‘Ángeles’ de compañía

Cáritas pone en marcha un programa pionero en Canarias a través de un proyecto piloto en Santa Cruz, dirigido a acompañar a mayores que viven solos en sus casas, una cifra que en la capital supera los 4.700; la entidad ya cuenta con una treintena de voluntarios y ocho acompañamientos
ÁNGELES DE COMPAÑÍA CÁRITAS
ÁNGELES DE COMPAÑÍA CÁRITAS
AG

No es una cifra cualquiera. No es un dato que permita mirar para otro lado como si no fuera con la sociedad a la que pertenecen, la misma que ha logrado los máximos niveles de bienestar, en la que la esperanza de vida es cada vez mayor y en la que se apuesta por el envejecimiento activo para que la gente llegue a mayor con las mejores capacidades posibles. Son más de 4.700 los mayores que viven solos en Santa Cruz, una población que supera los 50.000 individuos de más de 65 años y entre los que al menos 27.000 tienen más de 85 años. Estos datos ponen de manifiesto que las políticas sociales dirigidas a este núcleo de población deben cobrar peso dentro de las instituciones. De momento, en la capital, una entidad como Cáritas Diocesana ha dado un primer paso para poner cara a la soledad de los mayores. Y lo ha hecho con la puesta en marcha del que pretende ser el primer programa de acompañamiento de mayores en la Isla. Desde hace unas semanas, este proyecto pionero en Canarias ya funciona en Santa Cruz como prueba piloto, con ocho acompañamientos efectivos y más de una treintena de voluntarios dispuestos a incorporarse a esta iniciativa en los próximos meses.

“La soledad es uno de los grandes problemas de nuestra sociedad, con una población que envejece a un ritmo acelerado y que, en muchos casos, llega en muy buen estado de salud y eso significa también que vamos a tener más mayores en domicilios”. Así explica Vicky Hernández, trabajadora social de Cáritas y responsable del programa de mayores de la entidad el objetivo de esta iniciativa con una doble vertiente: los ancianos y los voluntarios.

“El programa consiste en llegar a aquellos mayores que están en domicilio y que de alguna forma están aislados. Puede que tengan familia pero no viven con ellos y la realidad es que pasan muchas horas solos”, explica Hernández, quien añade que, en el otro lado, están los voluntarios. “Con ellos se completa el círculo de forma que ahora mismo estamos creando un programa especial de voluntariado de mayores que vaya a los domicilios”. Para ello, Cáritas se encarga de dar la formación, “lo hacemos dentro de las parroquias con el objetivo de que se trasladen a las casas de los mayores que viven en su zona, en su barrio, y les acompañen”.

El sistema que está poniendo en marcha la entidad social busca que el compromiso sea sincero, serio y mantenido en el tiempo, por eso, “el acompañamiento consiste en una hora a la semana a una persona en concreto, es decir, siempre va a estar acompañada del mismo voluntario, en un horario que se consensúa entre los dos. El voluntario expone cual es su disponibilidad de tiempo y el mayor el día y si por la mañana o por la tarde le viene mejor”. De esta forma, explican desde Cáritas, se aseguran que el compromiso no suponga una obligación.

El área de la Cruz del Señor ha sido la primera en la que se ha puesto en marcha el programa piloto; le seguirá la zona centro en enero

Zonas de actuación

Aunque lleva unos pocos meses de recorrido, la realidad es que la respuesta ha sido muy positiva. “Ahora mismo tenemos tres zonas, dos en las que estamos trabajando, mientras que la tercera está parada. En el barrio de La Salud hay 18 voluntarios activos, de los cuales, ahora mismo hay ocho acompañamientos, el resto está pendiente de las visitas a los mayores para seguir sumándolos al proyecto”.

