Desde el pasado 1 de este mes, el orotavense José Antonio Martín Conde forma parte de la Real Academia de Medicina de Canarias como miembro numerario (ya lo era desde 1996 como “correspondiente”) y no para de recalcar el “honor, compromiso y responsabilidad” que le supone representar a los farmacéuticos que, como él, se especializaron en Farmacia Hospitalaria. Según recalca en una charla con DIARIO DE AVISOS, se trata de una disciplina que, aunque joven desde el punto de vista académico, hunde sus raices en una larga tradición histórica. Además, y quizás rompiendo algunas percepciones sociales un poco distorsionadas, remarca que la actual polimedicación de muchas personas, lejos de ser contraproducente, supone el “reflejo del avance y éxito sanitario y de la investigación porque cada vez vivimos más, superamos más enfermedades y tenemos mayor calidad de vida”.
Martín Conde es el tercer farmacéutico que ingresa en la Academia, trabaja en la actualidad en el hospital de La Candelaria, da clases también en la Universidad de La Laguna y su discurso durante el acto de su conversión en miembro numerario giró en torno a la Farmacia Hospitalaria orientada hacia los medicamentos, pacientes y profesionales. No considera que los farmacéuticos hayan estado hasta ahora insuficientemente representados en esta entidad, ni siquiera su ámbito concreto, aunque sí cree que la sociedad no conoce bien aún las aportaciones de su especialidad. De hecho, tiene claro que todavía son pocos en las Islas, un total de 170 hospitalarios de los 4.700 farmacéuticos existentes, si bien considera que se trata de una profesión con mucho futuro y desarrollo, también con la creciente aplicación de la Inteligencia Artificial.
La Farmacia Hospitalaria tiene como objetivos propiciar un uso apropiado, seguro y con un coste adecuado de los medicamentos, siempre en beneficio de los pacientes atendidos en el hospital o los que lo hacen de forma ambulatoria o en su domicilio, tendencia cada vez más creciente, según recalca este especialista. Además, recuerda que también se coordinan con los médicos para evitar usos erróneos y minimizar los riesgos, aparte de asesorar a los profesionales y enfermos sobre su mejor utilización, racionalización y efectos secundarios o interacciones de los productos sanitarios. Asimismo, alude a la preparación de medicamentos intravenosos y estériles, a las quimioterapias, las dosis adecuadas para pacientes trasplantados, las nutriciones parenterales y la elaboración de fórmulas magistrales. También subraya la labor de gestión de inventarios, la dispensación interna y externa y la distribución precisa, evaluación, investigación y formación en pro de estas finalidades.
Este especialista, con un currículum más que considerable, pone mucho énfasis en la “complejidad de los medicamentos” y en ese aumento de los pacientes externos o ambulatorios con los que trabajan, por ejemplo con las quimioterapias. A su vez, considera clave la faceta interdisciplinar, “que la Academia cumple desde hace 145 años”, y la necesidad de una “especialización continua”. Remarca también que, a diferencia de otros países avanzados, en España esta especialidad requiere 4 años de formación, frente a los dos, por ejemplo, en EE.UU. A su juicio, esta formación y los resultados en Canarias y en el resto de comunidades sobre la racionalización y uso de los medicamentos convierten al país en referente en este ámbito.
En este sentido, en su discurso quiso visibilizar la labor de los farmacéuticos hospitalarios, que en la actualidad representan sólo el 6% del total en España, unos 3.500 de 80.000. Asimismo, homenajeó a sus predecesores y el bagaje de centros como La Candelaria, sobre todo en la lucha contra las resistencias a los medicamentos, aparte de agradecer en esta charla el apoyo del catedrático de Toxicología Arturo Hardisson, que pronunció su laudatio, y del presidente de la Academia, Javier Parache.
Para este experto, los cambios en las leyes sobre los medicamentos abogarán cada vez más por las garantías en unas sociedades que, como la española y canaria, “se hallan en la época de la cronicidad y la polifarmacia porque cada vez vivimos más y, por tanto, es lógico que usemos más medicamentos, aparte de que tenemos los mejores. Se trata de insumos muy complejos del sistema, pero hay que verlo todo interrelacionado y, en realidad, esa polimedicación refleja el éxito de la sanidad y del sistema que tenemos. Hoy, un paciente crónico es visto al año por entre 8 y 10 especializados y eso es totalmente normal. Lo que hay que hacer es seguir avanzando en la humanización de la asistencia y en poner al paciente en el centro, los principios vivéticos y el de equidad, que aquí cumplimos muy bien”.