Dolores Corbella Díaz lee esta tarde en Madrid Un mar de palabras, su discurso de ingreso en la Real Academia Española (RAE). A partir de ese momento, la catedrática de Filología Románica de la Universidad de La Laguna (ULL) ocupará oficialmente la silla d de la institución fundada en 1713, que tiene su sede en la calle de Felipe IV, en el barrio de los Jerónimos de la capital de España. No son muchas las mujeres que han formado parte de la academia. De hecho, ahora hay 11 -con las incorporaciones de la propia filóloga tinerfeña y de Asunción Gómez Pérez y Clara Sánchez-, entre un total de 46 sillas; la mayor cifra, en todo caso, en los 310 años de historia de la RAE.
También es la primera mujer canaria en ingresar, dentro de una relación histórica de académicos del Archipiélago que, salvo error u omisión, cabrían todos en un utilitario -ni siquiera en una limusina- sin demasiadas estrecheces: dos Iriarte, los tinerfeños -y portuenses- Juan (letra Z, ingresó en 1747) y Bernardo (letra H, lo hizo en 1763); un grancanario, Benito Pérez Galdós (letra N, 1897), y un lanzaroteño, Blas Cabrera (letra I, 1936). Y desde ahí y hasta hoy, el silencio.
Por eso, como se traduce de esta conversación con DIARIO DE AVISOS, su llegada también puede entenderse como el reflejo de un cambio natural y como la constatación, añadimos, de que los tiempos, por qué no, también pueden cambiar a mejor. De que lo realmente raro, lo anómalo, era lo tradicional, lo que hasta ahora parecía perpetuo e inamovible.
Las Islas estarán muy presentes en la cita de esta tarde, a través de las representaciones de las universidades de La Laguna y de Las Palmas de Gran Canaria que acudirán, pero también porque se escuchará un discurso en español de Canarias, el campo de estudio, la vocación y la gran pasión de Dolores Corbella.
-Ha titulado su discurso de ingreso ‘Un mar de palabras’. ¿Recuerda en qué momento decidió centrar sus esfuerzos en investigar el léxico dialectal y, de forma especial, el español de Canarias, tan determinado por nuestra condición atlántica?
“No recuerdo con exactitud el momento preciso, pero sí muy bien la época. Fue en 1987, hace ya bastantes años. Al terminar la primera oposición que hice a la universidad, Cristóbal Corrales [catedrático de Lengua y Literatura de la Universidad de La Laguna] me ofreció trabajar con él en el léxico canario, contribuir a hacer el Tesoro lexicográfico del español de Canarias. Comenzamos justo ese año. Primero con la Bibliografía lingüística de Canarias, la segunda edición, y después con el Tesoro, que se publicó en 1992”.
-Y si echa la vista atrás, ¿de qué personas, de qué profesores y profesoras se acuerda, quiénes fueron determinantes para construir su vocación filológica?
“Para explicar la razón de ser de mi vocación, que comenzó justo cuando estudiaba en el instituto, tengo que citar a dos mujeres como referentes. Una fue mi profesora de Latín en el Bachillerato, Adelaida Alemán. Ella me abrió su biblioteca y me enseñó todo lo que yo podía aprender en aquellos momentos sobre el latín y sobre el griego. Llegué a creer que cuando entrase en la universidad iba a estudiar Filología Clásica, aunque finalmente me decidí por la Hispánica. Tiempo después, cuando tuve como profesora en cuarto de carrera a Inmaculada Corrales [catedrática de Filología Románica], me encantó su forma de trabajar, tan sistemática, tan científica… Ella fue, sin duda, la que me abrió el camino. Empecé a trabajar con ella en la Universidad de La Laguna. Desgraciadamente, murió a los pocos años. Así que Adelaida Alemán e Inmaculada Corrales fueron dos grandes mujeres y también dos grandes referencias en mi vocación”.
-En 2021 obtuvo el Premio Canarias de Investigación e Innovación. Ahora ingresa como académica de número en la Real Academia Española. ¿Cómo ha recibido y cómo sitúa en su trayectoria estos reconocimientos?
“Lo habitual es que recibas las distinciones de estas características al final de tu trayectoria. Sin embargo, yo todavía estoy en activo. Aún tengo muchas ganas de continuar aprendiendo y de seguir trabajando. Así que no los entiendo como un parón, como una muestra de que ha llegado el momento de culminar esa trayectoria. Con ese entusiasmo, con esa idea de seguir adelante, investigando y colaborando, es también con la predisposición con la que ingreso en la Real Academia Española. Haber obtenido el Premio Canarias y el convertirme en académica de número de la RAE son dos grandes reconocimientos que han sido muy bienvenidos. Aunque nunca opté a ellos, nunca fueron mis objetivos, ni mucho menos. Lo único que quise siempre es trabajar en lo que me gusta”.