Hernández reconoce que la respuesta de los voluntarios “ha sido muy sorprendente”. “Desde el mes de julio -continúa- el párroco de la Cruz del Señor (primer lugar en el que se está desarrollando el proyecto) ya empezó a hablarle a la gente de que se iba a hacer este proyecto, en las misas recordaba a las personas que estuvieran interesadas en participar, que se podían ir apuntando en una lista. Pasado el verano, tomamos contactos con los voluntarios de la lista, nos reunimos con ellos y efectivamente todo seguían interesados y fue entonces cuando pusimos el proyecto en marcha”.
La formación se continuó con la zona centro de Santa Cruz en la que ya se ha empezado las reuniones con los voluntarios que están interesados. “Hay una media de 14 personas. Ellos sí que nos han pedido que el acompañamiento se produzca después de enero”, detalla la trabajadora social.

Hernández acompaña a cada uno de los voluntarios en sus primeras visitas para presentarlos e introducirlos en la rutina de los mayores. Antes, ella los ha contactado junto al párroco, los trabajadores sociales de los centros de salud o las enfermeras de enlace como el caso de la Cruz del Señor. “Tenemos casos impresionantes de mayores que me han hecho emocionarme”, reconoce Hernández. “Me ha impresionado la riqueza humana que atesoran estas personas. Pero además no solo por la necesidades que se desprenden de la soledad y que pueden suplirse con otros servicios como la ayuda a domicilio, me refiero casos de gente totalmente sola, sin familia, que te muestran una riqueza que te hace plantearte que mundo tan bonito nos estamos perdiendo”. Como responsable del programa, Hernández habla con verdadera pasión de esta iniciativa y admite que “te acabas enamorando de esas personas en cuanto las conoces”.

El proceso para conectar a voluntarios y mayores es lento y cuidadoso. “Los primeros días que hemos ido con los voluntarios, la mayoría iban con el miedo de si serían capaces de conectar con un desconocido, se preguntaban qué le iban a decir, y, sin embargo, cuando llegan al domicilio no hace falta nada, los mayores ya introducen toda la conversación, empiezan a contar un montón de cosas, preguntan otras tantas y sientes que empieza a surgir una verdadera amistad. Se crea una relación muy bonita”, detalla la trabajadora social.

La media de edad de los ancianos que participan en el proyecto es de 80 años y la de los ‘ángeles’ de compañía ronda los 50

Necesidades

La experiencia que se desprende de los primeros acompañamientos, explica Hernández, refleja bien la necesidad de los mayores de disfrutar de esa compañía. “Al principio, aprovechaban esa hora para decir todo lo que tenían que decir hasta comprobar que iban a seguir viniendo”. Y eso es lo que precisamente se está haciendo en estos momentos. “Estamos en el proceso de escucha; cuando se afiance más la relación, queremos meter también actividades”.

Para ser beneficiario del programa no se necesita ningún requisito especial. “Que estén solos y que ellos quieran ese acompañamiento”, porque, como aclara Hernández, “hemos visitado mayores que no quieren ese acompañamiento, que llevan toda la vida viviendo solos y te dicen que viven muy bien así. Creo que incluso puede que les moleste la compañía”. La media de edad de los mayores es de 80 años.

Vicky Hernández: “Los voluntarios se convierten en la luz que entra por la casa”

“Hay una expresión que resume muy bien la situación y que utilizó la enfermera de enlace que nos ha ayudado a dar la formación, Nieves Montesinos, y es que al final, el voluntario se convierte en la luz que entra por la casa y ellos te reciben de esa forma diciendo que bueno que estés aquí, que bueno este ratito contigo”. La coordinadora del programa de mayores de Cáritas detalla que entre el voluntariado, “hay un poco de todo”. “Incluso tenemos uno que tiene 82 años y acompaña a una de 83”, comenta Hernández. Este es una excepción porque la media de edad de los voluntarios es de 50 años. “Se trata de gente comprometida que lo vive con ilusión”, explica la trabajadora social. “Si alguien quiere ser voluntario puede dirigirse a la parroquia de su zona o si no son de las áreas de las que estamos hablando lo mejor es que se dirijan a Cáritas para que los pongan en contacto con el proyecto de mayores”, aclara. En cuanto al número de acompañamientos al que se quiere llegar, “dependerá del número de voluntarios porque, lamentablemente, mayores solos tenemos muchísimos”.

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