigida a su madre, que “nadie muere si nunca es olvidado” y prometía que su familia “será fuerte, porque es lo que nos has enseñado”.
En la última edición de Carrera por la Vida, que reunió a más de 5.500 personas en Playa de las Américas en diciembre, los participantes le dedicaron un sentido homenaje coreando su nombre en línea de meta, sabedores del agravamiento de su estado de salud. Al grito de “¡Hilda, Hilda”, le transmitieron toda su energía positiva para seguir luchando contra la enfermedad. “Vio aquella imagen grabada y se emocionó mucho, según nos contó su familia”, reveló Gypen.

En una entrevista con DIARIO DE AVISOS, publicada hace dos años, cuando los médicos le daban 18 meses de vida, Hilda Siverio reflexionaba sobre su situación y lanzaba una petición: “No quiero que la gente me recuerde cómo me voy, sino cómo viví”. Pacientes y familiares le escribían mensajes desde todos los rincones del planeta y médicos y enfermeros elogiaban su entereza y optimismo. Nadie veía la vida con tanto color desde el dolor. Su fortaleza mental y su capacidad para mirar la vida, amplificada a través de la página Sácale una sonrisa al cáncer, llevó a su primera oncóloga a comparar a Hilda con Guido Orefice, el protagonista principal de la película La vida es bella, recreada en un campo de exterminio nazi, interpretado por el actor Roberto Benigni.

“Prefiero morirme a perderme la vida, porque la vida se pierde en el momento que dejas de vivirla. ¿De qué me vale llorar y sufrir un día en cama cuando es un día perdido que no voy a recuperar nunca?”, expresaba a este periódico. “Me niego a darle gusto al cáncer el tiempo que me queda, yo elijo cómo quiero vivir: alegre y feliz. Desde que pierda esa forma de ver la vida, ya no querré estar aquí”, anunciaba.

Cada reflexión suya era una lección. “La vida es un regalo, pero cada uno tiene que saber cómo la quiere vivir. En todo lo malo yo siempre he buscado el lado positivo y al final lo he encontrado. Y si esto llega al final, quiero pensar que nadie que se haya ganado los corazones de mucha gente pueda morir. He comprobado que no hay nada más bonito que querer y ser correspondida”, sentenciaba en la entrevista con este periódico.

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