La Laguna recuperará parte del antiguo humedal que le da nombre con la creación de un parque inundable, que supondrá un nuevo espacio de ocio sostenible en la ciudad, a la vez que restaurará un ecosistema que marcó el casco y, además, una infraestructura hidráulica que prevendrá contra posibles inundaciones en la zona, donde históricamente ha habido problemas de este tipo. El proyecto se plantea en una parcela libre de unos 30.000 metros cuadrados ubicada en la zona del humedal originario, en concreto, entre las calles Silverio Alonso, Tabares Bartlet, José Peraza de Ayala y avenida San Diego.
El proyecto, denominado Recuperar La Laguna, fue presentado ayer por el alcalde del municipio, Luis Yeray Gutiérrez; el consejero de Transición Ecológica, Lucha contra el Cambio Climático y Planificación Territorial del Gobierno de Canarias, José Antonio Valbuena, y el gerente de la empresa mixta Teidagua, Félix Armas.
Se trata de una iniciativa con la que “recuperamos nuestra historia, nuestro patrimonio natural y la esencia del por qué de nuestro municipio”, destacó el alcalde, quien explicó que se lleva trabajando desde 2019 para conseguir hacer realidad este proyecto, que “amplía la ciudad hacia el norte de una manera sostenible, apostando por el medio ambiente”.
Luis Yeray Gutiérrez afirmó que será una obra que, asimismo, “solventará cualquier tipo de problema de inundación que podamos tener en los próximos años”. “No hay nada más bonito que dejar un legado como el que vamos a hacer posible con esta obra única en Canarias”, enfatizó.
Por su parte, José Antonio Valbuena valoró que el proyecto “entronca con la línea que se viene marcando desde el Gobierno de empezar a naturalizar espacios dentro de las ciudades”. “Con la óptica urbanizadora de hace 30 años, bolsas de suelo como estas estarían llamadas a ser para nuevas edificaciones. Sin embargo, estamos en pleno siglo XXI y las prioridades son recuperar espacios donde la biodiversidad pueda protegerse y expandirse”, añadió.
El consejero anunció que se está tramitando el expediente para declararlo proyecto de interés regional, algo que tienen “pocos en Canarias”. Concretó que la próxima semana se firmará “el protocolo de compromiso” entre el alcalde y el Gobierno, y confirmó que “para este 2023 tiene tres millones en el presupuesto de la Comunidad Autónoma”.
Financiación
Estos tres millones suponen el presupuesto global estimado para el proyecto, que asume el Gobierno regional al 100%. El Ayuntamiento, mientras, costeará la adquisición de los suelos, lo que estará dotado en los presupuestos de este año. A este respecto, el alcalde explicó que “la Gerencia de Urbanismo ha hecho ya propuestas en firme y tenemos la confirmación por parte de los titulares de estos suelos y, por tanto, lo único que queda es ratificar esos acuerdos”. “No es un problema porque hay economías en el Ayuntamiento y la predisposición de los titulares es absoluta”, indicó.
Por su parte, Félix Armas destacó la importancia del proyecto no solo desde el punto de vista histórico, con la recuperación de la antigua laguna en su emplazamiento original, sino porque, además, “prevendrá también de inundaciones en la zona”, como las ocurridas en 1950 y 1977. “La especial situación del casco, en la parte baja de la vega lagunera, hace que este tipo de incidentes puedan producirse; de hecho, está catalogado como zona de especial riesgo de inundaciones dentro del plan hidrológico de la Isla”, argumentó.
Con la nueva infraestructura que creará el proyecto “se controlará el nivel freático, que es el elemento sustancial para prevenir las inundaciones” en la zona. “Se preparará a la vega lagunera para que, cuando se produzcan lluvias, toda esa agua filtre en el subsuelo y no se produzcan episodios de inundaciones”, explicó. Así, el proyecto plantea una solución mixta, con medidas estructurales, como la ampliación de conductos de desagüe, y un sistema de drenaje sostenible, mediante la inundación controlada del parque inundable de humedales, lo que constituiría una primera infraestructura verde en el municipio.
Características
En la parcela se creará una gran laguna al norte y otra menor al sur. En el espacio entre ambas habrá un lugar de estancia que contará con un punto de observación de aves y que también ejercerá de límite hacia la zona de reserva. El recinto dispondrá de puntos de uso y esparcimiento, ampliando los espacios del área no inundable, creando recorridos entre ellos.
Entre la zona no inundable y la inundable se ubicarán espacios escalonados, graderíos, pérgolas y zonas de protección. Unas pasarelas permitirán el paseo sobre la zona del humedal estacional desde la zona inundable cuando sea posible. Y, sobre ellas, habrá un recorrido peatonal en pasarelas sobreelevadas que unen los principales puntos sobre las dos lagunas, creando tres ramales.
Consultados por el plazo para el inicio de las obras, Valbuena respondió que el proyecto conlleva “una tramitación administrativa importante” que se prolongará durante prácticamente todo este año. “Este año se consolidan esos tres millones en el presupuesto para poder iniciar todos esos trámites administrativo. Porque para que el proyecto sea declarado de interés autonómico, hay que tener garantizada la financiación”, explicó.
El gerente de Teidagua apuntó que, posteriormente, la reaización de la obra es “relativamente fácil”, por lo que “estimamos que en menos de un año de ejecución se puede tener el parque”.
Una laguna que dio nombre a la ciudad en su fundación
La Laguna recibe su nombre debido al humedal que existía en el Valle de Aguere en el periodo fundacional. Esta laguna fue cartografiada por el ingeniero italiano Leonardo Torriani en 1588 cuando elaboró el primer plano de la ciudad. Entre 1599 y finales del siglo XVIII, la laguna fue menguando y secándose progresivamente debido a la acción humana. A principios del siglo XIX, se decide iniciar el proceso de urbanización de dichos terrenos que ocupaban la antigua laguna, de titularidad pública, lo que requería de un proceso de desecación de las tierras para que, durante todo el siglo, se realizaran diversas intervenciones. Ya en el XX, el urbanismo da un paso más y pretende convertir dichos terrenos en una ciudad-jardín, la cual poco a poco se va urbanizando a lo largo del siglo. En la actualidad, poco o nada queda de la red de zanjas que se desarrollaron durante el siglo XIX.