Tercermundista es la palabra que muchos evocan cuando atraviesan las Urgencias de cualquier hospital de Tenerife: pacientes hacinados en los pasillos, personal sanitario desbordado, ventilación escasa, horas de espera interminables… La atención sanitaria en situaciones críticas y de emergencia continúa siendo la gran asignatura pendiente de la Isla con una población cada vez más envejecida que acaba colapsando un servicio tan indispensable que deja mucho que desear. Y es que los profesionales afirman que Urgencias es de las peores áreas actualmente para desempeñar su labor. En este sentido, son numerosos los doctores, los enfermeros o los auxiliares que apenas soportan unos meses la presión que supone trabajar en tales condiciones.
Preguntados por la situación, han sido varios los profesionales que se han prestado a describir su día a día en una entrevista concedida a DIARIO DE AVISOS, coincidiendo todos en el empeoramiento del caos en las urgencias a lo largo de este último año. Un médico del Hospital Universitario de Canarias (HUC) que, sorprendentemente, lleva varios años trabajando en Urgencias, reconoce que solo mantiene su puesto porque “en algún momento tendré que asistir a familiares y amigos”, por lo que “prefiero ser yo quien los trate”. Le apasiona el trajín de las emergencias médicas, pero admite que las condiciones actuales del centro hospitalario son deplorables: “Estamos todos muy saturados porque no hay personal suficiente y el que acepta trabajar en Urgencias apenas tiene experiencia”. De hecho, “en los últimos tres años se han ido más de 20 médicos por el estrés, la sobrecarga laboral y la escasa remuneración de los turnos extra”.

Los pacientes que acuden de urgencia al HUC soportan una media de 12 horas de espera hasta que finalmente el doctor puede atenderlos, aunque “ha habido casos de hasta 17 horas”. El entrevistado asegura que el sistema de triaje por parte de sus compañeros de Enfermería funciona “al momento”, pero tras esa primera valoración se forma una especie de cuello de botella que ralentiza el sistema hasta colapsarlo. “Antes, los picos de saturación se percibían claramente a lo largo del año, dependiendo de las estaciones -mayor demanda en los meses de invierno-; ahora, la congestión es continua desde hace bastante tiempo y no sabemos muy bien el porqué”.
Lo que sí tiene claro este médico tinerfeño es que las condiciones de trabajadores y enfermos son lamentables: “El espacio físico se ha quedado bastante pequeño y los pacientes tienen que se repartidos en camas en medio del pasillo; en mi caso, en concreto, tengo que trabajar en un despacho sin ventilación porque no tiene ventanas”. Asimismo, confiesa que siente auténtica vergüenza cuando, para poder echarse algo a la boca, atraviesa el pasillo repleto de enfermos que llevan horas esperando un diagnóstico.

A pesar de que la situación en el Hospital Universitario Nuestra Señora de Candelaria (HUNSC) es algo más soportable, el caos también es palpable. “Contamos con infraestructuras de los años 80 para una población que sigue creciendo a la par que el número de turistas que reciben las Islas”, indica otro doctor de Urgencias de La Candelaria, quien puntualiza que entre este último centro hospitalario y el Hospital del Sur pueden asistir a unas 400 personas diariamente. “Solicitamos más personal con experiencia en esta área porque la presión asistencial es cada vez mayor y apenas tenemos tiempo para formar a médicos nuevos, ya que el servicio demanda una inmediatez constante”, agrega. Además, las condiciones laborales siguen siendo pésimas y “los compañeros prefieren trasladarse a otras plantas para llevar una mejor conciliación familiar”.
La problemática es similar a la del HUC: falta de espacio para ubicar a los pacientes, personal con poca experiencia que acaba pidiendo el traslado a otro servicio, condiciones de trabajo pésimas, notable aumento de la demanda asistencial… “Este año ha sido, sin duda, de los peores que hemos tenido en cuanto a la asistencia de pacientes”, explica el médico de Urgencias, quien cree que son diversas las causas que convergen en un mayor colapso, como el hartazgo de muchos canarios a la incidencia de COVID-19: “La patología no deja de estar ahí y estamos observando un repunte de enfermedades vasculares”.
Urgencias de La Candelaria cuenta actualmente con unas 20 personas repartidas en los pasillos, bien por la escasez de las infraestructuras, bien por los denominados pacientes con alta administrativa que siguen alojados en las instalaciones por carecer de familiares que puedan hacerse cargo de sus cuidados. A este respecto, “tenemos un paciente que viene todas las noches a dormir al hospital: a las 6.00 horas se asea, recoge sus pertenencias y se va para regresar por la noche”. “Nosotros somos humanos y no podemos dejarlo en la calle”, concluye.
Caos absoluto en urgencias #Huc.
— Rayco Rodríguez Trujillo (@RaycoRodriguezT) September 21, 2023
35 años cotizados a la Seguridad Social para tener pasillos saturados con personas mayores esperando más de 24 horas.
Sigan construyendo carreteras, puertos y circuitos del motor por un lado y, por otro lado, arruinen la sanidad pública. pic.twitter.com/ksWnns4ppg
Prueba de este colapso son las continuas quejas publicadas por los isleños en la red social de Twitter, ahora conocida como X, que no solo han tenido que lidiar con un problema de salud repentino, sino con la mencionada precariedad en ambos centros hospitalarios. “Caos absoluto en Urgencias del HUC: 35 años cotizados a la Seguridad Social para tener pasillos saturados con personas mayores”, compartió la semana pasada un usuario, provocando un bronco debate en la plataforma porque “se está arruinando la sanidad pública”. En La Candelaria la situación se asemeja a la descrita: “El otro día estuve en Urgencias de La Candelaria y aquello parecía una película bélica”, “mientras tanto la sala de espera de las urgencias es un barracón”, etc.
Lo verdaderamente paradójico de esta cruda realidad es el supuesto beneplácito por parte de la sociedad canaria fuera del plano virtual, que desde hace años reclama una Sanidad digna en la que profesionales y pacientes sintonicen en armonía porque, sea como fuere, todos, absolutamente todos, seremos el anciano que ocupe esa cama hacinada en medio de un pasillo…