Es otro de los científicos y humanistas cuyo currículo no cabe aquí. Doctor en Medicina, Periodismo y Sociología, prepara otro doctorado en Filosofía. Antonio Alarcó Hernández (nacido en Santa Cruz de Tenerife), catedrático de Cirugía General y Digestiva de la ULL, ha capitaneado la sección quirúrgica de 120 trasplantes pancreáticos en el HUC, es académico, se ha formado en Wisconsin con el profesor Sollinger, en Pittsburgh con el profesor Starzl y en Madrid con el profesor Enrique Moreno, entre otros. Casi nada.
Se metió en política, ha sido senador del Reino de España en cinco legislaturas. Honesto hasta la exageración, se ha jubilado de la docencia, pero sigue siendo cirujano en activo y director del Centro de Entrenamiento en Robótica y Telemedicina del Complejo Hospitalario Universitario de Canarias. Ha dirigido más de 25 tesis doctorales y participado en más de 100 tribunales de tesis y de oposiciones universitarias y ha intervenido a más de 30.000 enfermos con anestesia general.
35 libros publicados y cientos de artículos en revistas científicas. Su último libro, en imprenta, verá la luz en mayo (La Gaveta Económica). Practica la divulgación de la Medicina en medios de comunicación. Sólo en Prensa ha publicado alrededor de 1.600 artículos. Es vicepresidente de la junta directiva de la Red Parlamentaria Internacional del Banco Mundial y del Fondo Monetario internacional desde 2021. Es también vicepresidente mundial del Colegio Internacional de Cirujanos y presidente de su sección española. Y muchas cosas más, pero no caben.
Ha sugerido un título para la entrevista, que rechazo: “Yo hago política como opero, seriamente”. Lo rechazo porque lo he leído en otro lado. Ningún elogio del doctor Alarcó que yo haga les servirá a ustedes de nada: será una exégesis estéril porque es amigo mío. Se desvive por hacer un favor a quien se lo pida; esto es un elogio pero también una verdad como un templo. Todavía le debo un reloj barato que le encargué que me recogiera en Madrid, ya se lo pagaré.
-Siempre te has referido al humanismo como algo tuyo.
“Es que mi proyecto vital se centra en la práctica y en el desarrollo del humanismo activo liberal. Dedicarse a los demás merece la pena”.
-Es lo que has hecho siempre, ¿no?
“Sí, tanto en la Medicina como en la Política. Porque esta última supone dedicarse a los demás, no como una religión sino como una devoción voluntaria”.
-¿Y de quién aprendiste todo eso?
“De la vida y de mi padre, que aportó lo más esencial”.
-¿Siempre está la persona por delante?
“Siempre, con independencia de sus creencias, de su ideología, de su estatus social. Si no existiesen los demás, mi vida no tendría sentido. Estamos en una época en la que practicamos la duda metódica. En La Salle adquirí los principios cristianos que me han servido para mucho en la vida”.
-Yo soy ateo, gracias a Dios. Te regalo el oxímoron.
“Lo respeto, pero eso que dices es una estupidez, impropia de ti”.
-O propia. ¿Me quieres decir para qué coño sirve la política absurda que se hace en este país?
“No hay mejor forma de dedicarse a los demás que con la política. Pero no nos deben separar las personas ni siquiera su ideología, siempre que sea democrática. Los cargos no hacen a las personas, sino las personas a los cargos; y lo importante, al menos para mí, es ser tú, no estar en los sitios”.
-Nos estamos poniendo viejos, Antonio.
“Cumplir años se me antoja una impertinencia inevitable, por eso es bueno vivir intensamente. Debemos ser vitalistas y cada minuto de vida debe dejar en ti una huella, por pequeña que ésta sea. Para ser feliz es bueno mirarse al espejo cada mañana, sin haber entrado en la ducha, y ponerte un cinco de nota. Si te suspendes a ti mismo es que les estás arruinando la vida a los demás. Y si te pones más de un cinco puedes convertirte en un impertinente”.
