El Tancón es una de las cuevas submarinas más peligrosas de Tenerife pese al aspecto paradisiaco que le otorga sus aguas cristalinas, que fluyen entre las rocas volcánicas. El juego de luces y sombras, junto con la abertura en la parte superior, que permite la entrada y salida del agua a presión, aumenta aún más su peligrosidad. Y es que las corrientes, que se comportan como hervideros, atrapan, golpean y succionan a los bañistas.
El baño en este popular charco de Santiago del Teide está completamente prohibido. Y así lo indican los carteles informativos ubicados en los accesos a la cueva. No obstante, en los últimos tiempos hemos sido testigos de cómo este paraje sigue siendo muy frecuentado, principalmente por turistas y, más recientemente, por influencers, como Marina Rivers, quien no dudó en darse un chapuzón en el singular bufadero, recibiendo numerosas críticas por ello.
“No es un charco ni una piscina natural, sino un bufadero muy peligroso que, cuando sube la marea, te engulle y no puedes escapar”
El caso es que la cueva de El Tancón se ha llevado por delante la vida de al menos seis personas en los últimos 8 años. Así lo explicaba el responsable de Bomberos Voluntarios de Santiago del Teide, Federico Linares, en un reportaje de DIARIO DE AVISOS: “No es un charco ni una piscina natural como muchas veces se vende en Internet, sino un bufadero muy peligroso por las corrientes y porque cuando la marea sube succiona todo lo que encuentra en ese hueco, te engulle y no puedes escapar”.
En el mismo trabajo periodístico, el promotor de la plataforma Canarias 1.500 metros de costa, Sebastián Quintana, subrayó que El Tancón y el charco de La Laja, en San Juan de La Rambla, son los dos puntos más peligrosos de Canarias para sumergirse en sus aguas.
La Cueva de los Camarones
La Cueva de Los Camarones, ubicada en Arona, también es conocida por su alta peligrosidad. Se encuentra a una profundidad de 30 metros y a unos 700 de la costa de El Palm-Mar. Carece de burbujas de aire donde se pueda respirar, si bien su mayor trampa se encuentra en los sedimentos depositados en el fondo. Un movimiento brusco de un pez alertado por las luces o un aleteo inadecuado por parte de los buceadores puede generar una nube de lodo que reduce la visibilidad durante horas.
En 1975, el tinerfeño Juan José Benítez, de 29 años, campeón de España y Canarias de submarinismo, y Francoise de Roubaix, un colaborador del comandante Cousteau y conocido compositor musical francés, perdieron la vida trágicamente debido, precisamente, a la turbidez del agua. Los dos quedaron atrapados en el laberinto volcánico mientras realizaban un reportaje.
Nueve años después tuvo lugar otro incidente en el que una decena de jóvenes y dos buzos alemanes, Henry Sarpentin y Jens Steiner, de 38 y 17 años, respectivamente, quedaron atrapados en la peligrosa “garganta” cuando realizaban una inmersión alrededor de la gruta. La Asociación Mundo del Silencio colocó a principios enero una enorme cruz de hierro a la entrada de la cueva para homenajear a las víctimas.