El martes despegó desde la mítica rampa 39A del Centro Espacial Kennedy, la misma que acogió el lanzamiento del Apolo 11 en 1969, la misión Polaris Dawn, igualmente destinada a escribir una nueva página en la historia de la exploración espacial tripulada. A bordo, Jared Isaacman, 41 años, comandante; Scott Poteet, 50, piloto, Sarah Gillis, 30, especialista de misión y Anna Menon, 38, especialista de misión y oficial médico.
A las 15 horas del lanzamiento, Polaris Dawn alcanzó el apogeo de su órbita a 1.400 kilómetros de altitud, la mayor distancia de nuestro planeta alcanzada por seres humanos desde la misión Apolo 17, en diciembre de 1972. Polaris Dawn superó también el récord de altitud en una órbita terrestre ostentado hasta ayer por la misión Gémini 11 de la NASA en 1966, cuando volaron a 1.373 kilómetros sobre la superficie terrestre. Este hito supuso, además, que Gillis y Menon se convirtieran en las dos mujeres que más lejos han estado de la Tierra en la historia.
La altitud de la órbita llevó a la nave a adentrarse en los cinturones de Van Allen, zonas de partículas de alta energía provenientes del viento solar que quedan atrapadas por el escudo magnético de la Tierra a partir de 1.000 km de altitud. Hasta allí tuvieron que llegar para realizar algunos de los experimentos y mediciones programados para entender mejor los efectos de estas radiaciones del espacio en el cuerpo humano y en las tecnologías de las naves espaciales de nueva generación.
Una vez cumplidos estos objetivos, la misión descendió para evitar exponer a los astronautas más tiempo del estrictamente necesario a las radiaciones hasta situarse en una órbita segura con su apogeo a unos 740 kilómetros de altitud.
LA ACTIVIDAD EXTRAVEHICULAR
Ayer, tercer día de la misión estaba programada la actividad extravehicular, sin duda, la parte más esperada de la misión. El objeto de la misma era probar la funcionalidad y operatividad de los nuevos trajes espaciales desarrollados por SpaceX. Aunque solo Isaacman y Gillis salieron de la nave por turnos, los cuatro astronautas tuvieron que vestir los nuevos trajes, ya que la Crew Dragon no cuenta con esclusa de aire y para poder abrir la escotilla se hizo necesario despresurizar por completo la nave, quedando el interior expuesto al vacío del espacio.
A las 10.48 horas (UTC), cuatro horas más tarde de lo inicialmente previsto, Jareed Isaacman asomaba su cuerpo por la escotilla frontal de la nave, modificada para esta misión al ser retirado el puerto de acoplamiento habitual en las Crew Dragon para ser sustituido por una estructura bautizada como Skywalker, en un guiño a la saga de cine de ficción Star Wars. Los dos astronautas permanecieron sujetos durante toda la duración de la actividad extravehicular a esta estructura.
El traje de SpaceX no es autónomo como los gruesos trajes que acostumbramos a ver a los astronautas de la Estación Espacial Internacional, que portan una voluminosa mochila con el sistema de soporte vital. Los de SpaceX permanecen conectados en todo momento a la nave mediante umbilicales que les proporcionan el oxígeno y la electricidad para su funcionamiento, son delgados y muy flexibles, aunque capaces, como pudo comprobarse en la prueba, de proteger a los astronautas de las hostiles condiciones del espacio.
Por turnos, Isaacman primero y Gillis después, repitieron las comprobaciones previstas, haciendo pruebas de flexibilidad y movilidad para verificar la funcionalidad de los trajes.
Cada uno de ellos pasó algo más de ocho minutos fuera de la nave. “Felicitaciones por el gran esfuerzo a todo el equipo que ha sido necesario para lograr llegar hasta aquí. Sabemos que esto es tan solo el principio”, dijo Isaacman antes de volver a entrar en la nave.
Las cámaras instaladas en el interior y el exterior de la Crew Dragon, además de las que llevaban los propios astronautas en sus cascos, se encargaron de retransmitir en directo vía streaming toda la actividad extravehicular.
Aunque la expresión con la que se conoce popularmente una actividad extravehicular (EVA, por sus siglas en inglés) es paseo espacial, lo cierto es que, en este caso, la prueba tuvo poco de paseo, ya que nunca fue diseñada para que los astronautas abandonaran por completo la nave y tan solo era necesario que lo hicieran parcialmente.
A las 11.14 (UTC), con una duración algo inferior a la inicialmente prevista, SpaceX dio por concluida la prueba. Los astronautas regresaron a sus asientos y la escotilla frontal se cerró de nuevo para volver a presurizar el interior de la nave.
Finalizaba así el ensayo que más ha llamado la atención de la misión Polaris Dawn, la primera de las tres previstas del programa Polaris, cofinanciado por el propio Isaacman y SpaceX con la intención de desarrollar y poner a prueba las tecnologías necesarias para las futuras misiones tripuladas a la órbita terrestre, al espacio profundo y los cada vez más cercanos viajes a Marte.