La plataforma animalista Leales.org ha difundido este jueves el caso de una gata que ha sido encontrada en la isla de Gran Canaria y que sufriría un prolapso rectal, una condición en la cual el recto de un felino se sale de su posición normal y sobresale a través del ano.
Según relata la plataforma, “a la gata se le ha ido saliendo el intestino por el recto, con el dolor que ello conlleva”. Asimismo, “se desconoce si ha sido por atropello, un golpe o alguna ingesta sin especificar”.
Con todo, la protectora que ha acogido al animal pide ahora ayuda para su operación, aportando el presupuesto veterinario, que se eleva a 497 euros. Las personas que deseen ayudar, pueden contactar con la protectora a través del siguiente enlace.

¿Qué es un prolapso rectal?
El prolapso rectal felino es una condición en la cual el recto de un gato se sale de su posición normal y sobresale a través del ano. Es más común en gatos jóvenes y puede estar asociado con una debilidad en los músculos y tejidos que sostienen el recto en su lugar. Algunas posibles causas de prolapso rectal en los gatos incluyen diarrea crónica, estreñimiento severo, esfuerzo excesivo durante la defecación, enfermedades inflamatorias del intestino y presencia de parásitos intestinales.
El prolapso rectal felino es una condición dolorosa y potencialmente grave que requiere atención veterinaria inmediata. Los signos comunes de prolapso rectal incluyen la protrusión de tejido rojo brillante desde el ano del gato, dificultad para defecar, lamido excesivo de la zona anal y comportamiento de malestar general.

El tratamiento del prolapso rectal felino generalmente implica la reducción manual del prolapso y la colocación de una sutura o un dispositivo médico para mantener el recto en su lugar. En algunos casos, puede ser necesario realizar una cirugía para corregir la debilidad de los músculos y tejidos circundantes. Además, se tratará la causa subyacente del prolapso rectal, como la diarrea o el estreñimiento.
Es importante que cualquier gato con un prolapso rectal sea evaluado y tratado por un veterinario lo antes posible, ya que puede haber complicaciones graves si no se aborda adecuadamente.