puerto de la cruz

Fran, un superhéroe con TEA

Tiene 22 años, es autista y por sobre todas las cosas, artista; tiene un don innato para el dibujo, se ha entrevistado con ilustradores de Marvel, y creado su propio personaje

Tenía apenas ocho meses cuando su padre le regaló un spiderman de peluche y de alguna manera, sin saberlo, le marcó la vida. Fran iba en el carrito con su hermana gemela, Sofía, entraron a una juguetería, estiró la mano y cogió el muñeco. “Se lo compro”, le dijo inmediatamente Ramón a Laura, su esposa, quien le intentó hacer entender, sin éxito, que el bebé no sabía quien era ese personaje que hoy tiene enmarcado en un cuadro en su habitación, como un tesoro.

No se separó en años y a partir de ese momento siempre quiso tener un spiderman y mirar las películas que le grababa su progenitor. Cuando cursaba Infantil le recomendaron que se las quitaran porque “se obsesionaba”. Por fortuna, Laura y Ramón hicieron caso omiso a esta y otras sugerencias de los docentes ya que actualmente es su fuente de vida.
Fran Rodríguez Vie empezó a dibujar desde muy pequeño y siempre intentaron corregirle la manera de coger el lápiz porque con la mano izquierda y en un único trazo hacía todo el dibujo, pero él lo tenía muy definido e incorporado a su forma de ser.

Le decían a su madre que no tenía comprensión lectora hasta que se dio cuenta que le daban versiones infantiles que no le interesaban, pero cuando leía un cómic lo interpretaba sin problema.

Esas dos cosas que siempre le intentaron hacer cambiar son ahora su esencia y lo han dotado de un estilo propio. Y así se lo han recalcado los ilustradores de Marvel con los que se ha entrevistado, que tiene una forma de dibujar y de contar historias que lo diferencia del resto.

Fran tiene 22 años, es autista pero por sobre todas las cosas, un superhéroe del dibujo, y tiene claro que quiere escribir guiones e ir a la universidad.
Su vida académica no fue fácil. Nunca tituló, ni en la primaria ni en la secundaria, porque igual que al 90% de los chicos y chicas con autismo terminan en un aula enclave. Él acudió al IES Rafael Arozarena. Le aseguraron a su familia que iba a tener una mejor atención y que sus expectativas iban a estar cubiertas. “Nada más lejos de la realidad”, subraya su madre. Él suscribe sus palabras. “La experiencia no fue muy agradable. No les gustaba nada que dibujara y yo quería inventarme historias, me preguntaban por qué hacía un Spiderman con una araña blanca y me obligaron a poner una negra”, cuenta.

Los meses de pandemia los aprovechó para ver tutoriales y perfeccionar su dibujo. Trabajó muy bien “porque lo hacía a su ritmo y aprobó todo” pero al volver al ciclo de formación profesional adaptada en el IES María Pérez Trujillo de grabación de datos “la gente gritaba, hablaba y él se aturdía”. Su madre y su padre se lo explicaron al equipo docente pero no consiguieron la suficiente receptividad y por lo tanto, no lo acreditaron para hacer las prácticas.

Fran se sintió muy mal, entró en depresión y llegó a convulsionar, y su familia empezó a buscar alternativas aprovechando su don innato para el dibujo.
Siempre quiso saber si un español podía dibujar cómics ya que quiere dedicarse a eso y saldó su duda tras ver la serie documental Marvel 616 en la que descubrió que había dos, Javier Rodríguez y Natacha Bustos, a los que tuvo la suerte de conocer en persona gracias a su empeño y a la idea de su profesor particular, Jesús.

Una de las tareas que le mandó consistía en redactar un email. Fran decidió que quería escribírselo a Natacha, contándole quien era él y diciéndole que quería conocerla. Jesús mejoró la redacción y pensó que era una buena idea enviársela a la ilustradora. Para sorpresa del joven, unos días después recibió la respuesta. Ese día estaba sentado en la cama y empezó a gritar, “no podía leerlo de la emoción que tenía”, confiesa. A partir de ese momento comenzaron a escribirse. Natacha le da consejos y le recomendó incursionar en el mundo digital con una tableta que su abuela le regaló para Reyes. “No te voy a mentir, todavía estoy aprendiendo porque son múltiples las funciones que tiene”, precisa.

Fran compra libros de perspectiva, propios de arquitectura, de anatomíay movimiento y novela gráfica. En su escritorio tiene rotuladores profesionales perfectamente acomodados y muñecos articulados para ensayar los diferentes movimientos que después plasma en el papel. Aprende de manera autodidacta, leyendo y mirando tutoriales. “Puedo dibujar los personajes fuera de las viñetas y los objetos con alma. Es difícil pero a mí me gusta”, señala el joven portuense.

En septiembre del año pasado, Lucía, su amiga, le contó que iba a un curso de cómic en las Escuelas Artísticas de Los Realejos y su vida cambió por completo. Desde entonces, incursiona en diferentes técnicas a la par que estudia con Jesús matemáticas, lengua, filosofía y geografía e historia del arte para poder presentarse a la ESO y preparar el ingreso a Bellas Artes.
Además, es un aficionado al cine. Sabe el nombre de todos los directores, las diferentes versiones de una película, y el año del estreno. “Su capacidad es asombrosa, todo eso lo proyecta, lo mezcla en su cabeza y consigue unas creaciones impresionantes”, recalca Laura.
Él mismo busca por internet los lugares donde los ilustradores organizan firmas y eventos e intenta acudir. Así contactó con Javier Rodríguez hace tres años en la Comic Can, una convención dedicada al mundo del cómic, ciencia-ficción, fantasía, anime y videojuegos, y con Álvaro Martínez Bueno, dibujante de Iron Man y Batman a quien entrevistó. Se hicieron amigos y se volvieron a encontrar días atrás en el Salón del Cómic de Barcelona.
Allí conoció personalmente a Natacha y le mostró sus dibujos. Se ríe nervioso cuando se le pregunta cómo fue ese momento. “Me emocioné y pensé que iba a desmayarme de la emoción”, cuenta.

“Todos vemos cosas diferentes, aunque veamos lo mismo” fue la frase que eligió para presentar su primera exposición, celebrada en la Casa de la Juventud en el Puerto de la Cruz, y en el mes de octubre presentará la tercera parte de su trilogía, en la que ya está trabajando.
Hace cuatro años empezó a crear su propio personaje de cómic y tiene escrito el guión. “Es la historia de un superhéroe inhumano que tiene poderes y es diferente a cualquier otro personaje que esté inventado”. Es joven, tiene 15 años, está obsesionado con ser científico, tiene relación con un ave “porque es libre” y lleva una chispa que lo hace diferente, la misma que tienen él y todas sus creaciones.

Talleres, charlas, viajes y los inicios de un gran artista

Fran ha vuelto al IES Rafael Arozarena invitado por Tony, su profesor de dibujo, a dar un taller de cómic a primer y segundo curso. También los imparte de dibujo en Visión Azul Autismo y en breve dará otro en el CEIP Juan Cruz Ruiz donde dará una charla contando su historia. El sistema educativo ha reconocido a Fran “pero por mérito suyo, porque si nos hubiésemos quedado con los que no decían no estaría donde está”, sostiene Laura. Ha diseñado su propia cuenta de instagram #lavisiondeFran en la que expone todos sus dibujos y cuenta su experiencia en los viajes y eventos a los que acude

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