la gomera

Casi 20.000 gomeros arropan a la Virgen de Guadalupe

La patrona de la Isla Colombina llega a San Sebastián entre chácaras y tambores, en el acto central de las Fiestas Lustrales
Miles de personas acompañaron durante toda la tarde a la patrona de La Gomera, desde su salida en Puntallana hasta la iglesia de la Asunción, donde durmió anoche. Carlos Brito / DA
Miles de personas acompañaron durante toda la tarde a la patrona de La Gomera, desde su salida en Puntallana hasta la iglesia de la Asunción, donde durmió anoche. Carlos Brito / DA

Miles de gomeros venidos de dentro y fuera de la Isla, casi tantos como habitantes tiene censados, en torno a 20.000, acompañaron ayer a la Virgen de Guadalupe, como hacen cada cinco años, al menos desde 1872, según datan los historiadores. La gran mayoría de ellos, desafiando al sofocante calor, se dieron cita en la playa de San Sebastián para recibir, sobre las cinco de la tarde, a la patrona de Puntallana y comenzar así la peregrinación que la llevará a recorrer durante dos meses los seis municipios de La Gomera, tras su primera estadía en la iglesia de la Asunción de la capital gomera, donde ya duerme desde anoche.

La pequeña talla, de 25 centímetros, se cree que de origen barroco flamenco de Malinas, partió pasadas las cuatro de la tarde desde la ermita de Puntallana, su morada desde 1542, cuando se mandara a construir por el primer conde de La Gomera, Guillén Peraza. La Bajada comenzó tras las palabras del reverendo Sergio Melián, sacerdote natural de San Sebastián y, actualmente, párroco en Icod de los Vinos, que dio paso al embarque. La patrona estuvo rodeada por un centenar de bailarines, tambores y chácaras hasta el pequeño embarcadero. Desde allí, en el Paquita Pérez, un bermeano de 18 metros y medio de eslora, a la capital gomera fue seguida por un centenar de pequeñas embarcaciones engalanadas, un destructor de la Armada y un gran catamarán de Fred.Olsen, más cientos de palomas soltadas para la ocasión.

La buena mar -siempre está así cada vez que llega la Bajada, recordó la alcaldesa Angélica Padilla- hizo que la Virgen terminara llegando a San Sebastián a la hora prevista, donde miles de gomeros aguantaron con pamelas, sombreros y gorras el desafiante sol, como recordando aquel resplandor que apreciaron unos marineros extremeños cuando se les apareció por primera vez en la cueva que hoy da nombre a una playa de San Sebastián.

Cientos de personas, desesperadas por cargar a Guadalupe, se lanzaron ansiosos al mar para ser las primeras en cargarla hasta la orilla, a la vez que se refrescaban para combatir el calor. Ya en tierra de nuevo, la pequeña talla , siempre acompañada por bailarines y tocadores, con el inconfundible baile del tambor, fue llevada a la entrada del Ayuntamiento capitalino, donde esperaban las autoridades regionales, insulares y locales, encabezadas por el presidente regional, Fernando Clavijo. Allí, en presencia del clero, con el obispo Bernardo Álvarez a la cabeza, Beatriz Santos cantó el siempre emocionante Ave María.

Angélica Padilla, alcaldesa de San Sebastián, destacó en su bienvenida el carácter insular de la cita: “La Bajada de la Virgen es uno de los acontecimientos más importantes de la Isla y la mayor muestra de fervor de los gomeros y las gomeras”. Además, añadió que “supone un gran honor y me llena de una emoción difícil de expresar con palabras, ser la primera alcaldesa que recibe a la Virgen de Guadalupe a su llegada a San Sebastián”.

Por su parte, el obispo Bernardo Álvarez rememoró anteriores bajadas y destacó la enorme devoción mostrada siempre por el pueblo gomero hacia su patrona, en cada uno de los rincones de su recorrido insular.

Tras el encuentro en el Ayuntamiento, adornado para la ocasión con tres espectaculares arcos con frutos de la tierra gomera, la Virgen fue trasladada por la calle Real hasta la iglesia de la Asunción en una emotiva procesión, donde el folclore y la cultura popular de la chácara y el tambor acompañaron a la imagen hasta el templo donde oró Colón antes de descubrir América, y donde el obispo Bernardo Álvarez ofició la homilía. Allí descansará hasta que parta, el próximo día 21, de camino hasta Playa de Santiago, también por mar, empezando su peregrinación isleña hasta el 15 de diciembre, que regresará a Puntallana.

La historia

Aunque la talla data del siglo XVI y se tiene conocimiento de ella desde 1542, cuando se construyó su ermita en Puntallana, no fue hasta 1872 cuando se celebró la primera Bajada de la Virgen de Guadalupe hasta la capital de la Isla, para muchos años después -desde 1968- recorrer la imagen mariana todos los pueblos de La Gomera.

Esta bajada tuvo su origen en una crisis de fe en el pueblo debido a las circunstancias históricas del momento, por lo cual el mayordomo de la Virgen solicita al párroco de la Iglesia Matriz de la Asunción de la villa capital que le pida al obispo de Tenerife que la imagen de La Morenita de Puntallana bajase a la capital cada cinco años, petición que fue aprobada.

Curbelo: “Está dentro de la cultura y de la forma de ser de los gomeros”

El presidente del Cabildo de La Gomera, Casimiro Curbelo, subrayó ayer que la “devoción por la Virgen de Guadalupe está dentro de la cultura y de la forma de ser de los gomeros”. Estas palabras se unieron a una amplia reflexión sobre los estrechos vínculos que perduran entre la sociedad gomera y su patrona, y que vuelven a sentirse en días como el de la Bajada.
“Hay personas que se dicen no religiosas, pero que confiesan sentir una extraordinaria devoción por la Virgen”, aseguró Curbelo, quien remarcó que, al margen de cualquier vínculo religioso, “estos días también son momentos de unidad y reencuentros, especialmente, de aquellos que regresan a su isla cada lustro”.

Relató que, aunque se vive en un mundo muy distinto del de hace dos siglos, cuando se celebró la primera Bajada, “la devoción permanece enraizada en la sociedad gomera”. Al igual, dijo, que en otras regiones de España y del mundo como Extremadura y México, porque la Virgen de Guadalupe “es una figura que atrae la fe de un lado y del otro del Atlántico”.

Curbelo aprovechó estas palabras para alertar de que en estos nuevos tiempos, las sociedades siguen padeciendo “viejos males”, en referencia a la incomprensión, la intolerancia y la división, que, según afirmó, “se han instalado en un mundo que, sin embargo, dispone del mayor bienestar jamás disfrutado por ninguna otra generación”. En contraposición, puso en valor la hospitalidad de la sociedad gomera, “que es lo mejor del espíritu de los canarios, algo de lo que nos podemos sentir muy orgullosos porque ha resistido al paso del tiempo”.

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