medio ambiente

Detectan microplásticos en la nieve del Parque Nacional del Teide 

El equipo de investigación en Química Analítica Aplicada de la Universidad de La Laguna realiza un estudio pionero en España
Muestras de nieve recogidas cerca del Pico Teide contenían concentraciones significativas de microplásticos. Sergio Méndez
Muestras de nieve recogidas cerca del Pico Teide contenían concentraciones significativas de microplásticos. Sergio Méndez

Los microplásticos son un macroproblema medioambiental. Se suele utilizar el parámetro de un tamaño inferior a 5 milímetros de diámetro para definir estas partículas contaminantes procedentes de diversas fuentes, tanto de actividades cotidianas como industriales. No es un lugar común alertar de la amenaza que implica la presencia de esas diminutas piezas que se acumulan en sitios de lo más heterogéneos y cada vez menos insospechados. Estudios recientes del grupo de investigación en Química Analítica Aplicada (AChem) de la Universidad de La Laguna (ULL), dirigido por el catedrático Javier Hernández Borges, han constatado la existencia de microplásticos en sedimentos marinos, en el tracto digestivo de peces y en las gónadas de erizos, además de en suelos y aguas depuradas y desaladas para el riego. Con todo, un artículo publicado en la revista Science of the Total Environment recoge que se han detectado microplásticos en la nieve del Parque Nacional del Teide. “Se trata del primer estudio de este tipo que se realiza en un parque nacional español y también que se determina en nieve en nuestro país”, traslada Hernández Borges a DIARIO DE AVISOS. “La composición se parece mucho a la de las muestras del Everest [cordillera del Himalaya] en 2019, y que los autores achacan a la saturación de gente. Coincide ese patrón”.  

Exámenes previos (“escasos”) en otras partes del mundo ya sugerían que ese fenómeno estaría ocurriendo en estas islas, “a pesar de ser territorios relativamente aislados en medio del océano”. Dicho y hecho. Después de los episodios de tormentas en enero y febrero de 2021 (la borrasca Filomena, entre ellas), se tomaron 63 muestras de nieve recolectadas y procesadas en los laboratorios de la ULL: unas estaban en zonas muy próximas a la carretera, tras unos días de actividad posterior a la nevada del parque, y las otras se recolectaron en zonas prístinas, a las que todavía no había llegado nadie, el día mismo de la apertura de los accesos al Parque Nacional. En este último caso, detalla el experto, varias jornadas después se sacaron tres muestras en la ladera del Teide: “Los resultados reflejan que más del 99% de las partículas encontradas eran en realidad microfibras de color azul, negro, transparente y rojo, con una dimensión predominante de 250 micras a 1 milímetro y que el perfil se repetía en ambas nevadas, con unas concentraciones de entre 6 y 502 partículas por litro”. Del análisis por espectroscopia de infrarrojos se desprende que casi un 63% de esas fibras eran de naturaleza celulósica: naturales, como el algodón y el lino, o semisintéticas, como el rayón y la viscosa. “La celulosa es un polímero natural que se degrada fácilmente en el medio ambiente. Sin embargo, las fibras semisintéticas están catalogadas como microplásticos, dado que han sido modificadas y tardan mucho más en degradarse”. Aparte de las fibras celulósicas se observó “un 20,9% de microfibras de poliéster, un 6,3% de microfibras acrílicas y un 1,1% de nailon; polímeros 100% sintéticos que provienen en su mayoría de los tejidos”.   

Los microplásticos que se están depositando en el Parque Nacional “pueden alterar las propiedades químicas, físicas y biológicas del suelo, con los consecuentes efectos sobre la fauna y la flora”. Las microfibras en excrementos de conejos plantean la duda de si están relacionadas con la deposición húmeda, ocasionada por la nieve o la lluvia, o no. La circunstancia de que la concentración en los fragmentos recopilados junto a la carretera fuera “significativamente mayor” induce a vincular tal evidencia a la “intensa actividad humana”.  

Las tres porciones que el equipo sacó en las proximidades del Pico Teide aportaron pruebas no desdeñables que corroboraron la probabilidad, una “ayuda desinteresada” que agradecen a Pedro Millán y Giancarlo Callissardi.  

Falta conocer con precisión científica el origen concreto de las microfibras: “Trasportadas desde muy lejos o de núcleos poblacionales cercanos. Está reportado en la bibliografía”. 

Desperdigados por tierra, mar y aire, causan daños irreparables si no se pone remedio. Javier Hernández Borges enfoca las soluciones en “la reducción de la producción y el consumo de plásticos, el adecuado procesamiento del material y los recursos biodegradables”. Sustentan la sostenibilidad. 

Se han descubierto microfibras de ropa en la nieve de las Cañadas del Teide. / S. M.
Se han descubierto microfibras de ropa en la nieve de las Cañadas del Teide. S. M. 

Poseen la capacidad de recorrer miles de kilómetros 

Los microplásticos se mueven en largos trayectos y a través de la atmósfera. Se ha documentado que recorren miles de kilómetros. Un muestreo efectuado a 3.000 metros de altura con un avión suministró el dato de que esas partículas poseen la capacidad de viajar de Madrid a París en 8 horas. Ambas ciudades están separadas por una distancia de 1,052.89 km, un itinerario que en coche se cubre normalmente en 10 horas y 57 minutos. Campan a sus anchas: se han hallado en heces de personas y en las placentas de bebés no nacidos. 

Microfibra de color rojo encontrada en la nieve. / ULL
Microfibra de color rojo encontrada en la nieve. ULL 
Cristina Villanova Solano analiza microplásticos. / ULL
Cristina Villanova Solano analiza microplásticos. ULL 
Javier Hernández Borges, catedrático de Química Analítica de la ULL. / S. M.
Javier Hernández Borges, catedrático de Química Analítica de la ULL. S. M. 

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