“Espero que un día el hecho de ser mujer no resulte novedoso en una institución, ni el de ser lexicógrafa ni el de ser canaria”
-Unas distinciones que también tienen algo de extraordinario, de romper con la tradición, con normas no escritas.
“En 2021 fue la primera vez que las humanidades recibían un Premio Canarias de Investigación e Innovación. Nosotros, los filólogos, no somos de batas blancas, pero con este galardón se ha reconocido que también investigamos. Del mismo modo, soy la primera mujer canaria que entra en la Real Academia Española y, además, después de casi 90 años en los que no ha habido nombramientos de académicos de las Islas en esta institución. Todo esto, en definitiva, constituyen alicientes para continuar con mi labor, pues creo que todavía puedo seguir haciendo cosas”.
-El lenguaje está vivo, en permanente transformación merced a sus hablantes. A partir de ahí, si observamos hoy el español de Canarias en un mundo cada vez más globalizado, ¿hay riesgos para el mantenimiento de esas singularidades o más bien se trata de una evolución, de un proceso continuo de cambio?
“A mi modo de ver, no hay riesgos. Lo que ocurre, simplemente, es que la lengua se va adaptando a los nuevos tiempos. No solo tenemos el léxico, sino también nuestro particular acento. Nuestra forma de hablar se conserva. Cuando oigo hablar a un extremeño, a un andaluz, a un colombiano, a un cubano…, percibo que cada uno tiene un acento que lo diferencia. Precisamente en eso, en esa variedad, como se suele decir, está la riqueza de nuestra lengua. Por eso no creo que vayamos a perder nuestra identidad, sino todo lo contrario: seguimos sumando. Además, hemos trabajado tanto en el español de Canarias que se ha conseguido que sea reconocido en el exterior, que era la tarea más complicada”.
-Usted ya era académica correspondiente y ahora es de número. ¿Qué diferencias hay en esta categorización?
“En 2015 me nombraron académica correspondiente, que viene a ser un reconocimiento a un trabajo realizado dentro de una determinada comunidad. En mi caso, fui designada académica correspondiente por Canarias. El académico correspondiente puede asistir a las sesiones de la RAE, con voz pero sin voto. De modo que puedes estar presente en una parte de las sesiones académicas, siempre y cuando no se esté decidiendo alguna cuestión relevante. Ahora, como académica de número, tendré la posibilidad de asistir a los plenos, que se celebran los jueves, con voz y con voto. Ese es un aspecto muy importante, sin duda. Mi primer cometido va a ser aprender; aprender desde dentro cómo funciona la Real Academia Española, y después, también, habrá que ver el trabajo que me encomiendan. Al entrar en la RAE estás a merced de lo que establezca el conjunto de los académicos. Imagino que me tocará trabajar en los diccionarios”.
-Como ha apuntado, es usted la primera mujer canaria que ocupa una silla en la RAE y no han sido tampoco numerosos los isleños que han formado parte de la institución. ¿Cree que su llegada es un hecho puntual o más bien que las cosas están cambiando en ambos sentidos: en el de la presencia de mujeres y en el de que el archipiélago en el que vivimos está hoy mucho más cerca de instituciones como la Real Academia Española?
“Mi presencia en la RAE la entiendo como un reconocimiento al panhispanismo, a lo que significa Canarias como cruce de caminos, con su estrecho vínculo con América… Creo que esa diversidad es lo que han visto en mí. También por el hecho de ser lexicógrafa. Hacen falta lexicógrafos en la Real Academia Española, este es un aspecto muy importante. Y sí, el que yo sea mujer quiere decir, además, que las cosas van cambiando, que las mujeres de mi generación estamos llegando a unos puestos en los que antes era impensable que estuviésemos. Eso es algo que yo lo viví en la universidad, fui catedrática relativamente muy pronto [en 1997, con 37 años], y ahora se está reflejando, asimismo, en distintas instituciones. Creo que es un cambio natural. Espero que en algún momento el hecho de ser mujer no resulte algo novedoso, ni tampoco el de ser lexicógrafa ni el de ser canaria”.
“Que la web de la RAE publique el ‘Diccionario histórico del español de Canarias’ supone dar varios pasos de gigante”
-¿Qué lugar ocupa la docencia y en qué espacio se encuentra la investigación en su trayectoria profesional?
