la palma

El cafecito en un hornillo de un turista fue lo que prendió fuego a la Caldera de Taburiente

Imprudencias similares han causado algunos de los peores incendios forestales en las Islas, como el alemán que arrasó con casi 50.000 hectáreas quemando papel higiénico o el de la colilla en Ifonche
El cafecito en un hornillo de un turista fue lo que prendió fuego a la Caldera de Taburiente

Lo avisó el director del Parque Nacional palmero, el ingeniero de Montes Ángel Palomares, que las llamas que prendieron en una zona de difícil acceso en la Caldera de Taburiente el pasado fin de semana solo tenían una “única causa posible. Ha sido de carácter humano, ya sea intencionado o por descuido”.

Cuando apenas habían pasado un par de días desde que hubiera que activar medios aéreos y terrestres para evitar un nuevo drama forestal en las Islas, Palomares lo dejó bien claro: “Desde 2007 está prohibido hacer fuego, ya sea en la zona de acampada con un camping gas o un simple mechero para fumar, por lo que se considera que la persona que haya iniciado el fuego a sabiendas o por descuido, estaba haciendo algo ilegal”.

Como era de prever, el Seprona le ha dado la razón tras identificar al presunto responsable de lo acaecido, un varón de 29 años de edad que se encontraba acampado en la zona donde se inició el incendio, sin tener autorización para ello y fuera de las áreas habilitadas para pernoctar, informó la Guardia Civil.

Nueva imprudencia en la Caldera de Taburiente


El propio delegado del Gobierno en Canarias, Anselmo Pestana, reconoció ayer que esta persona ya ha pasado a disposición judicial debido “a una imprudencia con la utilización de un hornillo portátil para hacer un café en una zona en la que está prohibido hacer fuego”.
Aunque felizmente el suceso de este fin de semana se quedó en un susto gracias a la eficaz respuesta de las emergencias, la confirmación de que un conato tan peligroso ha sido fruto de semejante imprudencia obliga a recordar que, lamentablemente, este tipo de comportamientos se encuentra detrás de no pocas de las últimas tragedias forestales vividas en las Islas. Entre ellas, resulta inolvidable el caso de 2016, cuando Scott, un turista alemán de 27 años, no tuvo mejor idea que prender fuego al papel higiénico utilizado en su aseo cuando se encontraba defecando en una zona de pinocha y otro material vegetal combustible.


A resultas de su estupidez, las llamas que prendieron por su culpa en la zona de Jedey (El Paso) terminaron por costarle la vida al agente de Medio Ambiente de La Palma, Francisco José Santana Álvavez, así como casi 50.000 hectáreas afectadas y centenares de evacuados.


No hace falta ser tan bruto como Scott, como bien sabe el que tiró una colilla desde el asiento de atrás de un todo terreno que circulaba por Ifonche (Adeje) durante una calurosísima tarde del verano de 2012 y así le pegó fuego a medio Sur de Tenerife, a tal punto que el fuego comenzó un 15 de julio y se declaró como extinguido el 20 de octubre.
Hasta Hegel comprendería que, en estos casos, el hombre es un lobo peor que los lobos para los montes de Canarias.

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