“Tenemos derecho a estar en Canarias, pues nuestros antepasados fueron esclavos aquí”

Dice ser tímida, pero no. Kathy Ly no es así si coge confianza. Fue lo que tuvo hace días en la jornada sobre migración en la Facultad de Periodismo y es lo que refleja aquí. Esta senegalesa de 27 años, universitaria que quiere hacer un doctorado, buscar trabajo y volver en su día a su país “a emprender”, tiene claro que hay racismo en África (sobre todo hacia los de poblados) y en todos lados, pero reivindica su derecho a estar en Canarias por la esclavitud africana aquí durante siglos. Y cuánta razón tiene…

-¿Cuándo llega a Canarias?

“En noviembre de 2021 al lograr una beca del Gobierno canario. Me había graduado en Filología Hispánica en Dakar y siempre tuve el sueño de estudiar fuera, dejar mi zona de confort y descubrir otras maneras de enseñanza. Aunque quería hacer un master en Filología, estaban las plazas cubiertas y tampoco las había en el de El Español y su cultura, de Las Palmas. Al final, la única en la que sí quedaban era en el de Patrimonio Cultural, de Bellas Artes”.

-Viene por aeropuerto, pero ¿muchas y muchos le han preguntado si se metió en un cayuco?

“Al principio, no, pero, en los últimos meses, sí me preguntan eso o, directamente, en qué centro de migrantes vivo”.

-¿Ha notado mucho racismo?

“No hasta este septiembre: fui a mi centro de salud y, mientras esperaba al médico, pues había mucha gente, la recepcionista pregunta que quién va después y una señora dijo que había una niña de color detrás. Me lo tomé muy mal”.

“Al principio, no noté el racismo, pero en el tranvía ya me miran fatal y, en el médico, me sentó mal que me dijeran niña de color”

-¿No le dijo: “niña de color negro, señora blanca…”?

“(Risas) Le bastaba con decir que hay una niña detrás. ¿Por qué usar ese adjetivo demostrativo? Aunque respeto a todo el mundo, me dije que debía entrar primero al médico, pero luego la esperé y le dije que si yo soy de color, de qué color era ella…”.

-¿Y qué le respondió?

“Se avergonzó mucho y me dijo que no fue por maldad”.

-Y seguramente es así, pero es racismo inconsciente o no: ¿lo nota mucho en el lenguaje?

“Hasta ese día, no, pero, si lo ven como nosotros, sí lo compruebas, y lo noto mucho, por ejemplo, en el tranvía, pues me miran fatal. Casi no lo puedo explicar, no sé cómo me consideran, pero nos miran muy mal”.

-Recalca que vienen a Canarias porque esta tierra también es de ustedes; sin embargo, muchos le criticarían eso y no repararían en la esclavitud…

“No les juzgo. Incluso, es normal, pero porque hay mucha falta de información, casi todo está invisibilizado, no se habla de nada, sobre todo de la presencia africana aquí. Muy pocos lo saben, salvo que sean investigadores o tengan padres que sepan de historia. Canarias es, en realidad, de África, nuestra tierra, de todos los africanos y tenemos derecho a estar aquí porque nuestros antepasados trabajaron duro en estas islas y de manera obligatoria, sin descanso. No debería haber tanta atención a que haya africanos”.

-Lamenta que los africanos no conozcanla realidad de Canarias, la UE… y se desengañen: ¿les cuesta tanto convencer a los jóvenes de esto?

“Entiendo a los que intentan convencerles y no lo logran. Si le digo a alguien de allá que aquí no hay trabajo o que hay gente que pasa hambre, que no tiene casa, pero me pongo un vestido bonito o voy a un restaurante a comer bien y saco fotos, eso no se puede entender. Eso sí, prefiero decir las cosas como son”.

-¿Ha convencido a alguien de no venir por ese engaño?

“No lo sé, pero a mis amigos les digo lo que veo, que hay que remover tierra y cielo para trabajar. Es muy difícil convencerles, pero somos culpables desde aquí y ellos por no informarse de que también hay problemas en Europa, Estados Unidos… No vale ver a alguien con buena ropa, comida o casa para pensar que, si voy, también lo tendré. Está bien que cada uno decida su destino, pero hay que pensarlo bien antes”.

-¿La única solución para no arriesgar la vida es que haya visados, otra relación laboral?

“Sí, la UE debe solucionar primero el problema de los visados. Antes, los jóvenes que arriesgan sus vidas no habían estudiado, pero ahora, como mínimo, tienen el bachillerato o años de universidad, y así lo he comprobado en Las Raíces”.

-Inversiones familiares…

“Claro, si tienes un futuro inseguro allá, decides venir”.

-¿Cómo se cura el racismo? Se dice que con educación, pero hay mucho occidental con carreras más racista que gente sin formarción…

“Antes que nada, debe empezarse por las desigualdades. Desde que llegan muchos por mar, sí me cuestionan, pero vienen por pobres, porque no tienen trabajo y por otros problemas: todo es por la desigualdad”.