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Una bebé rescatada en aguas cercanas a Gran Canaria perdió a su madre durante la travesía

Mientras la gran mayoría del resto de comunidades autónomas siguen siendo insolidarias con las Islas, Save the Children confirma las sospechas de que este año llegarán más menores que nunca
En el cayuco rescatado el lunes al sur de Gran Canaria viajaban 170 personas, 23 de ellas mujeres y siete niños. | Efe

La terrible crisis humanitaria que ha convertido las aguas de Canarias en una suerte de fosa común sigue generando, de forma incesante, un drama tras otro por la insoportable tasa de mortalidad que caracteriza a la llamada ruta atlántica, una vía de migración irregular que transcurre desde el continente africano hacia Europa y que utiliza estas Islas como escala.

En esta ocasión, y cuando aún resuena en los corazones el pesar por los tres cadáveres hallados durante la semana pasada en las costas de La Gomera en lo que todo apunta hacia un naufragio masivo del que ni tan siquiera se tiene más noticia, ayer desveló la agencia Efe que una de las bebés rescatadas el pasado lunes por Salvamento Marítimo de un cayuco parado en el Atlántico a 280 kilómetros del litoral de Gran Canaria perdió en la travesía a su madre, quien falleció y fue arrojada al mar por sus compañeros. Según fuentes de los servicios de emergencia, el testimonio de los supervivientes del cayuco eleva a dos las víctimas de esa travesía, el hombre cuyo cuerpo todavía estaba a bordo cuando llegó la Guardamar Talía y la madre de esa niña.

La pequeña, hoy sin más amparo que el que se le pueda prestar en el marco del titánico esfuerzo que las autoridades canarias llevan a cabo para acoger a tantos miles de menores no acompañados dada la insolidaridad de la gran mayoría del resto de comunidades autónomas a la hora de compartir esta responsabilidad, desembarcó en el muelle de Arguineguín (término municipal de Mogán, Gran Canaria) en brazos de una familiar de su madre, que corroboró a las asistencias lo ocurrido.

De acuerdo con lo que han contado varios de los supervivientes (170 personas, entre ellos 23 mujeres y siete niños), el cayuco había salido ocho días antes desde M’Bour, en Senegal, localidad que dista algo más de 1.500 kilómetros de la isla de Gran Canaria.

La embarcación fue localizada el lunes por la mañana por un avión del servicio de vigilancia marítima de la Guardia Civil, que avisó a Salvamento Marítimo. Antes de que llegara desde Arguineguín el barco de rescate, los migrantes recibieron ayuda del petrolero kuwaití Al Bateen, que permaneció a su lado hasta ese momento por petición de las autoridades españolas. El capitán de ese mercante informó a Salvamento de que el cayuco estaba parado en el océano, sin propulsión, en condiciones de marejadilla (olas de hasta medio metro).

Por el momento, se desconoce cuánto tiempo llevaba así y si ya se encontraba a la deriva. Muchos de sus ocupantes necesitaron ayuda para caminar al desembarcar en el muelle de Arguineguín, porque llegaron débiles y agarrotados, según presenció Efe. El parte de asistencias del Centro Coordinador de Emergencias y Seguridad (Cecoes) 1-1-2 del Gobierno de Canarias detalla que fue preciso enviar a hospitales a nueve de ellos por patologías leves.

Cada vez más

Precisamente, ayer fue la ONG Save the Children la que puso el grito en el cielo para denunciar que, lejos de remitir, este drama humanitario no cesa de aumentar, por cuanto en los primeros cuatro meses del año han llegado a España unas 20.000 personas migrantes y, de ellas, al menos 1.500 son niños. La inmensa mayoría ha terminado en Canarias (si se extrapola el porcentaje general, un 80% de las llegadas), dado que, desde el llamado Blindaje del Estrecho, acaecido en agopsto de 2019, los traficantes de seres humanos han dirigido sus objetivos como puerto de destino hacia el Archipiélago. Lo peor es que, si se compara el mismo período del año anterior, las llegadas han aumentado en un 190%, procediendo la mayoría de los afectados desde países como Senegal, Mauritania y Mali.

Además, Save the Children destaca un aspecto del que son plenamente conscientes las autoridades isleñas, por cuanto la llegada de 1.579 niños es un número significativamente alto para haberse producido durante los meses de invierno. “Si se mantiene la tendencia al alza de volumen de llegadas, es probable que en los meses de verano aumente la llegada de niños no acompañados con necesidad de amparo y protección. En 2023, ya hubo récord de llegada -más de 5.100 menores de edad- si se continúa a este ritmo, este año se superará la cifra”, como recuerda la portavoz Bárbara González del Río.

En este contexto, un pacto del Gobierno estatal con el autonómico pretende imponer por ley al resto de CC.AA. que los menores migrantes sean repartidos.

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