sanidad

“Estamos hasta los fonendos”: Tenerife sale a la calle por la sanidad pública

En torno a un millar de personas ha recorrido el corazón del centro de Santa Cruz en defensa de la sanidad pública ante la mirada, entre atónita y curiosa, de los turistas recién desembarcados de los cruceros atracados en el puerto
“Estamos hasta los fonendos”: los canarios salen a la calle en defensa de la sanidad pública
Manifestación en Santa Cruz de Tenerife. / RTVC

En torno a un millar de personas, según fuentes del dispositivo policial, han participado este sábado en la manifestación a favor de la sanidad pública en Canarias llevada a cabo en Santa Cruz de Tenerife.

La marcha, que comenzó en la Plaza Weyler, discurrió al grito de “la sanidad no se vende, la salud se defiende” por la concurrida calle del Castillo hasta llegar a su destino final en la Plaza de La Candelaria.

Ataviados con multitud y variadas pancartas, los manifestantes han recorrido el corazón del centro de Santa Cruz ante la mirada, entre atónita y curiosa, de un riada de turistas recién desembarcados de los cruceros atracados en el puerto.

El consejero de Sanidad ha sido la diana de los cánticos de denuncia de los manifestantes, como “Blas Trujillo quiere un chiringuito” o “Blas Trujillo cuenta la verdad”; lemas entremezclados con otros más genéricos como “el banco de sangre no se toca” o “ea, ea, ea, la gente se cabrea”.

El detalle de las protestas estaba en pancartas en las que se podían leer frases como “cuida a los que te cuidan”, “llevo 24 horas trabajando ¿te atiendo?”, “se vende tu sangre”, “no más contratos basura”, “estamos hasta los fonendos” o “plantillas deficientes, riesgos para los pacientes”.

Daniel Quintero, portavoz de ICHH Público, colectivo en huelga desde hace 320 días, ha señalado a los periodistas que lo que pretenden con esta jornada reivindicativa es “buenos contratos, que no haya listas de espera”, y decirle “alto y claro” al Gobierno de Canarias: “estamos aquí defendiendo lo público y no vamos a parar”.

Sobre el Banco de Sangre, ha dicho que lo que pretende el ejecutivo regional es “una privatización encubierta”, cambiando su modelo de gestión mediante la creación de una entidad pública empresarial, “es decir, una gestión público privada, que es lo que tanto se está criticando en otras comunidades”.

“No queremos que se haga negocio con la sangre”, ha proclamado Quintero, porque de ella “se sacan medicamentos, especialmente del plasma derivado”, y por eso “no queremos que ninguna empresa de gestión privada vaya a tener que manejar ese capital”.

Ha lamentado que el Banco de Sangre de Canarias es “el último de España” y existe en las islas “un grave problema de desabastecimiento a quirófanos y al paciente crónico y oncomatológico”, con una media de 29 donaciones por cada 1.000 habitantes, frente a las 48 de Extremadura, la ratio más alta.

Rebeca Amador, presidenta de Sanidad Canaria Unida, ha denunciado por su parte que los profesionales del SCS están “maltratados, duplicando horas, viviendo en un sistema precario de contrataciones, de días, incluso horas”.

Amador ha pedido al consejero canario de Sanidad que “no mienta” y si hay alguien con una “intención política es usted, con unas elecciones a la vuelta de la esquina”, ha apostillado.

Manifestación en Las Palmas

En Las Palmas de Gran Canaria, cientos de personas y más de una decena de colectivos han tomado las calles para reivindicar un servicio “público y de calidad”.

La portavoz del Espacio de la Confluencia de Gran Canaria, Fernanda Gadea, ha explicado que a la decena de colectivos convocantes “razones no les faltan para salir a las calles”, porque a su juicio “esta reivindicación va más allá de la sanidad pública, es por la defensa de los servicios públicos en general”.

La sanidad canaria, ha dicho, está “al borde del colapso” con una “gestión nefasta a lo largo de décadas”, por lo que han decidido tomar las calles “no solamente para quejarnos, sino para ofrecer respuestas”.

Para Gadea, “la privatización supone dinero público desviado, supone listas de espera en la que, por desgracia, siempre estamos los mismos, los de abajo”, y por ello “las manos privadas tienen que ir fuera de los servicios públicos, empezando por la sanidad”.

Gadea, de profesión enfermera, ha asegurado que la radiografía es “nefasta, es casi un cáncer terminal”, porque a pesar de tener “unos recursos humanos inmejorables” el ambiente “es de lo más hostil, sumamente duro”.

La sociedad “no aguanta más” y por ello los trabajadores y trabajadoras de la sanidad “hemos salido para buscar respuesta a los problemas”.

TE PUEDE INTERESAR