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Los tres frutos secos que los canarios tienen que eliminar de su dieta, según los médicos

Los frutos secos son alimentos muy saludables, pero a menudo acabamos optando en los supermercados por las opciones que contienen más grasa, sal o azúcar
Frutos secos
Imagen de frutos secos.

María P. Bonmatí/Diario de Avisos. | El consumo de frutos secos se ha relacionado con un mejor estado de salud y una mayor longevidad. Estos alimentos contienen una buena proporción de grasas saludables, proteínas vegetales, minerales y vitaminas. Sin embargo, en España, a menudo los tomamos como un simple aperitivo y acabamos eligiendo opciones procesadas y acompañándolos con bebidas alcohólicas o refrescos azucarados. Esto hace que perdamos de vista sus beneficios nutricionales.

Uno de los beneficios más conocidos de los frutos secos —los menos procesados— es su efecto protector frente a las enfermedades cardiovasculares. Pero, ¿cómo logran mejorar la salud del corazón? Uno de sus compuestos más potentes para lograr este objetivo son las grasas insaturadas, que han demostrado ser sustancias muy efectivas contra el colesterol malo o lipoproteína de baja densidad (LDL, por sus siglas en inglés). De todas formas, también contienen fibra, que ayuda a reducir el colesterol y los azúcares, y algunos de ellos, ácidos grasos omega-3, esteroles y L-arginina. 

Aunque todas estas sustancias han demostrado ser beneficiosas para el corazón y las arterias, los frutos secos también se han relacionado con la protección frente a la obesidad e, incluso, la diabetes. Son aptos también para quienes quieren adelgazar porque, a pesar de que tienen muchas calorías, favorecen la sensación de saciedad. En cualquier caso, no deberíamos pasarnos con este consumo, que debe rondar los 28 gramos al día, según este artículo de EL ESPAÑOL. Ahora bien, muchos de los frutos secos del supermercado producen más inconvenientes que beneficios.

Los fritos

Existen muchos tipos diferentes de frutos secos que se pueden comprar en el súper y, probablemente, los que más te gusten sean los fritos. Normalmente se pueden distinguir del resto porque tienen una fina capa en su superficie de la grasa en la que se han cocinado y que suele ser un aceite vegetal. El resultado suele ser unos frutos secos más sabrosos —a los que además se les ha retirado la cáscara y añadido sal—, pero con un perfil nutricional menos recomendable.

Los frutos secos fritos tienen un número de calorías superior debido a que la proporción de grasas aumenta y, por lo tanto, contribuyen en mayor medida a la ganancia de peso corporal. Pero, además, la grasa en la que se fríen puede ser de menor calidad que la que contienen de manera natural los propios frutos secos. El calor de la fritura también puede eliminar algunas vitaminas termosensibles y generar algunos compuestos no deseables, como se explica en este artículo de EL ESPAÑOL.

Los salados

Si queremos los frutos secos más saludables del supermercado, deberíamos elegir los que se encuentran al natural, que están crudos y no llevan más ingredientes. Sin embargo, nos suelen gustar tostados e, incluso, salados. Por desgracia, la cantidad de sal que llevan muchos de los frutos secos que se venden en el súper es excesiva: si bien el contenido puede variar de un producto a otro, estos frutos secos hacen más fácil superar el límite recomendado de consumo de sal al día.

Si el consumo de frutos secos se relaciona con una mejor salud cardiovascular, el exceso de sal puede favorecer la aparición de la hipertensión, uno de los factores de riesgo que favorecen las enfermedades del corazón. Es decir, que se pierden en cierta medida los beneficios que tiene para la salud consumir estos frutos secos. 

Los que tienen miel

Dentro de los frutos secos insanos, uno de los que más destacan son los que están bañados con miel: esta fórmula añade un gran número de calorías, pero además añade una cantidad enorme de azúcares libres. A pesar de lo que siempre se ha pensado, la miel no es saludable debido a que es prácticamente azúcar: “La miel es un edulcorante natural que se compone principalmente de azúcares simples, como la fructosa y la glucosa”, explica este artículo de EL ESPAÑOL.

La miel es alta en calorías, por lo que puede favorecer el sobrepeso y la obesidad. Debido a que es prácticamente azúcar, la miel tiene un índice glucémico alto, lo que significa que tiene la capacidad de aumentar el nivel de glucosa en la sangre al poco tiempo de consumirla. Esto puede afectar gravemente a las personas con diabetes, pero también a cualquier persona que abuse de los alimentos con alto índice glucémico, ya que puede terminar por provocar resistencias a la insulina.

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