Hubo un tiempo, en la década de los 80 y los 90, en el que los niños y niñas usábamos tenis Crube. Eran unos tenis sencillos, pero contaban con algo fundamental para las familias: eran económicos y duraderos. Además, en muchos centros escolares era obligatorio que el calzado deportivo, los tenis, fuera de color blanco, lo que motivó que las ventas de algunos modelos crecieran de manera importante.
Los tenis Crube, además, son uno de esos ejemplos que sirven para escenificar cómo se vivía y cómo se desarrollaba Canarias en aquellos tiempos de cambio, porque para entender aquel fenómeno tenemos que hablar de una familia vasca que aprovechó la industrialización y de unas tiendas, Almacenes Número Uno, en el que los canarios y las canarias podían comprar a precios asequibles. Esta es la historia de los tenis Crube, pero también de una época en las Islas.
Crube, la empresa familiar que surgió en los 70
El empresario Cruz Pascual y su esposa, Begoña García -de ahí la denominación de Crube-, fundaron la empresa familiar en 1972, en Oyón, Álava. Llegaron a fabricar más de 3 millones de pares al año, reconvirtiéndose luego en Rupasga, S.L, en 2004, con factoría en La Rioja.
Su hijo, también llamado Cruz, es el actual gerente. Es una persona afable, que recuerda, perfectamente el “verdadero boom” que se vivió en Canarias con el producto que, aún hoy, siguen fabricando: “Éramos una empresa muy potente a nivel nacional. Hay que recordar que en aquellos años no había, ni mucho menos, tanta oferta como hay ahora. Vendíamos en grandes cantidades y Tenerife fue uno de esos lugares”.
Porque aquellos Almacenes Número Uno, con su inconfundible logotipo del número con los colores de la bandera de Canarias, fueron la puerta de entrada para los tenis Crube: “Contactamos con Bacha Achí (hermano de Amid) y desde el principio nos entendimos. Contaban con muchísimas tiendas en las Islas y nos compraban muchísimo género, fue un buen acuerdo para ambos”.
Los tenis Crube más comprados
Los Crube fueron una revolución. Ante las marcas grandes, como Nike, Adidas o Converse, mucho más caras, aparecía una firma que entraba en ese reducido mercado con precios más bajos y, además, se trataba de un muy buen producto. “Nuestra relación calidad-precio era muy buena”, rememora Cruz Pascual, que admite que estaban muy bien posicionados en el mercado: “No teníamos casi competencia porque en la década de los 80 y los 90 había muy pocas marcas nacionales y de calzado deportivo menos aún. Sí se hacía mucha zapatilla de andar por casa, pero calzado deportivo, para usarlo en la calle, por decirlo de algún modo, nosotros y poco más”.
Fueron años de “locura”, no solo por el número de ventas, sino también porque eso conllevaba una implantación en la sociedad canaria que llevó a que Crube formara parte de nuestra cultura popular como reflejan frases como “Crube, los tenis que siempre tuve” o “Crube, mejores no los tuve”, aún hoy recordadas. “Era un calzado de buena calidad”, recalca Cruz Pascual que recuerda “perfectamente” que el modelo completamente blanco, con ligas o tiras de velcro, muy sencillo, era “sin duda” el “campeón” de ventas en Canarias: “Eran nuestros Stan Smith de Adidas”.
Además, aunque se vendía un gran volumen era de “muy pocas referencias”, generando que algunos modelos se convirtieran en icónicos. Había tres o cuatro modelos de tenis Crube en la calle, pero había muchos.
Irrumpe el mercado asiático
Pero todo tiene un final. Aquel boom que vivimos en Canarias llegaría, como ha ocurrido con otras tantas cosas, con la entrada del mercado asiático. Fue en ese continente en el que se empezó a fabricar todo y en enormes cantidades, con grandes corporaciones desplazando sus factorías. Aquello también afectó a Crube: “De repente, era mucho más sencillo comprar y traerlo desde allí. El marcado asiático barrió”.
Eso sí, Cruz recuerda que la relación con el Número Uno siguió “siendo perfecta” porque fueron avisados desde el primer momento: “Nos comentaron sus motivos y, claro, negocios son negocios. Les salía más a cuenta comprarlo allí. Nuestra relación continúa siendo estupenda”.
Calzados Crube sigue existiendo, mantienen la empresa ideada por Cruz Pascual y Begoña García, mientras sigue en el recuerdo de miles de canarios y canarias que, aún hoy, seguimos recordando que Crube fueron los tenis que siempre tuve, aunque, también es cierto, mejores no tuve.