El doctor Fernando Guillén Pino (Santa Cruz, 1975) es funcionario de carrera del Cuerpo Superior Facultativo, escala de Inspectores Médicos, del Gobierno de Canarias. Es profesor asociado de la Universidad de La Laguna en el área de Medicina Legal y Forense. Es capitán (RV) del Cuerpo Militar de Sanidad, especialidad en Medicina (CC de la Defensa-FAS). Doctor en Medicina por la Universidad de La Laguna, ha realizado másteres en Bioética y Derecho, Medicina Forense, Sanidad Marítima, es diplomado en Salud Pública por la Escuela Nacional de Sanidad, máster en Medicina Subacuática e Hiperbárica, máster en Medicina Evaluadora y Peritaje Médico, técnico superior en Prevención de Riesgos Laborales y especialista en Medicina del Trabajo, a lo que une su pasión por la informática y administración de sistemas. Un currículo amplísimo, muy interesante y variado, al que hay que añadir su afición por la música y por el manejo de la guitarra. Me muestra una grabación, de la que yo me había olvidado, en los tiempos de El Día TV, en la que Fernando hace una introducción musical a una entrevista que le hice yo al hoy presidente canario, Fernando Clavijo, siendo alcalde de La Laguna. Me apetece hablar de música con él, pero enfoqué la entrevista a la Medicina, precisamente por la cercanía de Fernando con la docencia y el ejercicio profesional y porque me preocupa la calidad de la sanidad en Canarias. Y qué decir de la calidad de la enseñanza.
-¿Desaparecerá nuestra Facultad de Medicina?
“No. Pero sí es verdad que son muchos los colectivos que vienen denunciando la escasez de profesorado para impartir docencia en el Grado de Medicina y en todos los grados de la ULL, en general”.
-¿Soluciones?
“A corto plazo, difícil. Para formar a un profesor que sea médico y que pueda impartir docencia en alguna materia del Grado de Medicina se pueden llegar a necesitar hasta diez años de estudios superiores. Además, se corre el riesgo de perder plazas para residentes que se estén formando como especialistas, con el riesgo que ello conlleva para la atención médica de los pacientes. La solución de la Facultad será difícil sin profesores adecuados”.
-¿Influye la miseria que están cobrando los profesores?
“La infradotación presupuestaria y la imposibilidad de acceder a los cuerpos de docentes, ya sea porque no se crean plazas o porque las condiciones de acceso son draconianas y las retribuciones burlescas, hacen que prácticamente ningún médico quiera impartir docencia. En esas estamos en estos momentos”.
-Hablemos del HUC. ¿Qué es lo que ocurre? ¿Por qué se le ha dejado de lado?
“En el 2009 se asume, por parte del SCS, la gestión del HUC. En 2011 se produce la sectorización de determinadas áreas de salud y se comparten con el Hospital Universitario de Nuestra Señora de la Candelaria. La degradación del HUC en estos últimos años y sobre todo en esta última etapa, ha sido determinada por una mala gestión”.
-¿Por falta de experiencia de sus gerentes?
“Muchas personas que conocen lo que ocurre hablan de inexperiencia de la Gerencia actual y de su equipo, en gestión sanitaria. Algunas de las decisiones son tomadas desde el desconocimiento de lo estrictamente profesional en un sector tan complejo como es el sanitario. Existe un máster específico en Gestión Sanitaria. No quiero faltar el respeto a nadie, pero los profesionales con este tipo de formación son los que deben gestionar un complejo hospitalario tan complicado como es el HUC”.
-No hay una persona que no se queje de las urgencias en el HUC, Fernando. Y lo peor es que no se soluciona nada.
“Son los propios pacientes los que se quejan, es verdad. Una demora de unas 12 horas o más por cada paciente dista mucho de ser una atención de calidad. Todo viene determinado por la ausencia de personal médico que, además, obliga al personal de enfermería a llevar a cabo un triaje constante de cada paciente, cada 60 minutos como mucho, para valorar el posible empeoramiento de su cuadro clínico”.
-Fernando, me da mucha pena de los pacientes. Que puedo ser yo mañana.
“Mira, la escasez de recursos, derivada de algunas decisiones que se están tomando, que suponen una fuga de personal hacia otros servicios o hacia la incapacidad temporal de los médicos trabajadores en urgencias, ha llevado a una situación totalmente deshumanizada de atención a los pacientes, que permanecen horas, o incluso días, en camillas, “tirados” en los pasillos”.
(Las quejas las he recibido, por supuesto, pero oyéndoselo a un profesional de la Medicina se me ponen los pelos de punta. Hablamos del respeto a la dignidad de las personas y este inspector médico me recuerda la normativa y me dice: “Como médico bioeticista que soy, considero que la dignidad del paciente es un valor fundamental que exige un respeto incondicional. Y sigue:)
“Esta dignidad no depende de la calidad de vida, la salud o la capacidad de decidir de la persona, ya que todo esto se consideran valores absolutos que no admiten grados o escalas. De hecho, cuando una persona sufre o está enferma es cuando más debemos preservar su dignidad. Yo soy el secretario de una asociación denominada Médicos Canarios EUNOIA y llevamos a cabo un proyecto de formación e información social llamado “El final de la vida”. La parte que yo desarrollo tiene que ver con los aspectos médico-legales del final de la vida de las personas y es precisamente en la observación y vigilancia de la dignidad de las personas donde pongo –y ponemos todos—el foco de atención”.
-Por fin escucho lo que he pensado siempre, sobre todo ahora que soy viejo.
