Por Ángel Llorente. | La Macaronesia es una región integrada por un grupo de cinco archipiélagos: Azores, Madeira, Salvajes, Canarias y Cabo Verde, situados en el océano Atlántico Norte y central, que comprende un total de 31 islas. Tienen todas ellas un origen geológico común, pues son volcanes que emergieron del fondo del océano a consecuencia de la geodinámica marina a lo largo de millones de años. A pesar de su antigüedad, el nombre es muy reciente. Fue el botánico británico Philippe Barker quien, a mediados de siglo XIX, denominó “Macaronesia” al territorio que comprendía sólo los archipiélagos de Canarias, Salvajes y Madeira, al constatar que las singulares características de la flora y los endemismos vegetales eran muy similares.
El término se inspiró en la mitología griega que significa “islas afortunadas o felices”, denominación con la que se identificaba al archipiélago canario, que se equiparaba al paraíso. A partir de entonces el uso del vocablo se extendió entre los estudiosos de la naturaleza y se acuñó como denominación de carácter biogeográfico, referida a un área muy extensa, formada por los archipiélagos de Azores, Madeira, Salvajes, Canarias y Cabo Verde, que incluía una pequeña franja costera africana. Esta región se caracterizada por un extraordinario nivel de biodiversidad terrestre y marina, así como por la variedad de endemismos.
Desde el punto de vista político el concepto de la Macaronesia surge muy recientemente y comprende el territorio emergido de los archipiélagos de Azores, Madeira, Canarias y Cabo Verde, así como los enormes espacios marítimos circundantes de sus Zonas Económicas Exclusivas. Esta área geográfica ha constituido el ámbito específico de cooperación entre los archipiélagos, en el marco de la política de cohesión y de la cooperación territorial europea. La cooperación entre los archipiélagos de la Macaronesia arrancó en el año 2000 a través del programa de cooperación territorial transnacional Interreg III B Madeira, Azores, Canarias (MAC 2000-2006) con el objetivo de mejorar la integración territorial de las regiones ultraperiféricas e impulsar la proyección europea hacia los países más próximos de la vecindad africana.
Este programa, que ha contado desde su inicio con la participación de Cabo Verde, ha tenido continuidad hasta el día de hoy y ha sido el elemento que ha propiciado la consolidación del espacio político, económico y social macaronésico. La realización de actividades conjuntas por parte de los archipiélagos atlánticos, a lo largo de los más de 20 años transcurridos, ha facilitado la creación de redes de conocimiento interpersonales e institucionales que han ayudado a conocer mejor la realidad de la región y ha revelado también la existencia de afinidades y problemáticas similares de los archipiélagos, a la vez que ha puesto de manifiesto las ventajas de afrontar de forma colaborativa los retos compartidos en diferentes áreas, como energía, transporte tecnologías de la información y comunicación, comercio, economía azul, turismo o medioambiente.
Política europea de cohesión territorial
En la actualidad, en el seno de la política territorial europea, se identifica a la Macaronesia como un espacio consolidado de cooperación con identidad propia y así se recoge, tanto en multitud de informes del Parlamento Europeo, de la Comisión y del Comité de las Regiones, como en diferentes Directivas y Reglamentos comunitarios. En el plano de la política regional, las acciones conjuntas de cooperación han contribuido a impulsar el diálogo político entre los representantes de los archipiélagos macaronésicos, el cual se institucionalizó al más alto nivel tras la Cumbre de los Archipiélagos de la Macaronesia (CAM), que tuvo lugar el 12 de diciembre de 2010 en la ciudad caboverdiana de Mindelo. En ella participaron ministros de España y Portugal, el primer ministro de Cabo Verde, así como el presidente de Canarias y los principales mandatarios de las regiones portuguesas de Azores y Madeira. En ese primer encuentro se acordó celebrar una Cumbre cada dos años y se sentaron las bases para establecer un foro permanente de cooperación regional que diera lugar la construcción de un espacio macaronésico común, dotado de autonomía.
A pesar de los buenos propósitos, las CAM no han tenido continuidad por falta de una estructura estable de apoyo y también porque los responsables políticos tienen agendas muy saturadas y van cambiando tras los procesos electorales, con lo que resulta difícil cumplir el compromiso de organizarlas bianualmente. De hecho la segunda y última CAM se celebró en San Miguel (Azores) en junio de 2018. No obstante, en la declaración final de esta II CAM se acordó impulsar el proyecto Integra, dentro del programa operativo del MAC, para facilitar una estructura administrativa de apoyo a la celebración de las siguientes Cumbres y, específicamente, para promover la cooperación e integración de la región en el marco de la Unión Europea y la Comunidad Económica de Estados de África Occidental (Cedeao), a la que pertenece Cabo Verde, identificándose determinadas áreas estratégicas de cooperación en diversos sectores económicos, las cuales han sido desarrolladas en el Libro Blanco financiado con los fondos Feder del proyecto.
