Seis son ya las nuevas tortugas gigantes de Galápagos que han nacido este mes en Loro Parque. Una noticia extraordinaria que trae una nueva esperanza a la supervivencia de esta especie: solo quedan en la naturaleza 15.000 ejemplares. El número es tan escaso que podría acomodarse en el Heliodoro Rodríguez López.
Una de las dificultades añadidas para la protección de estas impresionantes tortugas procede de su dificultosa reproducción. Su lento metabolismo hace que tarden hasta 25 años en alcanzar la madurez. De hecho, Tom, con más de 50 años es ahora padre por primera vez.
Como resultado, solo se han conseguido crías en dos instituciones zoológicas acreditadas en toda Europa. Esto hace que cada uno de los ejemplares recién nacidos, tenga un valor incalculable para su especie.
La aventura de nacer, siendo tortuga
Pero las dificultades no terminan ahí: Para llegar a buen término, los huevos, que son enterrados por las hembras bajo la arena, deberán encontrar las condiciones de humedad y temperatura idóneas para salir adelante en los casi cuatro meses que necesitan para eclosionar. Después de eso, las tortuguitas excavan su propio camino hacia la superficie donde comienza su aventura de la supervivencia.
Una de las incógnitas más relevantes que se plantean ahora es conocer a qué género pertenecen cada una de las crías ya que, externamente, no hay diferencias de aspecto por su género. Este dato es de suma importancia ya que el 99% de las tortugas nacen hembras. Un escollo más para esta especie, que determina que el nacimiento de machos sea esperado de manera muy especial. El sexo de las tortugas depende de las condiciones de temperatura en que se desarrollen los huevos: los nidos más cálidos suelen producir mayor número de hembras.
Hijas de Tom, Tomasa y Ronaldiña
El padre de las seis recién nacidas es Tom, que reside en el parque desde hace cincuenta años y de Tomasa y Ronaldiña, que llegaron a Loro Parque desde el Zoológico de Zúrich, el único en Europa que había conseguido reproducir esta especie. Con su llegada se puso en marcha el programa de cría. Se creó para ellas un hábitat en el que se sienten a gusto y seguras y se les ofreció el mejor cuidado. Como resultado: el zoológico de Puerto de la Cruz ha logrado que las tortugas se reproduzcan y sus huevos eclosionen, de manera natural.