La Agencia Española de Medicamentos y Productos Sanitarios (AEMPS) ha emitido una advertencia que no solo afecta al aspecto físico, sino también al emocional. El medicamento finasterida, ampliamente utilizado para tratar la alopecia androgenética (calvicie común), está bajo revisión tras detectar casos de trastornos del estado de ánimo, depresión e incluso ideación suicida en algunos pacientes.
Lo que diferencia esta alerta de otras anteriores es que, según explica la AEMPS, los síntomas no siempre desaparecen al dejar el tratamiento. Es decir, algunos pacientes mantienen alteraciones psicológicas y sexuales incluso después de interrumpir el uso del fármaco.
¿Qué es la finasterida y por qué preocupa ahora?
La finasterida pertenece a un grupo de medicamentos llamados inhibidores de la 5-alfa reductasa, que actúan bloqueando la conversión de testosterona en dihidrotestosterona (DHT), hormona implicada en la caída del cabello. Aunque se conoce desde hace años que puede provocar efectos secundarios sexuales, lo que preocupa ahora es la persistencia de estos efectos, incluso tras abandonar el tratamiento.
Estudios recientes realizados en Francia y Canadá ya habían identificado un fenómeno conocido como síndrome post-finasterida, que engloba no solo disfunción eréctil persistente, sino también síntomas neuropsiquiátricos, como ansiedad severa y pensamientos suicidas.
Perfiles de mayor riesgo y señales de alarma
La AEMPS subraya que cualquier persona que esté tomando finasterida y experimente:
✔ Cambios bruscos de humor
✔ Episodios de ansiedad o depresión
✔ Disminución del deseo sexual
✔ Disfunción eréctil persistente
✔ Pensamientos suicidas
Debe suspender de inmediato el tratamiento y acudir a un médico.
Esto es especialmente importante en pacientes jóvenes que consumen el medicamento para tratar problemas estéticos, sin supervisión médica estrecha. Muchos inician tratamientos obtenidos por Internet o sin receta, aumentando el riesgo al no recibir seguimiento clínico adecuado.
Qué medidas se están tomando
La AEMPS recomienda a los profesionales sanitarios que informen a los pacientes sobre estos posibles efectos antes de prescribir el medicamento. Además, se espera que en las próximas semanas se emitan actualizaciones del prospecto y nuevas recomendaciones de uso en España (AEMPS).
Un mercado bajo presión
El impacto de esta alerta no es solo sanitario, sino también económico: la finasterida, bajo marcas como Propecia o genéricos, es uno de los fármacos para calvicie más vendidos en el mundo. Las alertas en Europa podrían motivar demandas judiciales, revisiones regulatorias y cambios en las estrategias de las compañías farmacéuticas.
Alternativas
El interés por combatir la calvicie no es nuevo. Desde hace décadas, miles de personas en España buscan soluciones, ya sean medicamentos como la finasterida o tratamientos cosméticos, quirúrgicos y naturales. Entre los más demandados en los últimos años se encuentran los injertos capilares, especialmente los realizados en clínicas especializadas dentro y fuera del país, como en Turquía, que ha consolidado su posición como destino líder en este tipo de intervenciones.
Además, productos tópicos como el minoxidil continúan en el mercado como alternativa no oral, aunque su eficacia también depende de factores individuales. Paralelamente, la investigación sigue avanzando: en los últimos meses se ha informado de estudios prometedores sobre compuestos naturales, como la 2-desoxi-D-ribosa, que podría favorecer el crecimiento capilar al estimular los vasos sanguíneos alrededor de los folículos.
Sin embargo, más allá de las opciones médicas, la calvicie plantea también un desafío emocional. Muchos especialistas coinciden en la necesidad de acompañar los tratamientos farmacológicos con apoyo psicológico, especialmente cuando la autoestima del paciente se ve afectada. Las autoridades sanitarias, por su parte, recuerdan que ningún medicamento está exento de riesgos y que siempre debe administrarse bajo supervisión médica, priorizando la seguridad y el bienestar integral del paciente.