En un descubrimiento que reescribe lo que sabemos sobre la formación de nuestro planeta Tierra, investigadores han revelado que las extrañas formaciones encontradas en el manto terrestre son en realidad los vestigios de un antiguo planeta. Este planeta, que chocó con la Tierra hace miles de millones de años, no solo jugó un papel crucial en la creación de la luna sino que también dejó una huella indeleble en el corazón de nuestro planeta.
Las formaciones, denominadas grandes provincias de baja velocidad (LLVP) por su tendencia a ralentizar las ondas sísmicas, se encuentran en las profundidades bajo África y el Océano Pacífico. Descubiertas en la década de 1980, estas masas misteriosas, cada una aproximadamente dos veces el tamaño de la Luna, se han mantenido como un enigma para los geofísicos durante décadas.
La clave para desentrañar este misterio llegó con un estudio publicado recientemente en la revista científica Nature, que sugiere que las LLVP son de hecho restos del planeta Theia. Theia es el cuerpo celeste teorizado que colisionó con la Tierra primitiva en un evento catastrófico que se cree resultó en la formación de la Luna.
La ausencia de evidencia física de Theia había dejado a los científicos perplejos hasta ahora. La nueva teoría propone que, en lugar de ser expulsado al espacio, Theia fue absorbido en gran medida por la Tierra, dejando tras de sí las LLVP como cicatrices de este impacto primordial.
Este descubrimiento fue liderado por Qian Yuan, investigador postdoctoral de la OK Earl, quien inspirado por un seminario sobre la formación de planetas en 2019, tuvo una revelación. Yuan se dio cuenta de que el impactador rico en hierro, Theia, podría haber dejado su marca en la forma de LLVP dentro del manto terrestre.
Los LLVP fueron identificados originalmente a través del análisis de ondas sísmicas, que mostraron una composición inusualmente rica en hierro en estas regiones, lo que afectaba la velocidad de las ondas. La investigación de Yuan y su equipo propone que el manto de Theia, mezclado con el de la Tierra tras el impacto, eventualmente cristalizó para formar estas estructuras.
Theia y La Tierra podrían ser el mismo planeta
El estudio no solo sugiere que las LLVP son los restos de Theia sino que también son increíblemente antiguas. Este descubrimiento abre nuevas vías para entender la evolución temprana de la Tierra, incluyendo fenómenos como el inicio de la subducción y la formación de los primeros continentes.
Paul Asimow, profesor de Geología y Geoquímica, y parte del equipo de investigación, señala la importancia de estos hallazgos para comprender los eventos formativos de la Tierra. El estudio de las LLVP y su origen ofrece una perspectiva única sobre los procesos geológicos y tectónicos que han dado forma a nuestro planeta desde sus inicios.
«Una consecuencia lógica de la idea de que los LLVP son restos de Theia es que son muy antiguos «, dijo en un comunicado Paul Asimow, profesor de Geología y Geoquímica Eleanor y John R. McMillan, que también trabajó en la investigación. «Por lo tanto, tiene sentido investigar a continuación qué consecuencias tuvieron para la evolución más temprana de la Tierra, como el inicio de la subducción antes de que las condiciones fueran adecuadas para la tectónica de placas de estilo moderno, la formación de los primeros continentes y el origen de los más antiguos. minerales terrestres supervivientes», dijo Asimow.
Este avance representa un cambio paradigmático en nuestra comprensión de la historia geológica de la Tierra. Revela cómo los eventos cósmicos de magnitudes inimaginables han influido en la estructura y la composición de nuestro planeta, proporcionando un nuevo marco para explorar los misterios del interior terrestre.
La investigación continúa mientras los científicos buscan entender mejor las implicaciones de este descubrimiento. Lo que es seguro es que la narrativa de nuestro planeta y su luna está más entrelazada con los restos de otros cuerpos celestes de lo que se había imaginado anteriormente, un testimonio de la compleja y dinámica historia de nuestro sistema solar.