Como cada 1 de noviembre, los cementerios de Tenerife se llenaron ayer de flores y recuerdos, convirtiéndose en puntos de encuentro de las familias, que, por el tradicional Día de Todos los Santos, se acercaron a los camposantos para rendir un sentido homenaje a sus seres queridos, enramando y cuidando sus nichos en esta fecha tan cargada de emoción.
El de Santa Lastenia, en Santa Cruz de Tenerife, es uno de los más grandes y lleva ya varios días recibiendo la llegada de cientos de personas. Y es que, según comentan muchos, ya no se ven tanto las aglomeraciones habituales del pasado en este 1 de noviembre, sino que la gente cada vez reparte más sus visitas entre los días anteriores y posteriores a esta jornada.
Aún así, el Día de Todos los Santos sigue siendo una fecha señalada en el calendario para muchas personas y ayer, en un día de bastante calor como ya está siendo habitual en los últimos años, se pudo ver a mucha gente en este camposanto de la capital, que llenó los puestos de flores de la zona, así como el aparcamiento y los accesos por carretera al recinto.
Mercedes es una de estas miles de personas que acuden en esta fecha al cementerio para homenajear a sus seres queridos con unas flores: “Siempre que puedo vengo la víspera o el día posterior, para evitar la masificación, aunque en los últimos años eso ha mejorado mucho. Antes sí que solía venir todos los sábados, y ahora vengo días destacados, como el Día de la Madre o de sus cumpleaños. Es una costumbre transmitida de mis padres, y que es bonito y yo aquí me siento en paz. Hay mucha gente como que le da un poco de miedo, pero a mi no”.
Mercedes tiene en este cementerio a mucha familia, como sus abuelos, su madre o tíos, y también por parte de su marido. “Aquí están los abuelos de mi marido. A la abuela, mi suegra siempre me dice que le gustaba mucho una flor; por eso, trato de mostrarle un poco de respeto trayéndole alguna flor”, relata. Flores “alegres” para decorar los nichos: “Me gusta la base violeta y blancos, amarillos, naranjas, pero flores naturales, nada de teñidas”.
Cerca también estaban Araceli y Carmen, primas que acuden habitualmente en fechas señaladas para rendir homenaje a sus familiares. “Solemos venir el 31 de octubre, pero ayer no pudimos, somos las que venimos por la familia, y tenemos bastantes aquí, padres, abuelos, tíos.. y a todos les ponemos flores. Es una tradición nuestra que nos enseñaron desde siempre y solemos venir”, explicaban.
José Carlos acudió con su sobrina Araceli, que preparaba unos bonitos arreglos florales para sus familiares. “Creo que es importante recordar a los seres queridos que ya no están aquí. Vine con mi sobrina y venimos a ver a mi madre y mi padre, que son sus abuelos”, señaló José Carlos. Dos generaciones distintas que apuestan por mantener la tradición, porque, como destaca, “hay que recordar que esto no es solo Halloween” y la importancia de momentos como este en el camposanto para homenajear y recordar a los seres queridos.
Y al lado estaba Ana María Arias Guigou, visitando el panteón familiar, donde está su abuelo, Diego Guigou, quien fue “el fundador del Hospitalito de niños”, rememoraba, así como los hijos de sus abuelos, “que eran siete, los maridos de mis tías, mis padres, mis cinco hermanos y ahora mi marido”, que falleció hace cinco años. “Vine el día 14, porque era el cumpleaños de mi marido, hubiera cumplido 90 años, y después, cada vez que hay un aniversario vengo al cementerio, me gusta que tengan flores porque me da una satisfacción. Yo soy muy creyente y sé que aquí no están, pero es su última morada y vengo y hablo con ellos”, explicaba emocionada mientras arreglaba las flores.
San Rafael y San Roque
Santa Lastenia es el cementerio más grande de la capital chicharrera, pero cuenta con otros importantes como el de San Rafael y San Roque, en pleno centro y declarado BIC, y que ayer abrió sus puertas en este 1 de noviembre por primera vez en dos años, ya que ha permanecido cerrado por las obras de restauración que se han estado realizando en el recinto. Aún así, el camposanto solo abrió por este Día de Todos los Santos, a la espera de su reapertura oficial al público en general.
El cementerio de San Rafael y San Roque abrió sus puertas en 1810 y cerró de forma oficial en 1916, aunque en 1954 recibió su último enterramiento.