La Fiscalía de Santa Cruz de Tenerife ha mantenido su petición de 30 años de cárcel y el pago de 40.000 euros para un hombre que actualmente está en prisión provisional, acusado de abusar de sus dos hijastras, mientras que la defensa se reafirma en su inocencia.
El procesado comenzó en 2013 la relación con la madre de las niñas y entonces se fue a vivir con la familia de su pareja en la casa que tenían en La Laguna.
Con todos ellos el hombre llegó a mantener una relación paterno-filial que según la Fiscalía habría aprovechado para acercarse a las niñas y cuando la madre se ausentaba del hogar o estaba distraída habría tocado las partes íntimas de las menores y obligado a realizar determinadas prácticas sexuales.
En todo momento les advirtió que no contaran nada a nadie por lo que guardaron silencio por miedo al acusado hasta que una de ellas relató lo ocurrido en el centro de salud y la otra a una profesora.
Entre las amenazas que lanzó a las hijastras estaba que se iba a portar mal con su pareja en caso de que contaran lo que estaba pasando y de hecho una de las menores llegó a retractarse de lo denunciado en sede judicial, lo que justificó por el daño que le estaba causando a su madre.
Según declaró la mujer en el juicio celebrado este lunes en la Audiencia Provincial de Santa Cruz, la relación con el hombre no acabó del todo hasta hace unos cinco meses y se mantuvo incluso después de las denuncias.
Por su parte la defensa mantuvo la inocencia del acusado por las incoherencias y contradicciones en las denuncias que atribuyó a la animadversión que las hijastras tenían hacia él por prohibirles llevar determinada ropa y enfrentamientos por otras cuestiones domésticas.
La Fiscalía pide 15 años por cada uno de los dos supuestos delitos de agresión sexual a las otras tantas presuntas víctimas y el pago de 20.000 euros a cada una por los daños morales causados.
El informe forense del psicólogo considera “probablemente creíble” lo manifestado por una de las jóvenes y entiende que por lo tanto debe recibir el correspondiente tratamiento psicológico.
Durante el juicio se planteó como prueba un diario en el que la primera denunciante expresa los abusos que dice estar sufriendo, aunque en este caso el informe de los médicos no encuentra patología que tenga relación con los hechos.