Han pasado casi tres años desde que publicó su primer libro, La puerta plateada, aunque Álvaro siempre tuvo claro que quería escribir un segundo, una continuación de la historia que maquinó en su cabeza durante todo este tiempo y que acaba de lanzar a la venta.
Álvaro Israel Álvarez Estévez no es un escritor cualquiera. Este joven de 33 años y natural de Llano del Moro, un barrio dividido entre los municipios de El Rosario y Santa Cruz de Tenerife, tiene síndrome de west, un tipo de epilepsia rara originada porque al nacer, sufrió anoxia, una falta de oxígeno que le afectó la parte motórica de su cuerpo y el habla. Habla y se comunica a través de su tablet, a la que su logopeda ha instalado un programa de asistente de voz que le permite hablar con su familia y amigos.
Sin embargo, ello no le ha impedido estudiar, trabajar, escribir, practicar deportes, viajar y hasta formar parte de dos murgas, Los Chinchosos y la Ni fu ni fa, una pasión que tuvo que dejar debido al compromiso que le suponía acudir a los ensayos aunque sigue siendo carnavalero y quedando con los compañeros de los grupos.
Cuenta que estuvo dos años escribiendo La llave, un libro al que pudo dedicarle más tiempo porque fue una decisión propia, mientras que el primero formó parte de un proyecto del centro al que acudía.
Fueron sus lectores quienes lo animaron a seguir. “Querían saber qué había pasado con esos niños en ese pueblo y por eso se animó a continuar la historia”, apunta. Así surgió La llave, un relato de desapariciones y encuentros en el que también quedan cosas inconclusas, abiertas, porque no descarta una tercera parte. “Para eso tengo que tomarme un tiempo”, sostiene, mientras tanto, disfruta de esta segunda experiencia, que ha tenido buena aceptación.
A Álvaro le faltan dos años para terminar la ESO pero lo descartó. Quedó cuarto de España en 200 metros en su modalidad en atletismo como parte del equipo del club Dispacint, donde también juega al fútbol sala, y este año comenzó a practicar baloncesto “porque le entró el gusanillo” y quiere intentarlo.
Famoso por los TikTok a los que dedicó gran parte de su tiempo durante la pandemia de COVID 19, tiene el título de auxiliar administrativo pero le resulta muy difícil encontrar un trabajo relacionado con sus estudios. Por eso, este último año ha buscado otras alternativas y ha optado por dar charlas en colegios, institutos y centros de formación profesional sobre su vida y su primer libro dado que el segundo todavía no había sido publicado.
Álvaro les cuenta a los jóvenes y adolescentes su experiencia, para que no bajen los brazos ni se sientan frustrados si no pueden conseguir sus objetivos y los anima a seguir luchando. El mensaje que quiere dar es “si yo puedo, tú también”, y les recuerda que a pesar de su discapacidad ha escrito dos libros y practica deporte, y por lo tanto, nada es imposible. Varios institutos ya lo han contactado para retomar las charlas en este curso escolar y eso lo entusiasma. También lo ha hecho en la Universidad de La Laguna a los futuros logopedas.
Álvaro también es un ejemplo para sus sobrinas Elena y Andrea, cuyas iniciales lleva tatuadas en el brazo izquierdo, a quienes les enseña tecnología, y son las primeras en leer todo lo que escribe.
La mayor, de 12 años, también comenzó a hacerlo y él le está ayudando. “Le dio plazo hasta cuarto de la ESO para publicarlo”, asegura Loly Contreras, su madre, y la persona que le ha enseñado a hacer valer sus derechos y a ser independiente.
Loly no deja de asombrarse de las cosas nuevas que su hijo consigue cada día. Álvaro tampoco. Se siente feliz y orgulloso de donde ha llegado, superando todas las barreras que se le interponen, en la literatura y la vida.