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Este es el motivo por el que el precio de los melones y las sandías es tan caro en Canarias

Los precios se han disparado hasta convertirse, casi, en productos de lujo; el clima extremo tiene mucho que ver
¿Por qué están tan caros los melones y las sandías en Canarias?

El precio de la cesta de la compra en Canarias no ha parado de subir. Las Islas tienen dos de las ciudades, Santa Cruz de Tenerife y Las Palmas de Gran Canaria, en las que ir el supermercado se hace más cuenta arriba en todo el Estado y productos como el aguacate o los melones o las sandías se han vuelto casi un producto de lujo. Pero: ¿cuál es el motivo?

Paradójicamente, España es uno de los mayores productores del mundo de melones y sandías. El Valle del Guadalentín y el Campo de Cartagena, en la Región de Murcia, es uno de los lugares de cultivo más importantes del planeta, mientras que Almería y la Comunidad Valenciana lo son de la sandía.

La lógica nos hace pensar que, al ser España un país productor, el precio de los melones y las sandías tendría que ser más bajo, pero nada más lejos de la realidad. El kilo de melón, antes por debajo de los tres euros, ha llegado a 4,50 este verano, mientras que un cliente puede llegar a pagar 12 euros por una sandía.

La meteorología, una de las claves

Para entender este encarecimiento hay que echar la vista atrás unos meses. Las escasas lluvias y el calor extremo afectan a este cultivo, débil de por sí. Pero el granizo caído en buena parte de la zona productora han elevado los precios. El pasado mayo varias tormentas de granizo llegaron a afectar hasta el 75% de la cosecha en varias zonas (más de 6 millones de kilos de sandía solo en Lorca), afectando al precio final.

Para que no haya desabastecimiento se controla la distribución de esas frutas, lo que provoca, otra vez, que los precios suban.

Ángela Delgado, presidenta de la Asociación de agricultores y ganaderos de Canarias ASAGA, reconocía en los micrófonos de La Mañana, de Cope Tenerife que son “plantas muy susceptibles del calor, la sequía y los vientos. Vivimos en una constante anomalía climática y eso provoca caída de producción”.

La oferta baja pero sube la demanda

El alza de los precios, ni mucho menos, genera ganancia en los propios productores. Los agricultores, sobre todo los pequeños y medianos, se quejan de que casi no cubren los costes, por lo que algunos, como reconocía Delgado, han “tirado la toalla” cansados: “En la época del Covid se tiraron muchas producciones porque no tenían precio y todo eso tiene consecuencias. Los agricultores se arruinan, dejan de plantar y llega un momento en el que la demanda es mayor que la oferta, disparándose los precios”.

Debido a que el campo, para muchos, no ha sido rentable, todo apunta a que los próximos años las cosas, lejos de mejorar, empeorarán: “Quedan los últimos románticos, los que se resisten a abandonarlo”.

Es verdad que en lo que queda de agosto está previsto que el precio de los melones y las sandías baje, pero quizás no lo suficiente. Eso sí, podrán alejarse un poco de los últimos, que convirtieron a ambas frutas, casi, en un producto de lujo.

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