-A veces lo pareces.
“Cuestión de opiniones”.
-Demócrata sí que eres.
“La democracia es un estado de la opinión pública. Y en la opinión pública son indispensables los medios de comunicación”.
-¿Me estás haciendo la pelota?
“No, y lo sabes. Pero también sabes que la política son también referencias y sentimientos. Pon tú lo que deben ser los medios. Los políticos deberían practicar la evidencia, sólo hacer lo que está demostrado que funciona. No se trata de una profesión sino de un servicio a los demás, de una administración temporal de lo público. Los políticos no son dueños de nada”.
-¿Y qué aporta la política?
“Quizá legitimidad, pero no preparación porque un tonto con votos no pasa de golpe a ser inteligente sino a tonto legítimo”.
-La razón y la verdad. Dos grandes dilemas en cualquier actividad.
“Ni la razón ni la verdad son, por sí mismas, democráticas, aunque sí pueden coincidir”.
-¿Este país está jubilando el talento demasiado pronto?
“Sí. Y no hay otra nación importante en este mundo que lo jubile por obligación. Todas las edades de las personas deben ser protegibles por igual y más las de las personas sobresalientes. Para nosotros, los que nos dedicamos a los demás en cualquier faceta de la vida, trabajar es un beneficio social y no un castigo de Dios”.
(A veces se les escapa el plural mayestático, reservado al papa y a algunos dictadorzuelos de aldea, pero parece un tic, más que un deseo de subirse a los altares. Es europeísta y detesta los localismos; dice que “el manejo de la inercia en la vida no tiene ningún futuro y en política mucho menos”. Tiene una mujer médico, y muy buena en su especialidad, y un hijo cirujano estético. Y dos hijas, a las que adora. Creo que dos nietos, uno de ellos clavadito a Antonio. Repite mucho una frase que no es suya sino el título de un libro de Herb Schmertz y William Novak (1980): “El silencio no es rentable”).
“El silencio no es rentable, ni tampoco tiene que ver con la prudencia, todo lo contrario. Tiene que ver con la imprudencia y suele ser cómplice de comportamientos negativos”.
-¿Te consideras un liberal?
“Sí, pienso que el mayor enemigo del socialismo no es el capitalismo sino la realidad que somos, pensamos y vivimos”.
-¿Has contado cuántos enemigos tienes?
“Quien no tenga enemigos nunca sabrá si tiene amigos. Es que, además, la verdad es un ácido que quema incluso a quien la manifiesta”.
-Eres tres veces doctor. Y en cosas tan distintas.
“La cirugía, el periodismo y la política, así dicho en minúsculas, tienen mucho en común, no creas. Se necesita mucha vocación, dedicarse a los demás de manera voluntaria y sus errores y aciertos poseen gran trascendencia para el ciudadano, en el terreno individual y también en el colectivo”.
-¿Te consideras un hombre agradecido hacia quienes te han enseñado o más bien tiendes al egocentrismo?
“En la vida, en general, quienes no sean capaces de reconocer a sus maestros no tienen gran futuro y lo pagarán gravemente. Yo he tenido maestros excepcionales como los profesores Sollinger, Enrique Moreno, Fernández Cruz y Starzl. Me han enseñado lo esencial, de manera sencilla, cuando a ellos les costó muchísimo aprenderlo. Por eso los admiro y los respeto tanto”.
-¿Eres un tipo leal?
“La lealtad es el sentimiento de retroalimentación más importante en las relaciones humanas. No hay que ser fiel, sino leal. Fiel es mi perra, que aunque no le dé de comer mueve el rabo. Hacer algo parecido sería de persona sumisa”.
-Siempre hablas bien del modelo español de trasplantes.
“Es que se trata del mejor del mundo, en donación y en trasplantes. Lleva funcionando 32 años seguidos. La Organización Nacional de Trasplantes y su programa nacional son claves en estos procesos. Los localismos tampoco solucionan nada en el mundo de los trasplantes, que son el factor de cohesión más importante que tiene España. Muy por encima de cualquier otro; por eso somos los número uno del mundo”.