Agrupación europea
Los días 18 y 19 del mes de enero tuvo lugar en Las Palmas un encuentro del proyecto Integra en el que han participado los representantes políticos de los archipiélagos macaronésicos para presentar, en cuatro paneles temáticos, las oportunidades de colaboración en las áreas estratégicas del agua y la energía; el transporte y la conectividad; el turismo y la atracción de inversiones. Dentro de la actividad se abrió también un debate sobre el marco jurídico de la Macaronesia y las posibilidades de crear una agrupación regional dotada de personalidad jurídica. El estudio jurídico presentado en las jornadas consideró factible la posibilidad de que la Macaronesia pudiera convertirse en una entidad jurídico-política estable, distinta a los archipiélagos que la integran, con una sede social, regida por unos estatutos y unos órganos de gobierno, con personalidad jurídica que le permita actuar autónomamente y desarrollar actividades propias para reforzar la cohesión regional y poder cooperar, a su vez, con los países de su vecindad.
La base jurídica se contiene en los Reglamentos UE 1082/2006 y 1302/2013, que regulan la creación de las Agrupaciones Europeas de Cooperación Territorial (AECT). Concretamente, el art. 3 bis del último Reglamento autoriza la agrupación de autoridades regionales de, al menos, dos Estados miembro, incluidas sus regiones ultraperiféricas (como es el caso de las Comunidades Autónomas de Madeira, Azores y Canarias), junto con autoridades nacionales de un tercer país no comunitario, siempre que dichos Estados miembros y el tercer país realicen conjuntamente acciones de cooperación territorial o apliquen programas apoyados por la Unión (como es el caso de Cabo Verde). Por consiguiente, la normativa comunitaria permite la asociación de los archipiélagos de Estado europeos con el Estado archipielágico de Cabo Verde bajo la fórmula de una AECT de la Macaronesia y constituir una estructura permanente de cooperación europea con capacidad legal para actuar en el mundo del derecho, celebrar contratos, contratar personal, emprender acciones de cooperación y gestionar su presupuesto, con una sede permanente y órganos de representación propios. Por otra parte y de manera prácticamente simultánea se ha presentado la “Asociación Canaria para el Progreso de la Macaronesia”, fundada por relevantes personalidades de diferentes ámbitos de la sociedad civil, con el propósito de apoyar con sus actividades la integración y consolidación de este espacio regional de cooperación.
Ventajas de una AECT
Son muchas las ventajas, pudiéndose enumerar, entre otras, las siguientes: a) daría visibilidad a un espacio regional que puede realizar acciones de cooperación, con autonomía e iniciativa propias; b) La AECT es una estructura permanente y complementaria que no sustituye ni modifica ninguna de las acciones en curso, como las Cumbres y el Programa MAC. Es un complemento de ambas que puede prestar apoyo a las Cumbres, colaborando en la organización de los encuentros y dando soporte a los grupos de trabajo; c) es útil también para la gestión del programa MAC, ya que puede ejecutar directamente proyectos del ámbito de la Macaronesia al tener una infraestructura estable y una visión regional integral; d) tiene un acceso más fácil a la financiación europea y e) puede llevar a cabo proyectos con la vecindad africana, con la colaboración de Cabo Verde.
La agrupación de un país soberano como Cabo Verde con tres regiones ultraperiféricas europeas constituye el complemento ideal para fortalecer la cooperación de las regiones macaronésicas, a nivel interno y externo. Es la unión de Europa con África con todas las ventajas recíprocas que se derivan para la integración regional y la proyección exterior europea a través de esta importante plataforma de cooperación transnacional. Justamente una de las finalidades más importantes de las AECT consiste en gestionar e implementar programas y estrategias de cooperación macrorregionales, en sintonía con la política europea de Gran Vecindad.
Cuando hablamos de la Macaronesia solemos pensar en una serie de islas distanciadas y esparcidas por el océano, pero el territorio emergido es en realidad la punta del iceberg de un inmenso espacio oceánico que incluye también las aguas circundantes, el lecho y el subsuelo marino de las Zonas Económicas de los diferentes archipiélagos. Solo si sumamos los espacios marítimos proclamados por España y Portugal en el seno de la Convención sobre el Derecho del Mar, la Macaronesia europea abarca una superficie marítima aproximada de 4.300.000 kilómetros cuadrados.
A pesar de que la Macaronesia existe desde hace millones de años, ha sido redescubierta recientemente por científicos, políticos y ciudadanos que la han identificado como un espacio histórico, cultural, económico, social, jurídico y político cohesionado. El futuro de la unión de los archipiélagos atlánticos es muy prometedor para el progreso de sus habitantes, por su dimensión geoestratégica y porque encierra enormes potencialidades de desarrollo si se emprende un trabajo común con una visión macro regional y se impulsa, sobre todo, la cooperación en el sector de la economía azul. Hay que confiar en que el consenso social y político logre activar cuanto antes los trabajos necesarios para la creación de una Agrupación de la Macaronesia. Sería sin duda una buena noticia para los ciudadanos de la región en general y para los canarios en particular, cuyos dirigentes están llamados a liderar esta iniciativa.
*Jurista