“No, no lo eres. Pero no nos podemos olvidar de que el ser humano es valioso por el simple hecho de serlo y que precisa, sobre todo en los momentos de sufrimiento, de nuestro mayor cuidado y respeto”.
-Cambio de tema. ¿Por qué hay tan pocos inspectores médicos? ¿A nadie le interesa ampliar la plantilla?
“Hablamos, Andrés, de un cuerpo técnico cuya labor es la de restringir derechos y exigir deberes. Este tipo de profesionales no suele interesar mucho, ya que como autoridades sanitarias que somos ostentamos una condición de poder contradecir las decisiones de otros profesionales de la salud. Con un criterio técnico y despolitizado, este tipo de profesionales, que así es como deberían actuar, se pueden convertir en moscas cojoneras para el político de turno que pretenda que se cumplan unas determinadas directrices”.
-¿En serio?
“La plantilla de inspectores médicos lleva mucho tiempo estancada, tanto la que depende del Gobierno de Canarias como la que tiene que ver con el Gobierno estatal. De hecho, los inspectores médicos del INSS son muy escasos y los retrasos en la valoración de los pacientes para establecer la capacidad laboral o la incapacidad permanente en cualquiera de sus variantes se vienen demorando muchos meses más allá del tiempo establecido por la ley”.

-Vuelvo a las urgencias, Fernando. Y leo los periódicos. ¿Es normal que se destinen a este departamento a médicos sin formación, como han denunciado los propios trabajadores del HUC?
“Yo he leído lo mismo que tú y hablo con mis compañeros. Parece ser que al servicio de Urgencias del HUC están destinando médicos sin formación adecuada. Y, además, de otros países. Y también a médicos especialistas en materias ajenas a la disciplina relacionada con la medicina de urgencias. Esto va, entre otras cuestiones, en contra de las directrices establecidas por la SEMES (Sociedad Española de Medicina de Urgencias y Emergencias) y en contra también de las voluntades de los propios médicos, que no desean acudir a este servicio. Muchos profesionales acaban “huyendo” del repetido servicio buscando soluciones alternativas, como iniciar un proceso de incapacidad temporal”.
-¿Es verdad que un gerente de hospital público puede ganar un sueldazo y a los médicos, como me consta, se les paga una miseria?
“Esto tiene que ver con una modificación de la ley de Ordenación Sanitaria de Canarias y que se aprueba en la disposición final cuarta de la Ley de Presupuestos Generales de la Comunidad Autónoma de Canarias para 2025. En este sentido, se establece que el personal que pase a desempeñar un puesto de gerente o de director gerente del SCS, cualquiera que sea la institución de procedencia, así como quienes provengan del desempeño de una actividad privada, por cuenta propia o ajena, no percibirá retribuciones inferiores a las que viniera percibiendo en el puesto que desempeñaba con anterioridad a su nombramiento”.
-Sé de tu vinculación con el Ejército. Te han hecho capitán médico. Eso es bonito, porque habla de vocación de servicio. ¿Cuál es tu misión?
“La misión de los reservistas voluntarios es la de apoyar a las Fuerzas Armadas en todos aquellos cometidos en los cuales podamos ser de utilidad o necesidad. Como capitán médico, mis labores giran en torno a la atención de cualquier incidencia médica que pudiera surgir en el trabajo diario de un acuartelamiento, durante una maniobra, un ejercicio de tiro o, incluso, durante una misión en el extranjero”.
-Una tarea arriesgada, ¿no?
“Bueno, vocacional. Pero es que además tenemos que atender al control de las situaciones de incapacidad temporal que se dan dentro del colectivo militar, redactar informes médicos y médico-periciales, valorar el estado de la salud periódica de los militares. Establecer, en suma, las aptitudes para el desempeño de la actividad militar y para poder ingresar en las FAS, así como asesorar al mando en lo referido a las condiciones de salud del personal a su cargo”.
-De tus especialidades, ¿con cuál te quedas?
“Yo, la especialidad que ejerzo es sólo una, la Medicina del Trabajo. El resto de las materias de mi currículo se refieren al estudio de los diferentes másteres que figuran en él. Si me tuviera que decantar por algo que realmente me entusiasma es la bioética. Es decir, trabajar para conseguir el bienestar y la paz social de las personas. Llegar a la convivencia mundial, a través de una implicación y dedicación trasversal para aunar a todas las materias y llegar a un consenso. Difícil, ¿no?”.
-Eso parece sólo filosofía, Fernando. Fuera de la realidad.
“Desgraciadamente. Vivimos momentos convulsos y parece que por pate de dirigentes de algunos países poderosos no se desea esa paz social, ni el bienestar mundial. Yo abogaré siempre para que la bioética se coloque en un primer plano en sus discursos y podamos llegar a un consenso para lograr un mundo mejor, con plena libertad y sin ataduras”.
-Regresemos brevemente a Canarias. ¿Ha caído en picado la atención médica en las islas?
“No, no creo que sea una cuestión generalizada ni en el SCS ni en la medicina privada. Hay muchos profesionales que se parten el lomo por ofrecer una atención médica de calidad, que se preocupan por sus pacientes y que les ofrecen lo mejor de su persona y le dedican todo su tiempo. La sociedad se ha vuelto muy exigente y todos quieren una atención médica inmediata y de calidad, con recursos cada vez más escasos. Es preciso educar a la población, por un lado; y, por otro lado, ser certeros en el reparto de esos recursos y organizar mejor la medicina pública. Pero, en general, tenemos excelentes profesionales y una buena Medicina”.