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La iglesia de San Juan de La Laguna

El Consejo de Tenerife tomó en 1582 a San Juan Bautista como patrón y mandó celebrar su fiesta cada año y edificar un templo
La iglesia de San Juan de La Laguna

Tal día como hoy, 24 de junio del año 1583 y al no producirse ninguna muerte con motivo de la virulenta epidemia de peste que sufrió la isla de Tenerife, con mayor intensidad en su capital, San Cristóbal de La Laguna, donde murió la mitad de su población, la Justicia y Regimiento fueron al campo de los muertos y sobre el recinto que ocupaban sus sepulturas marcaron la extensión de la ermita que hoy vemos, (Rodríguez Moure). Por acuerdos tomados el 25 de junio de 1582, el Consejo de Tenerife tomó como patrón a San Juan Bautista, hizo voto de celebrar anualmente sus fiestas y de edificar un templo en su honor.


La actual iglesia, construida a semejanza de otras ermitas laguneras como la de Nuestra Señora de Gracia o la de San Benito, ofrece una gran amplitud y se distingue porque carece de elementos que diferencien el presbiterio del lugar de los fieles. Desde el punto de vista arquitectónico, lo más significativo de esta edificación se encuentra en el pórtico de la fachada principal, al que se accede por cuatro gradas de piedra volcánica.


Si bien, en su fábrica original tenía además dos entradas laterales, estas estaban clausuradas hasta que se eliminó la primera definitivamente en la reforma de 1955 y la otra fue abierta en la última reparación llevada a cabo en 2020, en un convenio entre el Gobierno de Canarias y el Obispado de San Cristóbal de La Laguna, siendo Obispo don Bernardo Álvarez Afonso y párroco don Manuel Bethencourt Cabrera, con el fin de facilitar la accesibilidad a la iglesia. En torno a la ermita se vertebró el popular y antiguo barrio de San Juan.


En el interior del templo hay que destacar no solo la gran amplitud, sino el artesonado que recorre sin interrupción la nave central, de par y nudillo, con secciones triangulares de madera reforzando las esquinas. A la iglesia se le añadió en 1963 una capilla lateral, actualmente capilla del Santísimo donde se venera al Cristo de las Caídas, imagen que su Cofradía, fundada el 27 de septiembre de 1955, saca en procesión durante la Semana Santa lagunera.


Es de destacar la escultura de procedencia de la Escuela Sevillana, de autor anónimo, de San Juan Bautista, que llega a La Laguna incluso antes de terminarse el templo (1583). Esta imagen tiene una Hermandad, de las más antiguas en activo de La Laguna, cuyas constituciones fueron aprobadas el 25 de mayo de 1767. Si bien en un principio estuvo constituida por 46 hombres, sus estatutos planteaban la incorporación de hombres y mujeres. La razón fundamental de la formación de esta Hermandad se debe a que fue decayendo la devoción a San Juan hasta el punto de no poder participar en la procesión del Corpus Christi, como era tradición, por carecer de capa con la que revestirse.


Dos imágenes sobresalen por su valor artístico del resto: la Virgen de Fátima, obra del escultor portugués José Ferreira Thedim, réplica de la primera escultura de este imaginero realizada sobre madera y posteriormente aplicada la policromía. Una vez concluida esta primera imagen en el año 1920, fue modificada según las indicaciones de Sor Lucía.

La talla de madera de cedro de la Virgen que se conserva en esta iglesia de San Juan llegó a La Laguna en 1950, fue adquirida a través de una suscripción popular, su costo ascendió a 11.676 pesetas, de las cuales 6.000 se deben a la generosidad de doña Concepción Oraá de Buergo. Esta imagen está instalada en un retablo de madera, fabricado en los talleres de La Orotava y donado por el marqués de Celada. La imagen de San Plácido, considerada una de las tallas más importantes del escultor y pintor orotavense Fernando Estévez, contratado por el clérigo y capellán de la entonces ermita de San Juan, don Cándido Rodríguez Suárez (La Laguna 1775-1857).

Esta imagen que llega a la ermita en 1841 sustituye, a otra escultura pequeña y no de buena ejecución. Está instalada desde el año 1962 en un retablo de madera obra del maestro lagunero don Faustino Álvarez Hernández, donado por el exalcalde de La Laguna y Hermano Mayor Perpetuo de la Hermandad, don José Vicente de Buergo y Oraá.


Otras imágenes de gran devoción que se encuentran en esta iglesia son: San Judas Tadeo (Olot 1955). El 27 de septiembre de 1955, don Domingo Pérez Cáceres, Obispo de Tenerife, bendijo la imagen, que fue donada por don Luis Acuña Dorta y un San Antonio del siglo XVIII de autor desconocido. El paso del Santísimo Cristo de las Caídas, acompañado de un Cirineo, un centurión romano y un sayón fueron realizados en 1953 por la empresa El Arte Católico, Casa Bochaca de Barcelona. Una imagen de San José y otra de San Francisco completan el conjunto imaginero de esta iglesia lagunera.


El voto de 1582 determinó, entre otros, la nueva forma de organizar los festejos conforme a la recién estrenada condición del Santo, como protector de toda la Ciudad, incluso antes de estar terminada la ermita. Según el historiador don Carlos Morales, la primera fiesta celebrada con la nueva escultura tuvo lugar en su ermita, aún sin concluir, en 1584. De la importancia de la fiesta, hasta su decadencia, destacamos lo que nos dejó escrito en 1801, en su Diario, el III vizconde de Buen Paso: “La ciudad ha ofrecido este año un nuevo espectáculo en la celebración de San Juan, en su ermita del Llano de Los Molinos. En la víspera, por la noche, hubo fuegos, entremeses y navíos, todo conforme al gusto de las fiestas que se hacen en los campos. Vinieron a desempeñarla unos hombres de Arafo. La composición, el teatro y la música, estaban acordes con los actores. No obstante, se pretendía representar la invasión de Nelson y defensa de Santa Cruz”.


La decadencia de la ermita, una vez que el Cabildo deja de subvencionar las fiestas y la cesión temporal de esta para ser utilizada como hospital, fue debida a la aparición en La Laguna de una nueva epidemia centrada en el entonces ya barrio de San Juan y la calle que llaman del Peral. En la Semana Santa, aunque el tiempo estaba claro, las procesiones no salieron de los templos por falta de gente que acompañara y cargara las imágenes. Ocurrían tanto número de cadáveres que metían a dos en cada sepultura; procedieron después a enterrar en las ermitas de San Juan y San Benito… (Diario de Juan Primo de la Guerra).


La reforma del templo en 1955 y el decreto del entonces Obispo de San Cristóbal de La Laguna, don Luis Franco Gascón en 1963, erigiendo como parroquia a la entonces ermita, fueron los momentos de recuperación de los actos y cultos que se vienen celebrando de forma ininterrumpida hasta el día de la fecha.

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