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La ola del descontento provoca que una marea humana desborde calles y plazas de Canarias

Una manifestación histórica desborda las calles en las ocho islas
La ola del descontento provoca que una marea humana desborde calles y plazas de Canarias

Lo del 20A no fue finalmente un tsunami, pero lo cierto es que una marea humana desbordó este sábado calles y plazas de Canarias en protesta contra el turismo masivo (de “excesos”) y para reclamar que se ponga “límites al crecimiento”. La ola del descontento salpicó a salto de charco, con simbólicas concentraciones en lugares tan emblemáticos como la Puerta del Sol (Madrid) y el entorno del imponente Big Ben (Londres). Los convocantes se dieron un baño de multitudes.


Conforme a los datos facilitados a Europa Press por la Delegación del Gobierno, más de 57.200 personas participaron en las manifestaciones en el conjunto de Canarias. La más numerosa transcurrió por el centro de Santa Cruz de Tenerife, con unas de 30.000. En Las Palmas de Gran Canaria eran 14.000; en Arrecife (Lanzarote), unas 9.000; en Puerto del Rosario (Fuerteventura), 2.800 asistentes; en San Sebastián de La Gomera, 300 personas, y en Valverde (El Hierro), 120. Sin embargo, los organizadores elevan las cifras a más de 80.000 en Tenerife y en unos 50.000 en Gran Canaria. En total, “sobre los 100.000” congregados.


Decenas de miles de personas pidieron a gritos un giro en el modelo turístico y, por extensión, del marco socioeconómico de la región autónoma. Las marchas del 20 de abril recogen “una expresión de hartazgo por los altos índices de pobreza, los bajos salarios, la escalada de los precios de los alquileres o la saturación de las carreteras y de los espacios naturales”, relata Efe. El malestar ha cristalizado en una cita que evoca a las grandes movilizaciones históricas vividas en Canarias: la de 2002 contra la instalación de torres de alta tensión en la corona forestal de Tenerife y la de 2014 contra las prospecciones de petróleo frente a las costas de Lanzarote y Fuerteventura. Los promotores habían puesto el foco en una moratoria que suspenda la autorización de nuevas plazas hoteleras y pisos vacacionales, una ecotasa y la regulación de la compra de vivienda por extranjeros.
Tal era la afluencia en la capital tinerfeña que, cuando la cabecera llegaba a la fachada del Cabildo, la cola aún se encontraba por la plaza de Weyler, el punto de salida. Esta circunstancia motivó que muchos se retiraran por el camino sin apenas haber avanzado.
Víctor Martín, uno de los portavoces de la plataforma Canarias se agota, declaró a la agencia Efe que ha quedado patente que “ya no somos cuatro, sino todo un pueblo el que clama que se reconsidere el modelo y que revierta en la gente”. En la plaza de España, los seis activistas que llevaban diez días en huelga de hambre presenciaron la lectura del manifiesto y ratificaron su voluntad de mantener esta presión hasta que se paralicen las obras del hotel de La Tejita (Granadilla) y Cuna del Alma (Adeje).


En Gran Canaria, la respuesta ciudadana ha sido “un éxito rotundo”, en palabras de Elena Martín, representante en la coordinadora de colectivos que impulsó la marcha en nombre de la asociación Regularización ya. Martín resaltó la “diversidad” de personas reunidas en el auditorio Alfredo Kraus para marchar luego por la avenida de Las Canteras. En Fuerteventura dejaron constancia patente la queja social en “una isla sumida en la emergencia hídrica y donde acceder a la vivienda es para la población local casi una utopía”. En Lanzarote se profirieron frases como “no es turismofobia, es supervivencia”, “turismo sí, pero no así”, “la vivienda vacacional me saca de mi hogar” y “este disparate lo vamos a parar”. En San Sebastián de La Gomera unos manifestantes se han reunido bajo el grito “Canarias no se vende, se ama y se defiende”. En La Graciosa había una treintena.


Los canarios que residen fuera del Archipiélago también han alzado la voz, como en Madrid, donde cientos se unieron en la Puerta del Sol para criticar un modelo económico que “nos está expulsando de nuestra tierra”. En Málaga, medio centenar. El movimiento tuvo réplicas en Barcelona, Granada y Palma (Mallorca), incluso en el extranjero. En Berlín, con cerca de un centenar, des plegaron en la fuente de Neptuno una pancarta con el lema Die Kanaren am limit fur einen nachhaltigen tourismous (Canarias tiene un límite, por un turismo sostenible). “Muchos jóvenes canarios queremos labrarnos un futuro y estamos obligados a salir”, lamentó Adal Lima. Lo achacó al “monocultivo turístico”. En la capital británica eligieron las inmediaciones del palacio de Westminster (la sede del Parlamento del Reino Unido): “Canary is not for sale”.

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