A sus 32 años, Hermes Suárez, transportista de profesión, padre de dos niños y esposo de Dácil, se enfrenta al mayor reto de su vida, que no es otro que superar el síndrome mielodisplásico que le fue diagnosticado el pasado mes de diciembre, un tipo de cáncer de sangre. Es una enfermedad poco común en pacientes de su edad, pero lo más importante es que tiene cura. Un trasplante de médula ósea permitiría a Hermes recuperar la vida que llevaba hace un año, antes de la pandemia, cuando había comenzado en un nuevo trabajo y la vida le sonreía.
“Justo había cambiado de trabajo, pero tanto mi madre como mi mujer me insistieron para que fuera al médico porque estaba perdiendo bastante peso. Así que fui a que me hicieran unos análisis”. Ahí empezó su camino hacia el diagnóstico que finalmente llegó en diciembre.
Como cualquier enfermedad de este tipo, lo primero que hizo fue comprobar si había alguien en su familia compatible. “Mi hermano lo es, pero solo al 50%, así que, aunque no es la mejor opción para mí, si finalmente no aparece un donante que sea compatible al 100%, tendré que tirar de mi hermano. Los médicos nos han dado un mes para buscar a ese donante, si no aparece, mi hermano me donará su médula. No quieren arriesgarse a esperar más porque la enfermedad podría complicarse mucho”, explica este joven, que vive en Taganana.
Este caso, como el de otros miles, podía haber acabado ahí, esperando a que en la Red Nacional de Donantes de Médula Ósea (Redmo) apareciera algún donante, y si no, aferrarse a la única posibilidad que tiene. Sin embargo, tanto él como su mujer, Dácil Perdomo, decidieron iniciar una campaña para dar a conocer precisamente esa red nacional, sistema que, a diferencia de otros, como el de la Organización Nacional de Transplantes o el de donación de sangre, es prácticamente desconocido. “Yo tengo un hermano, pero hay mucha gente que no tiene a nadie compatible, y esta red de donantes puede salvarles la vida”. “Todo el mundo piensa, cuando hablas de
donación de médula ósea, en la médula espinal, que es la que está dentro de la columna, pero hay otros tipos, como es mi caso, que es similar a una donación de sangre, un proceso indoloro”.
Se refiere Hermes a la aféresis, un tipo de donación en la cual solo se extrae de forma selectiva las células madre circulantes en la sangre, devolviendo el resto de la sangre al donante. La separación de las células madre se realiza mediante la centrifugación de la sangre en una máquina a la que el donante está conectado con un equipo completamente estéril y de un solo uso.
“Este proceso dura unas cuatro horas, en las que el paciente no corre ningún riesgo, ni sufre dolor, y que en dos días su organismo recupera totalmente las células madre donadas a través de este proceso”, explica este joven padre y marido. Además, añade que “simplemente con inscribirse en un registro y con un análisis puedes salvarle la vida a alguien, es así de sencillo, pero la gente lo desconoce”. Y en ese empeño por buscar a ese donante 100% compatible, pero también que haya otros que puedan verse beneficiados, Hermes y Dácil han iniciado una campaña en la plataforma Osoigo para conseguir que los políticos de Canarias los escuchen.
Su petición no es otra que la de que pongan recursos suficientes para que la gente sepa la existencia de Redmo, y de lo fácil que es ser donante de médula ósea y las vidas que con un simple gesto se podrían salvar. “Ahora mismo, la probabilidad de encontrar a un donante 100% compatible con Hermes es de uno entre 4.000, si hubiera más gente en el sistema sería más fácil”, explica Dácil. El proceso podría ser más sencillo, pero por ahora la persona interesada debe inscribirse en la red de donantes, imprimir su instancia y dirigirse al Hospital Universitario de Canarias, al banco de sangre y entregarla. Ahí empezará el proceso, el mismo que se activará cuando aparezca una compatibilidad, y se solicitará al donante que acuda al hospital.
Hermes está en estos momentos sometido a una “quimioterapia muy leve” que sobre todo le provoca cansancio. Si surgiera ese donante, cuya sangre puede venir de cualquier punto de España, se tendrá que desplazar hasta el Hospital Dr. Negrín de Las Palmas de Gran Canaria, donde le harían la intervención, y donde tendría que estar como mínimo unos tres meses. Tiene todo listo para irse igualmente con su hermano, pero no pierde la esperanza de que, dando a conocer su caso, aparezca ese donante que le dé la seguridad que necesita para curarse.
Dácil cuenta que el desconocimiento es tal que con la enfermedad de su marido, a pesar de que lo han explicado hasta la saciedad, se han llevado muchas decepciones. “En cuanto nombras la palabra donación de médula ósea la gente se echa para detrás. Le dicen ‘te quiero mucho Hermes, pero lo de donar no’ y se alejan”, lamenta.
Ambos tienen claro que el desconocimiento es el principal problema, por eso quieren que todo el mundo sepa lo fácil que es donar médula ósea. “La gente no se inscribe en el registro de donantes porque desconoce la realidad del proceso. O lo confunden con la médula espinal. Existe mucha desinformación y desconocimiento al respecto, sobre todo en los jóvenes, cuando precisamente son ellos, los ciudadanos de entre 18 y 40 años, los que pueden hacerse donantes”.
En su petición en Osoigo explican que ese desconocimiento en Canarias es mayor si cabe. “No tenemos campañas de promoción o información al respecto. Y desde aquí queremos dirigirnos también a nuestros representantes políticos en el Parlamento canario para demandar mayores labores informativas y de concienciación sobre este tema”, explican.