El Alzheimer es una enfermedad neurodegenerativa crónica y progresiva que afecta principalmente a las funciones cognitivas, como la memoria, el pensamiento y el lenguaje. Asimismo, se caracteriza por la acumulación anormal de proteínas en el cerebro, como la beta-amiloide y la proteína tau, que forman placas y ovillos neurofibrilares. Estos depósitos de proteínas interfieren con la comunicación entre las células nerviosas y causan la muerte gradual de las neuronas en áreas clave del cerebro, lo que conduce a la pérdida de funciones cognitivas y, finalmente, a la demencia. En Canarias hay unos 6.500 casos diagnosticados.
En un hecho sin precedentes en la historia médica, se ha registrado un total de cinco casos de enfermedad de Alzheimer que se propagaron por contagio. Este sorprendente hallazgo se detalla en un estudio reciente publicado en Nature Medicine.
Según las investigaciones, estos pacientes contrajeron la enfermedad durante su infancia a causa de un tratamiento con hormona del crecimiento que había sido extraída de la pituitaria de donantes fallecidos.
La práctica de utilizar esta hormona, que se suspendió en la década de los años 80, se vinculó al riesgo de transmitir priones, las proteínas anómalas responsables de la temida enfermedad de Creutzfeldt-Jakob, la misma que se asoció con el escándalo de las “vacas locas”.
Los individuos afectados, quienes fueron atendidos en la prestigiosa Clínica Nacional de Priones del Hospital Nacional de Neurología y Neurocirugía de Londres, comenzaron a experimentar los síntomas característicos del Alzheimer cuando tenían edades comprendidas entre los 38 y los 55 años.
Dada su relativa juventud en relación con la enfermedad, un equipo de expertos examinó detenidamente tanto su historial médico como su información genética. Todos estos pacientes habían sido sometidos a tratamientos con hormonas de crecimiento extraídas de donantes fallecidos durante su infancia. Los análisis genéticos realizados confirmaron que no portaban las mutaciones genéticas que suelen estar relacionadas con la aparición temprana del Alzheimer.
Investigaciones anteriores basadas en el análisis de muestras de priones derivados del uso de la hormona de crecimiento, conservadas en el centro en cuestión, revelaron la presencia de proteínas amiloides patológicas.
Experimentos realizados con ratones también confirmaron que, una vez administradas estas muestras, inducían la neuropatía. La ausencia de registros de contagio de Alzheimer por cualquier otra vía, ya sea médica o social, sumado a la falta de otros tratamientos que hayan empleado esta vía de transmisión, apuntan de manera concluyente hacia la hormona extraída de cadáveres como el único agente responsable de la propagación de esta enfermedad.