-¿Cómo te sientes cuando tu equipo y tú implantan con éxito un órgano a un paciente con graves dificultades”.
“El cirujano que trasplanta y el paciente trasplantado viven una situación, antes y después, que les marcan durante toda la vida”.
-¿Eres docente por vocación?
“Es que enseñar es una de las responsabilidades y de las alegrías más importantes que uno puede vivir. Si no existieran los demás, mi vida no tendría sentido. Estamos en una época de práctica de la duda metódica y yo tengo unos principios cristianos que me han proporcionado mucho bien”.
-¿Practicas el ombliguismo, tan típico de los canarios?
“No, yo creo que no. El mayor enemigo de un canario es otro canario, casi nunca el de fuera. La sociedad chicharrera debería cambiar el sentimiento de “conservar” por el de “conseguir”, que es, incluso médicamente, mucho más poderoso. Aquí, en el territorio insular, la envidia es un sentimiento que se agranda y lo que menos te perdonan es que valgas algo”.
-Se pierde energía gratuitamente, ¿no crees?
“Sí, sí. Envidiar es un gasto de energía inútil y castrante porque además el envidiado nunca se entera y el envidioso vive amargado. Se suele enterrar bien a la gente, pero es mucho más útil y lógico y humano reconocer en vida los méritos de los demás. Siempre es más gratificante para el vivo; el muerto tampoco se entera”.
-Has dedicado tu vida al HUC.
“Una buena parte de ella. Lo han dejado morir por inanición y por falta de respeto, igual que a la Universidad de La Laguna, que necesita apoyo y medios para crear hombres y mujeres libres y útiles a la sociedad”.
-Se producen muchas críticas a la sanidad actual.
“Es que está devastada. Precisa de un cambio de paradigma urgente: genómica, Medicina personalizada y de precisión, así como aplicación de la IA. No son opciones, son obligaciones. Ah, y no existe una buena sanidad sin los medios de comunicación serios. El 78% de los contenidos del “Doctor Google” y de los otros parecidos es falso, pero todo el mundo los consulta. Y el papanatas científico hace un gran daño”.
-¿Vale hoy menos la vida que hace 20 años?
“Una vida no tiene precio, este es un concepto moral de todo bien nacido, pero la sanidad tiene un coste y es limitado. No puede haber de todo para todos todo el tiempo. Esto sería demagogia pura”.
-Hay conceptos que confunden: sanidad gratuita, ¿sí o no?
“La palabra gratuita debería estar fuera de las lenguas de todo responsable político y sanitario. La palabra gratuita crea demanda infinita y eso sería el maná, pero no existe, debe ser sustituida por financiación pública. La sanidad no es gratuita, es carísima pero necesaria. No podemos permitirnos el lujo de la “no salud”. La salud es un derecho solo del 20% de la población mundial. Queda mucho que hacer en cuanto a los derechos humanos”.
-Propones un cambio de nombre para el ministerio español. Lo he leído.
“Claro, hay que cambiar lo de Ministerio de Sanidad por el de Ministerio de Salud, porque la sanidad sólo aporta el 40% de la salud de un individuo. Y hay que hablar de “one health”, sanidad animal y sanidad medioambiental”.
(Recientemente se ha hablado del profesor Alarcó para un cargo político que no voy a citar, por lo de la envidia. Supongo que su partido, el PP, será consciente de que estamos ante un hombre que a veces puede ser inaguantable, pero que es un sabio. Tiene muchas cualidades, tampoco cabrían aquí. Y conoce de Medicina y de salud como pocos en España. Últimamente ocupa las páginas de salud de La Razón y ha sido portada de Muy Interesante. No es cualquier cosa el profesor Alarcó, que en el Senado realizó tareas muy importantes en las áreas de sus especialidades y que yo catalogo como sabio en lo que se propone. Quizá la envidia le gane la partida, pero yo apuesto porque no sea así. Suerte).