“Un profesor universitario generalmente investiga. Aparte de dar en sus clases los contenidos generales de la materia que aborda, transmite la investigación que está llevando a cabo en ese momento. Siempre he procurado combinar las dos cosas en mi carrera. Continúo con mi docencia en la universidad, imparto clases en el doctorado y dirijo tesis doctorales. Ambas vertientes, la docencia y la investigación, resultan fundamentales en la trayectoria de cualquier profesor de universidad”.

-¿Qué línea de investigación está abordando ahora mismo, en qué trabaja?
“Estamos terminando la tercera edición del Diccionario histórico del español de Canarias. Va a representar un hito en este campo, como ya lo supuso en su día cuando se publicó la primera edición [2001]. Canarias es la única comunidad autónoma de España que posee un diccionario de estas características. Y si tomamos como referencia el ámbito hispánico, solo Costa Rica cuenta con un diccionario histórico, mientras que en Venezuela trabajan para disponer de uno, pero aún no está terminado, llevan publicados dos tomos. La tercera edición del nuestro, que será muy completa, se va a editar en línea y esto va a aportar, de igual manera, una interesante visión desde el exterior, pues se podrá consultar la historia de nuestras palabras desde cualquier parte del mundo”.
-Una labor que, en suma, nos brinda un relato pormenorizado acerca del nacimiento y el desarrollo del lenguaje que empleamos para explicar el mundo.
“Sí. En este trabajo de lo que se trata, básicamente, es de explicar cuándo surgen las palabras que hemos considerado canarismos, cuándo se han documentado por primera vez, si tienen concordancias con otros términos, si se usan también en América, con qué significados, etcétera. Esta investigación, que ya estamos finalizando, pues nos hallamos en la fase, muy avanzada, de introducir toda esa información en la base de datos de la RAE, para difundirla desde allí, abre una ventana al mundo. Con todo lo que eso significa, además, de conexiones con el andaluz y con el español de América. Al fin y al cabo, formamos parte de un mismo ámbito”.
-En ese objetivo divulgador, las herramientas digitales han supuesto una auténtica revolución, como en tantos otros aspectos, para dar a conocer investigaciones que antes contaban con una difusión muchísimo más limitada.
“La web de la Real Academia Española recibe cada año mil millones de visitas, por lo que la presencia en ella del Diccionario histórico del español de Canarias supone dar varios pasos de gigante. Cuando los compañeros americanos que se dedican al léxico me piden datos, y les envío los relativos a Canarias, se quedan asombrados. A partir de ahora, y no solo ellos, sino cualquier persona interesada que viva en cualquier lugar del mundo, se podrá consultar, por ejemplo, el origen de palabras tan nuestras como malpaís, fajana, fotingo… Y así, hasta más de 18.000″.
-¿Cómo se desarrolla esa documentación de las palabras?
“Acudimos a manuscritos, a textos literarios, a la prensa, si la había en esa época… Hacemos un recorrido que abarca desde el siglo XV hasta hoy. Creo que este proyecto, así como mi ingreso en la RAE, representa una oportunidad para Canarias. No por el hecho en concreto de que yo esté allí, sino para que se pueda ver todo el trabajo desarrollado y todo nuestro patrimonio lingüístico. Vamos a ver lo que se podrá hacer en la Real Academia Española. Hasta ahora me he dedicado al léxico canario, pero si me encargan alguna de las obras académicas, el campo de trabajo se amplía, es panhispánico. De todas formas, yo siempre he dicho que los canarios vamos con la tarea hecha”.
EL ESPAÑOL DE CANARIAS, UNA INVESTIGACIÓN QUE SUPERA FRONTERAS
Premio Canarias de Investigación e Innovación de 2021 -en una edición en la que también fueron distinguidas Maribel Nazco (Bellas Artes) y María del Rosario Álvarez (Patrimonio Histórico)-, Dolores Corbella ha centrado buena parte de su labor investigadora en el análisis del léxico dialectal. La primera publicación destacada en esa línea fue la edición, junto a Cristóbal Corrales y María Ángeles Álvarez Martínez, del Tesoro lexicográfico del español de Canarias (1992). Desde ese momento, ha sido coautora de diversos diccionarios que han profundizado en el conocimiento del habla del archipiélago canario, en su dimensión sincrónica (Diccionario diferencial, de 1996; Diccionario ejemplificado de canarismos, de 2009) y diacrónica (Diccionario histórico del español de Canarias, 2001, 2013). También cabe mencionar, por ejemplo, el Diccionario de historia natural del ilustrado José de Viera y Clavijo (2014). Estas y otras obras han recibido numerosas reseñas y son una referencia para el estudio del vocabulario de la variedad canaria, pero también un modelo para el de otras modalidades europeas e hispanoamericanas.