El Sindicato Médico CESM Canarias, junto con la Facultad de Medicina de la Universidad de La Laguna y la colaboración del Colegio Oficial de Médicos de Santa Cruz de Tenerife, ha organizado una jornada denominada ‘Presente y futuro de la Facultad de Ciencias de la Salud de la ULL’, que surge ante el “futuro incierto” de los estudios de Medicina en la provincia tinerfeña y el “grave peligro de continuidad” que corre la Facultad de Medicina de la ULL, a juicio del equipo directivo y profesorado.
Durante la jornada se hizo hincapié en que las facultades de Ciencias de la Salud se encuentran en un momento crucial, enfrentando múltiples retos que condicionan sus asignaturas clínicas, desafíos que se derivan de los requisitos impuestos por la Agencia Nacional de Evaluación de la Calidad y Acreditación (ANECA), así como de las responsabilidades y cargas adicionales que recaen sobre el cuerpo docente.
Los requisitos de la ANECA, necesarios para la acreditación de programas y profesores, demandan un alto nivel de calidad en la docencia y la investigación. Esto implica que los profesores no solo deben cumplir con sus obligaciones educativas, sino también mantener una producción científica constante y de alta calidad, señalaron los intervinientes.
“La carga asistencial de los profesores vinculados a servicios sanitarios añade otra capa de complejidad. Estos profesionales, que deben combinar sus responsabilidades clínicas con las docentes, a menudo enfrentan horarios intensivos que limitan su disponibilidad y tiempo para dedicarse a la enseñanza y la investigación”, asegura el presidente de CESM Canarias en Tenerife, Ramón Castro.
Otro de los factores, añade Ramón Castro es “la edad actual de los profesores titulares y catedráticos, que también es una preocupación creciente. Muchos de estos docentes se encuentran en una etapa avanzada de su carrera, lo que ha llevado a una ola de jubilaciones en el pasado reciente y las seguirá ocasionando en un futuro cercano”.
Jubilaciones sin remplazo
Ramón Castro incide en que la gran mayoría de estas plazas han quedado desiertas, amortizadas sin remplazo, añadiendo que esto plantea la necesidad de formar y acreditar a nuevos profesores que puedan asumir estas posiciones, garantizando la continuidad y calidad de la educación. “La escasa oferta pública por parte de las universidades y la carencia de profesionales sanitarios en disposición de cumplir los requisitos de la ANECA ha ocasionado una sobrecarga docente muy difícil de asumir por los profesores actuales”, agrega.
Por ello, tal y como señala el presidente de CESM Canarias en Tenerife, las universidades han recurrido a la figura profesionales sanitarios con ‘venia docendi’, que imparten docencia de forma voluntaria y altruista, la mayoría jóvenes y si bien expertos, pero que carecen de formación docente e investigadora.
Castro apunta que estas plazas no son convocadas por la administración. Son solicitadas por los propios profesionales sanitarios y avalados por un profesor titular. Tampoco tienen un contrato formal y por tanto sin contraprestaciones por parte de la Universidad de La Laguna.
Recientemente se ha creado la figura del profesor contratado doctor, que equivale a un profesor titular interino. La acreditación de esta figura a través de la Agencia Canaria de Calidad Universitaria y Evaluación Educativa (ACCUEE) ha facilitado significativamente los trámites y los requisitos mucho menos restrictivos que los de ANECA, comenta Ramón Castro.
Oferta pública escasa
Según el presidente de CESM Canarias en Tenerife, “muchos profesionales sanitarios han conseguido la acreditación. Sin embargo, la oferta pública ha sido escasa y en muchos casos, las pocas plazas convocadas para su desempeño han sido rechazadas dada la sobrecarga asistencial y docente con una significativa reducción en su salario. Este exceso de carga docente (clases, tutorías, seminarios y evaluaciones) es un factor crítico que puede conducir a un desgaste significativo de los profesores, afectando la calidad de la enseñanza. Además, la falta de tiempo para la investigación puede retrasar avances importantes en el campo de la salud, limitando el desarrollo de nuevas técnicas y tratamientos que podrían beneficiar a la sociedad”.
“Las políticas universitarias y gubernamentales deben adaptarse para facilitar la acreditación y formación de nuevos docentes, simplificando los procesos sin sacrificar la calidad. La promoción de programas de apoyo y desarrollo profesional continuo es crucial para que los profesores puedan mantenerse al día con los avances en su campo y seguir contribuyendo de manera significativa a la educación y la investigación”, añade.
Para finalizar, Ramón Castro concluye que las facultades de Ciencias de la Salud “deben enfrentar estos desafíos de manera proactiva, buscando un equilibrio que permita mantener la calidad educativa y asistencial, mientras se prepara a una nueva generación de docentes que aseguren el futuro de estas instituciones vitales”.